miércoles, abril 28, 2010

¿Quo vadis 2009?

(Publicado en revista Puerto Mayor-2009)

Si solo nos guiáramos por las señales económicas y financieras que provienen de todos los rincones del planeta, no cabe duda que muchos decidirían encerrarse en sus casas durante todo el 2009 y asomar levemente la cabeza para otear el ambiente por allá por el otoño del 2010. Algunos - los más pesimistas seguramente - saldrían solo para cumplir con los deberes cívicos de diciembre del bicentenario (del bamba porque el verdadero es el del 2018).
Así están las cosas de complicadas. No solo para los chilenos, que según nos dicen las autoridades, los políticos, los economistas y los garúes en diversas disciplinas, será bastante más suave que para el resto del mundo. ¿Irá a ser cierto? Que nos va a doler no hay duda pero aparentemente la magnitud del padecimiento será tolerable. Que Dios nos pille confesados.
Frente a un panorama adornado de pronósticos pesimistas hay a lo menos dos soluciones. La primera, seguir la recomendación de un político de viejo cuño que decía que hay cosas se solucionan solas y otras que no tienen solución. Esta sería una postura cómoda, egoísta y sin ganas de involucrarse en las soluciones. La otra fórmula es la de jugarse con alguna propuesta y llevarla a cabo sin claudicar. Esta ha sido la forma que en todo el mundo se está comenzando a aplicar. Las empresas, los gobiernos y las personas comunes y corrientes lo hacen. Todos están buscando la mejor forma de navegar en mar gruesa a partir…yo diría…desde que los cabros vuelvan a clases. Es decir, marzo. En ese mes pueden aparecer los primeros vientos arremolinados que anticipan la tormenta. Como dicen los huasos del sur “afirmarse bien que vamos a galopiar”.
Afortunadamente hay dos cosas favorables para los chilenos. La billetera del Estado está con fondos suficientes para atender este período de vacas flacas (por suerte nadie le hizo caso al senador Frei cuando dijo que había que gastarse los ahorros para no dejarle plata a un gobierno de la derecha). Por lo tanto, puede gastar hasta que le duela en obras de infraestructura, apoyo a las pequeñas y medianas empresas, en investigación y desarrollo y si es necesario, prescindir de algunos impuestos molestos para el desarrollo. Y lo segundo es - aunque esto no tenga mucho rigor técnico- que los tarotistas, videntes, brujos y oficios afines, coinciden en que a pesar de que el futuro inmediato será duro, por más o menos año y medio, después las cosas mejorarán una barbaridad y volverán las vacas a ponerse obesas, tetonas y productivas.
No obstante, lo más importante de todo, en mi opinión, es la conducta que adopte el hombre (y la mujer) para enfrentar esta situación de crisis. Al respecto sin embargo, cabe hacer una distinción. Una gran mayoría de los chilenos, la llamada “clase media” y “los pobres”, forman en conjunto algo así como del 95% de la población nacional y este inmenso segmento, tiene o ha tenido experiencia con las crisis económicas y sociales a lo largo de su vida. Es decir, son personas que tienen gran experticia en apretarse el cinturón, vivir endeudados, comer mal y poco, sufrir con la inflación, perder regularmente el empleo y en soportar los rigores más extremos que le afectan a causa de la macroeconomía, aún cuando su mundo real y verdadero es el de la microeconomía.
Frente a situaciones tan concretas y dramáticas es difícil dar recetas. Sin embargo, existe algo en el ser humano que lo hace especial y que en este caso creo que será fundamental. La actitud. Y particularmente la actitud positiva.
Mantener una actitud positiva, como forma de enfrentar la vida (lo bueno y lo malo) a lo largo de nuestra vida nos ayuda a llenarnos de energía positiva y a resolver los problemas que se nos presentan. Y esto también nos ayuda en nuestras relaciones con los demás. Y esta forma de comportarnos será particularmente esencial del 2009 al 2010
Con crisis o sin crisis la vida sigue. Lo importante es cómo la enfrentamos y qué hacemos para que el barco llegue a destino. Una buena actitud positiva hace posible que seamos exitosos en nuestras misiones. Nos da energía lograr los propósitos, hace crecer nuestro potencial. Hace que el viaje sea más agradable.
La experiencia que tengo me ha permitido reconocer en las personas con actitud positiva un conjunto de atributos dignos de copiar y que comparto con mis lectores:
• Creen en sí mismos
• Están dispuestos a ver lo mejor en los otros
• Ayudan a los demás
• Pueden ver oportunidades en todas partes y circunstancias
• Se enfocan en las soluciones y no en los problemas
• Son persistentes y se niegan al desánimo
• Asumen plena responsabilidad por sus pensamientos y acciones.
Ser positivo es una actitud que marca la diferencia. Es simplemente la capacidad de ver el vaso medio lleno cuando los demás lo ven medio vacío. Es, en verdad, una forma de vida que cambia nuestras vidas. Es lo que necesitaremos tan pronto termine el verano.

