jueves, julio 15, 2010

Se acabó la luna de miel


(Publicado en la Estrella de Iquique, domingo 11 de julio de 2010)

Con el término del Mundial el planeta vuelve a orbitar con normalidad. A la normalidad de sus crisis, de sus guerras agendadas o de su estulticia in extremis con la madre natura. Pero en verdad nunca estuvo fuera de norma, solo tuvimos la sensación de haber estado las ultimas semanas, como en una sedante burbuja.
Hoy finalmente, todo se habrá consumado. Esto es bíblico. Mañana empezaremos a olvidar este campeonato exótico no solo por el continente y país organizador, sino por las curiosidades ocurridas tanto en lo deportivo como en lo extra deportivo.
Cómo olvidar las bulliciosas vuvuzelas, la pelota Javulani (supuesta culpable de tantos goles raros) al pulpo Paul y sus aciertos, los comentarios filosóficos de Zamorano, el safari de la ex presidenta, il giro piú piccolo de Italia, el au revoir de Francia, la trompada de Alí a Argentina, el show de Maradona, la garra charrúa, los penales estilo Caszely, los “horrores” referiles, el recibimiento de héroes a la roja de todos, con medallas bicentenario incluidas, el juego sucio de Bielsa en la Moneda, la genialidad de Kramer. Recuerdos inolvidables y otros, francamente para olvidar, como el festín del entrenador de Alemania comiéndose sus “loros” ante el mundo. Claro que, como decía mi abuela, en gustos no hay nada escrito.
Pero ahora viene la dura realidad. La luna de miel en Chile se acabó. El remanso post terremoto y Mundial, es pasado. Ahora comienza el otro partido de la competencia interna entre el gobierno y la oposición. El pito sonará pronto. Con un posible medio tiempo de descanso para el bicentenario. Pero de ahí para adelante, “afírmate cabrito que vamos a galopiar”. Seguro habrá penales y juego brusco. La oposición querrá darse el gustito y le sacará lustre a los chuteadores, porque patadas habrán. El gobierno a tu turno, preparará una defensa tipo cerrojo suizo. Con el foul del royalty ya se vio como viene la mano.
Los políticos, los gremios, el gobierno, la oposición, todos los actores en sus puestos, estudiando al rival, revisando la cancha, reordenándose, blindando a sus figuras, definiendo estrategias, nombrando a los capitanes, sacando cuentas. Los gremios por su parte, cuan severos hinchas, en lista de espera para tirarse con todo si el resultado del encuentro no les gusta. En la galera, las barras bravas, mirando las reaparecidas del juego sucio, como en los mejores tiempos del MOP-Gate.
Con este mundial aprendí mucho y además saqué estas conclusiones: Que Zamorano no debe ir por ningún motivo al Mundial de Brasil. Que las vuvuzelas hinchan partes sensibles de la anatomía masculina. Que una reina no puede meterse en los camarines sin avisar porque la imagen hay que cuidarla (si no, pregúntenle a Piñera). Que se abre un nicho para el mercado de los pulpos (merchandising, publicidad, pronósticos del tiempo, etc.). Que en un Mundial, el fútbol de verdad comienza en octavos de final, y Que seguimos siendo malos para la pelota. Digo yo.