Iquique abierto todo el año

Iquique, abierto todo el año
(Publicado en la revista Puerto Mayor diciembre 2010)

Al término del caluroso verano iquiqueño que se prolongó más de la cuenta, vale la pena reflexionar sobre cómo lo hizo la ciudad en su condición de anfitriona de miles de veraneantes, visitas o turistas que decidieron pasar algunos días entre nosotros. Seguramente que - con algunas experiencias no tan buenas y muy puntuales que nunca pueden faltar- podríamos asegurar que “todo el mundo” quedó encantado con su decisión de haber seleccionado a Iquique como su lugar para el merecido descanso de vacaciones. Nos sentimos orgullosos de haber hecho bien la pega y que hayan abandonado la ciudad con una amplia sonrisa y renovadas energías para enfrentar un año que se presagia crítico.
La segunda reflexión es que sin duda la oferta iquiqueña se vio muy fortalecida con los eventos de entretención dentro de los cuales el más destacado fue el Festival del Verano, que en esta segunda versión cada vez más profesionalizada, nos puso en los titulares de la prensa nacional. Hubo hasta odiosas comparaciones con el festival de Viña del Mar que este año celebró 50 años de vida. A pesar de la inmensa diferencia de presupuesto y de experticia en el mundo del show business principalmente, lo nuestro sacó fuertes aplausos al igual que los artistas invitados. Nada que envidiarle a los “monstruos” consagrados. Lo hicimos muy bien.
Consecuencia de lo anterior, hemos asumido - sin querer queriendo - una responsabilidad a la cual no podremos eludir de aquí a la eternidad. Todo viaje, aunque sea el de la vuelta al mundo o a la manzana del barrio, siempre comienza con un primer paso. Y ya llevamos dos.
Mi tercera reflexión es una duda casi filosófica ¿Debemos hacer turismo siempre pensando en los de afuera? ¿Acaso quienes estamos aquí siempre, no nos merecemos también que se nos considere “turistas puertas adentro”. El evento del Festival ¿fue para los locales o para los que nos visitan? Yo creo que el 90 % fue mercado interno. Y eso me parece grandioso.
Siguiendo con esta línea argumental, pienso que esta ciudad debe estar todo el año con el semáforo en verde. Le sugeriría a la alcaldesa un decreto declarando a Iquique siempre en temporada alta y abierto los 365 días del año. El consumo interno es fundamental, por lo cual debe haber una oferta permanente para los residentes. Especialmente cuando se presume menor crecimiento y crisis en la economía.
Hay que darle un trato especial a los citadinos. Hacerles “cariñitos y buenas ofertas” en precios y servicios, es indispensable aquello de “la caridad empieza por casa”. Los valores podrían ser diferentes para los turistas in door. Hay que sacar a las personas de sus casas con ofertas tipo El Padrino, imposibles de rechazar.
Seguro que muchos proveedores de servicios relacionados con el turismo dicen que aplican esta política. Pero, tengo algunos amigos expertos, consumidores compulsivos y hábiles descubridores de las mejores y más variadas “picadas” de la ciudad que me aseguran, por ejemplo, que un happy hours en el ardiente febrero tiene el mismo precio que en el frío agosto. A mi no me consta, pero puede ser. A lo mejor uno de estos días salgo a cotizar.

Chile 8.8 Reichter

(Publicado en revista Puerto Mayor, marzo 2010)

Chile es un país de contrastes y no solo a causa de su loca geografía, franqueada por desiertos, hielos, cordillera y mar. Sin embargo, el mayor contraste, creo yo, es la forma en que funcionamos los chilenos en circunstancias especiales, por ejemplo los terremotos.
Estos eventos, que han estado desde siempre en nuestras vidas, nos han transformado en expertos en movimientos sísmicos. Tenemos muchos grados telúricos acumulados en el cuerpo. A nosotros no nos cuentan cuentos sobre cómo son, cómo ocurren, cómo se sienten y particularmente, qué es lo que hay que hacer para ponerse de pie y seguir caminando.
El sábado durante la madrugada volvimos a ser probados, con un gran terremoto. Uno de los más fuertes registrados en la historia telúrica de la Tierra. Y bueno, aquí estamos otra vez, iniciando la reconstrucción, expresando nuestra solidaridad y disponiéndonos a enfrentar el futuro con optimismo.
Pero en esta oportunidad hubo diferencias importantes. Chile nunca había estado mejor preparado en todo sentido para enfrentar una situación como la vivida. Con una economía muy sólida, con fondos públicos suficientes y disponibles para enfrentar sin problemas gastos extras e inversiones de gran magnitud. Una infraestructura vial moderna y de primer nivel que nos une de manera rápida, fácil y segura por todo el país. Con tecnología de punta en donde Internet y comunicaciones telefónicas celulares están ampliamente masificadas. Con Fuerzas Armadas y de Orden altamente profesionalizadas, con tecnología y equipamiento moderno. Con sistemas logísticos, de transporte y de distribución de bienes y servicios a lo largo y ancho de todo el país. Con centros de distribución y cadenas de supermercados capaces de abastecer sin límites las principales comunidades del territorio nacional. En resumen, una nación moderna, eficiente, organizada y con un gran prestigio internacional por su orden, disciplina y eficiencia.
Sin embargo, todo, o casi todo falló la madrugada del sábado 27 de febrero. El ex presidente Lagos solía decir “hay que dejar que las instituciones funcionen”. Pues bien, las instituciones definitivamente no funcionaron. Fue patético ver un minúsculo grupo de funcionarios en la ONEMI - incluida la Presidenta - absolutamente sobrepasados por los acontecimientos. Se podía advertir que no sabían nada de lo que estaba ocurriendo en Chile. Ni siquiera a pocos kilómetros de Santiago (cito el caso de Llolleo). Y eso se prolongó por mucho tiempo. A más de 48 horas del terremoto y los tsunamis subsiguientes, se desconocía que hubieran ocurrido.
Este es un notorio contraste. Uno de los países más modernos y avanzados del continente sobrepasado por los acontecimientos. Luego se harán los análisis, por ahora hay que concentrarse en la reconstrucción y en la normalización del país. A lo más, dejar anotado lo que no funcionó. Yo identifico a lo menos lo siguiente: a) Las comunicaciones. Es indispensable contar con los sistemas y el equipamiento más moderno y seguro disponible del mundo moderno. b) La Oficina de Emergencias. El solo nombre de “oficina”, ya suena insuficiente y precario. Se debe crear un gran centro logístico descentralizado, moderno, altamente tecnificado y con autonomía de gestión y financiera. c) El centralismo. Suele decirse que “Dios está en todas partes pero que atiende en Santiago”. La concentración en Santiago de todas las decisiones, deja con las manos atadas a las autoridades regionales. No se puede ser eficiente con esta forma de organización. d) Las Fuerzas Armadas. No puede prescindirse de ellas en circunstancias de este tipo. Ni menos por razones ideológicas como se desprende de las palabras del ministro Sergio Bitar. Ellas son parte de la organización del Estado.

El escándalo del hoyo 19

(Publicado en la revista Puerto Mayor de Iquique, febrero 2010)

Para entender esta crónica algo hay que saber de golf. A lo menos lo teórico. Se trata de un deporte cuyo objetivo es introducir una bola en cada uno de los 18 hoyos distribuidos en un campo o cancha al aire libre. Gana el que lo hace en el menor número de golpes. Para cada golpe, se utiliza un palo diferente según el grado de dificultad, distancia y condiciones ambientales para llegar al hoyo respectivo
Lo segundo a saber es que hay un norteamericano de color llamado Tiger Woods que es el mejor del mundo y que ya ha amasado una fortuna de más de mil millones de dólares en este asunto de palos, hoyos y pelotas.
El asunto es que hace unas semanas fue sorprendido por su señora jugando en otras canchas, en canchas ilícitas, en campos prohibidos. Estaba feliz metiendo las bolas en otros hoyos. Lo podríamos denominar jugando en el hoyo 19. Es decir, en un hoyo anexo al reglamentario.
El, queriendo ser siempre el mejor, había tomado la costumbre de irse una vez a la semana con su palo y pelotas favoritas a practicar en otros campos, donde encontraba hierba más tierna en los fairways, los lomajes eran más pronunciados y donde podía darle duro más seguido y sin público.
Esto produjo un escándalo de proporciones pues T. Woods en USA es un ídolo indiscutido. Una figura mítica, casi sagrada. Un símbolo, un icono.
El affaire se desencadenó cuando la prensa dio a conocer que el jugador llegó a un centro médico tras un golpe ocasionado por su media naranja aparentemente con un bate de béisbol que casi hizo “jonron” con la cabeza.
A pesar que nuestro deportista estaba acostumbrado a los obstáculos (bunker en lenguaje del golf) que siempre hay en los fairway (por donde se hace correr la bola) y especialmente en los green (zona que rodea los hoyos) su bunker-cónyuge parece ser el más difícil de toda su carrera profesional. Los expertos opinan que es muy difícil que salga vivo pues ni el viento está soplando a su favor.
El error fatal de Tiger, al parecer fue no hacer los approach (acercamientos) previos prefiriendo irse con todo al hoyo anexo tan pronto la cancha le abrió los espacios.
La señora de Tiger se puso muy molesta al saber que su marido estaba golpeando en otras canchas y en hoyos que desconocía. Luego también se enteró que no era una, sino muchas las canchas que visitaba el tigre.
A pesar de eso Tiger no elegía fácilmente sus hoyos. Le gustaban los hoyos difíciles, con riesgos, con trampas, con pendientes pronunciadas, longitud adecuada, zonas ásperas, visibilidad, ángulo, etc. Además los prefería calientes, por eso practicaba a pleno sol, asegurando que así la metida en los hoyos era más expedita ya que el palo se dilataba y golpeaba más fuerte.
Pero estas argumentaciones técnicas no convencieron a la tigresa, la que insistió en exigirle a su marido no solo abandonar los circuitos externos de inmediato sino que pedirle el divorcio, lo que por extensión debe entenderse como pedirle la mitad de su cuantiosa fortuna.
El resultado final de este juego es impredecible. Lo que se supone es que Tiger Woods tiene mucho que perder (especialmente plata) la posible tutela de sus hijos, la imagen, en fin, todo ese mundo maravilloso que había formado. Y todo por un hoyo. Hay hoyos que matan o arruinan. Digo yo

El negrito de Harvard

(Publicado en la Estrella de Iquique el 7 de marzo de 2010)

El gabinete del presidente electo me recordó mi ya lejano paso por la U de Chile, aún cuando todavía sigo vinculado a la enseñanza superior porque me gusta hacer clases y además, por la sabia frase esa que dice: los que saben hacen, los que no saben enseñan. Y en eso he estado en los últimos años, enseñando y aprendiendo. Por eso también pasé dos años en un Magíster en Educación, porque en estos tiempos, no basta saber, hay que demostrarlo cada cierto tiempo. Es el “kaysen” japonés aplicado a la enseñanza y el aprendizaje. La mejora continua.
Si yo en este momento buscara una posición laboral en el nuevo gobierno, sin duda que no daría el ancho ni el largo. Uno, porque ya he acumulado demasiados años y lo otro porque, aún cuando me gradué con un nivel de desempeño estacado (cum laude como se dice en latín) mi título profesional de Administrador Público y la Licenciatura en Ciencias Políticas, valen hongo. En la actualidad tener un título profesional, es un estándar. Es el comienzo del camino. De aquí para arriba se cuenta la cosa. Post grados, post títulos, ojala en universidades de clase mundial y si es Harvard, ya estamos hablando de palabras mayores, porque es la número uno a nivel planetario.
El gabinete de excelencia que eligió Piñera, tiene atragantado al gobierno que se va. Ellos estaban acostumbrados a poner el requisito de la “calidad” entre lo deseable, pero no como esencial a la hora de elegir los equipos. Una vez cumplidos los requisitos mínimos uno de los cuales era, temperatura corporal cercana a 37º C, ya se superaba la primera valla. Todo el resto era currículo político, contactos políticos y pensar 100% como político. Si era PPD por ejemplo, tenía que “pensar PPD”.
Los políticos y los partidos son importantes en todo gobierno y para el funcionamiento de la democracia. Pero otra cosa es tener toda la administración del Estado llena de políticos, lo que es absurdo porque también alguien tiene que trabajar. Los pájaros de mal agüero aseguran un futuro catastrófico porque el nuevo gabinete no tiene políticos. ¿Pero si ya hemos tenido tantos políticos en veinte años, para que queremos más? ¿Por qué no probamos ahora con gente que sepa y que además, quiera trabajar?
Superado el primer nivel – el nombramiento ministerial- ahora han llegado algunos políticos en las subsecretarías. Luego vendrán jefes de servicios, intendentes y gobernadores. En estos niveles habrían seguramente otros políticos.
Yo no pretendo objetar las decisiones que tome Piñera, pero si me pidieran mi opinión, yo diría: “ojala sean los menos”. Y es más, sugeriría para Tarapacá, un Intendente técnico y de afuera. No me importa que no tenga apellidos europeos ni pedigrí socio económico. Podría ser un negrito de Harvard cualquiera, un chilenito autóctono, un huaso de Harvard, pero que haya pasado la prueba de la blancura académica.
En esta región, la experiencia llenando los cargos con políticos fue un desastre agravado por las nominaciones a dedo, que entre paréntesis todos saben a quien pertenece la mano que movió los dedos. Pero ese es otro cuento. Digo yo.

La entrevista laboral

(Publicado en la Estrella de Iquique el 28 de marzo de 2010)

Si ha seguido mis últimas columnas sobre las vicisitudes del cesante a causa del cambio de actores en el aparato público, yo podría deducir que usted es una persona persistente, curiosa, motivada, proactiva, con buen sentido del humor, socialmente activo, imaginativo, evolucionado, asertivo y eventualmente masoquista (si es que está en la categoría de afectado por el despido).
Esto es más o menos lo que hacen los psicólogos a partir del conocimiento que adquieren de nosotros en una entrevista Nos sacan una foto (de nuestro ser inconsciente), construyen un perfil y proyectan ese comportamiento deduciendo cómo deberíamos ser en lo personal, social, adaptativo o relacional, en el futuro.
Hoy compartiré algunas ideas sobre la experiencia que podrían vivir los afectados, en una entrevista laboral con el psicólogo. En esa instancia, se estará solo frente al profesional jugándose por un futuro mejor al actual. Pero con una gran desventaja. El interlocutor sabe casi todo del cesante. Desde el día que nació hasta su último deceso laboral sin excluir sus visitas al Dicom. Tan pronto puso el RUT en el currículo, abrió su diario de vida de par en par. Y si algo no sabe, él lo interrogará hasta que confiese. Frente a su inquisidor, cualquier paso en falso (gesto, palabra, actitud) puede ser fatal y quedaría fuera de las estadísticas como fuerza laboral del país. Para ayudar, ofrezco tres tips básicos para mejorar la performance con el “loquero”:
1. Siéntese bien. La espalda firmemente apoyada en el respaldo de la silla. No al borde ni medio pupilo. El experto podría dar a esto varias lecturas: asustadizo, inseguro, tímido, ansioso, tendencia a la huida o con problemas digestivos.
2. La clave es el lenguaje. Use un tono de voz agradable y de volumen adecuado. Que se le escuche fuerte y claro. Si habla como Horacio de la Peña, es coloquial, vacilante o tiene muletillas persistentes, el fracaso llegará al primer set. En cuanto al lenguaje no verbal (gestos, movimientos, mirada, actitudes, forma de vestir) recordar que una imagen vale más que mil palabras. Si estuvo comiendo chicle, saludó de beso, miró a cada rato para el techo, se metió en dedo en la nariz, se pellizcó la espinilla, se peinó con los dedos, se mascó las uñas, tiene perforada la nariz por un fierro o tatuados símbolos tribales visibles, podrían declararlo “no recomendable” con solo mirarlo.
3. El testeo no es leseo. Las armas secretas del psicólogo son los tests. Pruebas que le dejarán desnuda hasta el alma. Con estos instrumentos le sacarán todo lo escondido en su inconciente. Con esa base de datos (desde su más tierna infancia), deducirán cómo debiera ser su desempeño futuro, sus defectos y sus virtudes. Por ejemplo, si a los dos años de edad aquel episodio de caerse sobre el chupete no tuvo mayor incidencia, después del test la interpretación podría sugerir que es un potencial acosador sexual. Sugiero prestarle mucha atención a los tests y contestarlos de manera relajada y sincera.
Al respecto, hay un test al cual le tengo mucho respeto: el Rorschach, más conocido como el test de las manchas. En otra oportunidad les contaré mi experiencia personal. Les anticipo que en todas las láminas siempre vi puras “cochinadas”. Creo que por eso soy como soy. Digo yo.

Manual para cesantes II

Manual para cesantes II

Siguiendo con la guía orientadora del domingo pasado, dirigida a quienes deben soportar el alejamiento involuntario de la administración del Estado y ya superada la fase de la rabia, la frustración, el lamento y el cuestionamiento del ¿por qué a mí?, agrego mis recomendaciones finales:
1) El verdadero “cambio” ocurrirá en territorio propio: su hogar. Todo comenzará cuando empiece a cooperar con algunas pequeños tareas voluntarias en la cocina; en el jardín (el jardinero será despedido casi simultáneamente con usted); en las compras semanales, o haciéndose el comedido secando la loza, poniendo la mesa o preparando los postres, que sospechosamente ahora a todos les encantan. Y de allí para delante, ni le cuento, su nueva pega ad honorem será exponencial. Acostúmbrese al cambio.
2) Durante un tiempo andará con las defensas muy bajas, sensible y vulnerable. Al comienzo se reirá con las bromas y chistes de sus “amigos”, pero pasadas algunas semanas empezará a odiarlos. Cruzará a la vereda del frente para no chocarse con esos ex amigos. Un tiempo querrá sumergirse y tratará de ocultarse al mundo, lo que es un error fatal del cesante público. Es precisamente lo que no debe hacer. Al revés, debe ponerse en vitrina y con su mejor cara. Salga del closet rápidamente.
3) Su imagen será fundamental en este período. Si nunca valorizó este aspecto (como buen funcionario público que fue) es tiempo de recordar que ese viejo slogan comercial “bien vestido bien recibido” tiene plena eficacia en estos tiempos. Si no sabe como hacerlo, una autoridad local que podría repetirse el plato, gustoso lo asesoraría. No espere que vuelva la moda de los 80. Deshágase de esa ropa old fashion que compró a precio contado, luego de pedir tres cotizaciones. Póngase pintas ganadoras.
4) Si cree que funcionará alguno de los 20 currículos que repartió a diestra (a sinistra no es recomendable en estos tiempos) olvídese de aquello. A usted que estuvo en el estrellato nadie le contratará por su pasado. Al contrario, podría perjudicarlo si lo cuenta con detalles. Lo único que podría funcionar es su nivel de contactos, simpatía personal o el pequeño fondo formado con pitutos extras que hizo, mientras profitó de su sostenedor el señor Fisco. Y lo que también suele funcionar es regalarles pasas para la memoria a todos aquellos tipos a los cuales favoreció cuando usted estaba entre los top ten locales.
5) La pesca es más eficiente con red. Para “pescar empleo”, hay que utilizar redes. ¿Armó las redes? ¿O ni siquiera eso hizo? Además, ahora usted es la carnada, el señuelo para el pescador, que puede ser una empresa o un head hunter (caza talentos, según una mala traducción). Debe desarrollar lo que se conoce como “empleabilidad”. Es cuando usted no sale a buscar empleo, sino que van a su casa a ofrecérselo. Pero esa capacidad tendría que habérsela ganado. Por lo tanto, si no logró seguir en el nuevo gobierno es porque es un político consecuente o fue un político incompetente.
La próxima semana les hablaré sobre la mejor forma de confeccionar un curriculum para no hacer el ridiculum y la manera óptima de enfrentar la entrevista con el psicólogo. Les prometo que revelaré los trucos más eficaces para convencer a los “loqueros” de que estamos cuerdos y hacer que algún cazador de talentos nos reclute a pesar de todas nuestras incompetencias. Será mi humilde contribución para crear el millón de empleos. Digo yo.

Manual para cesantes I

(Publicado en diario la estrella de Iquique el 14 de marzo de 2010)

Esta es una contribución a las personas que por el “cambio”, han debido o deberán alejarse de un cargo público. Yo he vivido varias veces el proceso de la “desvinculación”, un eufemismo técnico para la dolorosa PLR. La recibí varias veces en mi vida laboral. Aclaro que el dolor no es físico, es emocional. Un golpe al orgullo, al ego, pero igual duele. Siento una suerte de hermandad con los caídos, por eso entrego algunas recomendaciones para mis hermanos en dolor y también para prevenir a los que recién se incorporan:
a) La cesantía en la administración pública no llega de un día para otro. Si usted hubiese estado atento a las múltiples señales, habría tenido encendida la alerta roja (salvo que esperase que se lo informara la ONEMI). Hay que estar siempre “ojo al charqui”. Los cambios de gobierno, de parlamentarios o intendentes, son señales potentes. Despabílese.
b) Si es una persona natural con fines de lucro, esto es, que trabaja para un empleador aún cuando sea público, debe tener siempre presente que en algún momento de su vida (o en varios) le darán el fatídico sobre azul. Parodiando al cantante mexicano Pedro Vargas, “lo importante no es salir primero sino que hay que saber salir”. Muestre hidalguía, honorabilidad, nada de odios y menos tiritones de pera. Sea bien hombrecito (o mujercita) para sus cosas y váyase para la casa con la cabeza erguida. No de la apariencia de ser un hombre muerto caminando. Acuérdese que desde el día siguiente debe salir a buscar empleo y nadie le ofrece pega a un cadáver.
c) Ponga en ejecución el plan B, los pitutos. Esos que debería haber “precocido” cuando estaba con la información calificada en sus manos, las redes sociales a su disposición y las partidas presupuestarias abiertas. Si cree que encontrará empleo por los diarios, perdóneme que le llame ingenuo, por no decirle otra cosa. La palabra clave aquí es “contactos”. A futuro avívese y repare con tiempo su plan de evacuación y salvataje.
d) Piense positivo, es la ocasión para el gran cambio que siempre deseó hacer en su vida. Pasar de odiado burócrata a empresario. Aquellos hobbies que realizaba por placer los fines de semana (mueblería, repostería, cerámica en frío, pintura, chacrita hidropónica, etc.) pueden ser su tabla de salvación. Lo que está prohibido categóricamente es la socorrida compra del taxi. Descártelo de plano, también las asesorías, porque esas serán el coto de caza de los que llegan.
e) Si está conciente que la posibilidad de desempleo es directamente proporcional a la importancia del cargo desempeñado, asuma que entre más subió, la caída será más violenta. A eso agréguele que a diferencia de los fallecidos - que siempre serán bien recordados- los cesantes políticos deben resistir las múltiples versiones que circularán de su desempeño laboral, donde se pondrá en tela de juicio su honestidad, sus preferencias sexuales, las horas extras de su secretaria, el uso del vehículo fiscal o que le vieron el una disco gay. Por si las moscas, cuide la imagen siempre. Es y será su principal activo.
Por razones de espacio, esta guía seguirá la próxima semana incluyendo también recomendaciones para la fase de búsqueda de empleo (entrevista psicológica, elaboración de currículo, etc.). Será mi contribución al Presidente para el millón de nuevos empleos. Digo yo.

Los impuestos, impuestos

(Publicado en la Estrella de Iquique el 4 de abril de 2010)
La sola mención de la palabra “impuestos”, me molesta. Si fueran voluntarios los podría aceptar, pero cuando se trata de impuestos impuestos, los rechazo. Será porque llevan implícita esa idea de imponer, de obligar y principalmente de restar. Y yo, de las operaciones matemáticas siempre he preferido sumar y multiplicar. Me carga restar.
Cuando niño en Santiago, me pasé casi todo un verano en el subterráneo de una librería haciendo un inventario, para ganarme unas pocas lucas. Al final, me pagaron la cifra convenida y me restaron algo por alguna razón extraña para mí a esa altura de mi vida: descuentos legales. Ese descuento me resultó doloroso, oprobioso y lesivo, mucho más terrible que los interminables días que pasé en esa mazmorra subterránea, oscura, mal ventilada y estrecha. Confieso que desde esa época y edad, mi opinión sobre los impuestos no es buena.
Un impuesto es una exacción pecuniaria forzosa para los sujetos tributarios, lo entiendo, aún cuando la segunda acepción de la RAE refleja mejor mi sentimiento: cobro injusto y violento. Pero a propósito de justicia debo reconocer muy válido lo que en materia tributaria es llamado “la capacidad contributiva” de la sociedad, esto es, que quien más tiene (o gana) debe aportar más para consagrar los principios de la equidad y la solidaridad. A pesar de tan loables propósitos, (invito a mis lectores a tenerlos siempre presentes cuando paguen el IVA y puntualmente este mes cuando cancelen las contribuciones) a veces papá Fisco se engolosina y aumenta la recaudación para “hacer caja”, o para desalentar la compra de ciertos productos (impuestos al lujo recuerdo que hubo algunos cuando éramos subdesarrollados) o para fomentar o desalentar determinadas actividades económicas. ¡Cuidado! Un excesivo grado de pragmatismo puede ser asaz peligroso, según quien esté de turno en el gobierno.
Ahora que el Chile 8.8 ha puesto en la mesa el tema de subir impuestos – espero que sean razonablemente bajos, específicos y temporales – volverá la vieja polémica entre quienes creen que gravar las rentas y las utilidades con nuevas o mayores tasas es una buena idea para financiar la reconstrucción. Otros opinarán que es la más mala idea que podría ocurrírsela a alguien - aunque tenga un Ph.D de Harvard - pues es ilógico cargar con mayores impuestos a los empresarios, principales generadores de la riqueza (trabajo, inversión y producción) en el país.
El asunto tiene un fuerte componente ideológico. La oposición actual, siempre proclive a que los privados paguen más (“los ricos”, suelen decir a veces) y ojala hasta que les duela, aprovecharán el efecto terremoto para apoyar la subida de los impuesto, el royalty y demás medidas del mix para financiar la reconstrucción. Una vez que las iniciativas estén en el Congreso, dichos personeros se subirán por el chorro para que en vez de un 2% sea un 5% y que el royalty se aplique a otros sectores, en fin, meter su fijación anti empresa(o anti ricos) a ultranza. Siempre he creído que quienes piensan así, es porque cuando chicos los debe haber mordido un empresario
También la lucha ideológica estará presente cuando se sume la vieja pelea entre los partidarios de Adams Smith o de Maynard Keynes. ¿Empresas o Estado? Esto saltará a la palestra al tratar el tema de los gobiernos corporativos y por cierto cuando se proponga vender parte de la propiedad de las empresas públicas. Habrá que decidirse si es mejor vivir con desigualdad de riqueza o con igualdad de pobreza. Digo yo.

Rico,muy rico, exquisito

(Publicado en La Estrella de Iquique el 18 de abril de 2010)

Le han dicho alguna vez…rico o rica? Si así hubiera sido, estoy seguro que se habrá sentido muy bien, porque no podría haber nada malo en ser rico. Por el contrario, pienso que debe ser muy bueno. A mi me encantaría serlo. Un día a lo menos. Solo para salir de la curiosidad. Me imagino que debe producirse una sensación placentera, tranquilizadora, de optimismo, de seguridad. Se debe ver el mundo de otro tono, posiblemente color de rosa.
Pero en fin, como se que trabajando nunca llegaré a estar en el ranking de la revista Forbes, seguiré intentando con los juegos de azar cada semana. A lo mejor algún día la diosa fortuna golpea mi puerta. Por eso estoy saliendo poco. No quiero no estar si es que llega.
Curiosamente mucha gente es contraria a los ricos y mira mal la riqueza. Yo considero bueno que haya muchos ricos en el mundo y ojala la mayoría estuviera en Chile. Encuentro excelente que cada día pueda haber más gente rica o que sean cada vez más ricas. Y en un sentido más amplio, me encanta comer rico, beber rico, tener amigos ricos y especialmente, amigas ricas.
Lo que me molesta es la pobreza, que haya gente pobre. La riqueza no tiene nada de malo. Y aquí es cuando la gente se confunde y al sentirse pobre, esto abomina de los ricos.
Pero el quid del asunto no está en la riqueza propiamente tal, sino en el comportamiento de los ricos. La riqueza empobrece, suele decirse, pues cuando el ser humano la alcanza, comienza a cambiar… “para peor”. Se pone abusivo, indulgente, despreciativo, orgulloso, poco solidario y esa conducta, como no puede manifestarla con sus pares (otros ricos como él) las emprende con los más humildes. Y esa es la imagen que de los ricos tienen los pobres.
Al parecer el rico, al igual que Jano el dios de la mitología romana, tiene dos caras. La fea, truculenta y deshumanizada ya descrita y la buena, aquella que muestra cuando crea empresas, invierte, da trabajo y practica la caridad sin ostentación ni publicidad.
Un aspecto complicado de la riqueza es determinar su límite inferior (el superior no existiría) ¿Cuánto hay que tener o ganar para ser considerado rico? ¿Habrá que tener un patrimonio mínimo de un palo verde? ¿Ingresos mensuales de 30, 50, 80 millones de pesos?
Pienso que la odiosidad contra el rico es cuando es demasiado rico. Si es un rico “normal” no habría problema. Pero si es muy rico, es imperdonable. Es lo que le pasa a Piñera. Sus detractores (especialmente los políticos) le pueden soportar muchas cosas, menos que sea Tatán rico. Si tuviera solo un 10% de su fortuna, se quedarían tranquilos y no le darían bola. El drama del presidente es entonces ser muy rico, demasiado rico, casi exquisito.
Así las cosas, hay que hacerse rico pero moderadamente. Cuando vea que le está yendo muy bien y está ganado mercado, prestigio y mucha plata, deje de invertir, no cree más empresas, venda todo, despida al personal y gaste todo lo ahorrado hasta que vuelva a ser pobre. Recién allí volverá a tener el respeto de sus conciudadanos. Digo yo.

La política y el amor

(Publicado en La Estrella de Iquique el 12 de abril de 2010)
¿Mi amor… te bajas tú o me bajo yo?... A ti te corresponde flaquita porque, mal que mal yo soy senador y además, me subí primero y aquí se aplica el sistema Fifo (last in first out). El último en entrar es el primero en salir.
Mi gordo…yo te propongo el sistema Fifo, (firts in first out) el primero en entrar es el primero en salir, así es que bájate tu primero. Por ningún motivo Carito, eso sería muy poco progresista.
Algo así pudo haber sido parte del diálogo sostenido entre Fulvio y Carolina, la noche anterior al Cónclave de la Concertación, evento político- analítico-culposo que derivó en esta suerte de reality de la conocida y mediática pareja, que rompió todos los rating de audiencia del domingo.
Pero aclaremos algo. Ni la política ni el amor tienen nada de malo. Por el contrario, son indispensables en la vida de la sociedad humana. Pero cuando se juntan, la mezcla suele ser muy peligrosa. Meter en la coctelera el amor y la política no es recomendable. Generalmente el desenlace va de regular a muy malo. La historia nos ilustra de parejas célebres que entre caricias, arrumacos y otras prácticas más íntimas, decidieron muchas veces el destino de naciones enteras y posiblemente cambios importantes en la historia de la humanidad. Napoleón y Josefina, Marco Antonio y Cleopatra, Salomón y la reina de Saba, Hitler y Eva Braun, Mussolini y Clara Petacci, Perón y Evita. Y en tiempos más actuales Clinton con la Hillary, Sarkozi y Carla Bruni, los vecinos Kitchner … y si me apuran un poco agrego también a Allamand y la Cubillos, Moreira y su ex mujer, solo para dar ejemplos y además para precisar que también esto ocurre a niveles intermedios o de menor status”. De esos se sabe poco y se habla menos, salvo el caso actual de nuestro medio senador (la otra mitad es de Arica-Parinacota ) y la ex vocera de gobierno, que están todos los días en portada.
¿Pero qué es lo que no pega en la fórmula política-amor?. Tal vez la convicción de que ambos elementos no son objetivos, ni desinteresados, ni equilibrados, ni renunciativos. En el amor pocos dicen "pase usted primero" (como Humphrey Bogart en Casablanca). El amor y la política comparten esas características. Lo apasionadamente vicioso y a la vez lo tortuoso de sus consecuencias.
El amor y la política un negocio oscuro y peligroso, un asunto solo para especialistas. Parece que para ascender, hay que seguir el camino largo y no el by pass del amor. Quien sienta comezón participativa, devoción Adeénica por el servicio público o una sobreexcitación de sus hormonas democráticas, debe afiliarse a un partido sólido y serio, pasar varios largos y abnegados años haciendo el trabajo sucio, subir piano piano, nunca saltarse niveles en la jerarquía burocrática, obedecer a los líderes hasta llegar a ser uno de ellos y por cierto nunca comprometer el corazón. Como dicen los católicos, fuera de la Iglesia no hay salvación; Tampoco en el amor ni en la política. Digo yo.