viernes, diciembre 27, 2013

Ganar o perder , ese es el problema

Iquique, 17 de diciembre de 2013
 
Para muchos, posiblemente para la mayoría - sea  Nueva o Vieja -  como también para las minorías -nóveles o momias – lo que hoy se juega en las urnas podría ser un “ganar o un perder”. Sí,  porque en esta vuelta no es posible empatar, aún cuando, curiosamente, tanto lo que la academia como los centros de investigación y estudios recomiendan, es que en toda confrontación, debe intentarse llegar siempre al deseado win - win . Incluso se recuerda casi con nostalgia los buenos tiempos “de la política de los  acuerdos”, basada en esa misma filosofía. Es lo más deseable, dicen,  como forma de resolver posturas, visiones o ideas contrapuestas.
Por eso que plantear el tema eleccionario de hoy como ganar o perder no es una simple frase inspirada en el to be or not to be  shakesperiano, sino que es la legítima pregunta-inquietud  tal vez del chileno medio, cuando  frente a la cédula electoral, en la soledad de su conciencia y de la urna de cholguán, con la cortina cerrada para garantizar el secreto de su voto, con su lápiz Faber N° 2 en ristre,   y tiene que hacer una raya vertical sobre la línea horizontal impresa  en el lado izquierdo donde hay  dos nombres femeninos (incluidos los dos apellidos)  y completar una cruz frente al de una de ellas y con este acto, de alguna manera,  definir los destinos del Chile del 2014 al 2017.  
Puede hacerlo por la rubia N°7 o por la rubia N° 8. ¿Pero cómo podría decidir bien  sin que su voto eventualmente perjudique a su querido Chile?  ¿Y si la cago? Podría ser su coprolálica pero válida pregunta.
La opción neutral sería votar en blanco. Pero esto puede no satisfacerle pues mejor se habría quedado en la casa Y si ya está ahí,  tiene que votar. Aquí le afloran sus  creencias algunas muy perturbadoras contra los políticos. Piensa de ellos que son todos unos frescos de nalgas; prometen y no cumplen; no asisten a las sesiones pero igual cobran; se suben los sueldos a cada rato; se la pasan viajando.  Y este es el tipo de caraduras que acompañarán a alguna de las blondas en la Moneda. Se le erizan los pelos de solo pensarlo. Y una de las rubias además, se encontró sin querer queriendo con socios “comunachos”.  Pa´pior.  
En este caso, yo recomiendo tener fe y esperanza. Hoy lo que debemos hacer es poner en las manos de una ilustre y capaz mujer chilena los destinos de Chile. Pero no le pidamos  ni a la rubia N° 7 ó  N° 8, qué es lo que ellan pueden hacer por nosotros, preguntémonos que podemos hacer nosotros por Chile (esta es una referencia de inspiración  kennediana) válida en las actuales circunstancias. La gente en general siempre piensa que lo que le pasa (lo bueno o malo) es por causa ajena. Yo creo que con nuestros actos nos construimos y por tanto somos lo  que pensamos. Todo depende de nosotros. No podemos siempre echarle la culpa al empedrado. Así que vote tranquilo, vote confiado, vote con fe. Y si teme equivocarse, cierre los ojos y repita conmigo. “Padre nuestro que estás en … “ Digo yo.   

martes, noviembre 19, 2013

A falta de pan...


(Publicado en el diario El Longino el 18 de noviembre de 2013)

Dicen que escribir no es tan difícil si se usan algunos trucos sencillos. Uno de ellos es apelar a las “frases hechas”. Aquellas que la costumbre y tradición las han universalizado. Para probar esto, haré en esta crónica un uso abusivo del idioma envasado.  Dios me pille confesado.  
Pero la verdad de la milanesa es que estaba  falto de tema para mi columna dominical, así es que pensé que a falta de pan, buenas son las tortas. Y si no resultaba…bueno, a otra cosa mariposa. Deseo que los lectores sean los jueces de esta experiencia. Me arriesgo por cierto a que alguno salga con su domingo siete y me haga pebre.  Pero a lo hecho pecho, ya estoy lanzado en picada y  no voy a tirar el poto para las moras, ni ahogarme en un vaso de agua.  Soy optimista, siempre lo veo medio lleno, nunca bajo la guardia y como además soy asertivo, digo las cosas por su nombre, llamo al pan,  pan y al  vino, vino.  Deseo que me conozcan bien y ser como un libro abierto, no dorarle la píldora a nadie y  claro como el agua. Cruzo los dedos para esta experiencia resulte.  
Manos a la obra. Les quiero contar sobre mi preocupación por el bolsillo de los chilenos. Estamos gastando mucho, casi como país rico. Vamos para allá, pero aún no lo somos. Espero que el nuevo gobierno no frustre las expectativas. Pero en fin,  como es previsible, en las próximas fiestas de fin de año se generará una  desenfrenada locura consumista que nos va a costar un ojo de la cara. El tema de los gasta por los regalos es espeluznante. Además no es solo el tema platas, sino que pocas veces damos en el blanco. No damos en el clavo, pues en gustos no hay nada escrito. Hay que tener  ojo de águila.  Y esto pasa hasta en las mejores familias. En todas partes se cuecen habas sin duda.
Entre pitos y flautas,  en diciembre uno se desangra financieramente. Las tres cuotas precio contado es una trampa mortal. El remedio resulta peor que la enfermedad y el Pascuero nos pasa la cuenta todo el verano. Salimos del calor de diciembre para caer en las brazas del fatídico marzo.
Luego, ya en modo reflexión, concluimos que parece que nos falta un tornillo, que hacemos las cosas a troche moche  y por eso, nos salen los tiros por la culata. Debimos haber hecho vista gorda a los cantos de sirena del retail.  
Y viene lo peor, escuchar como pulga en la oreja los reclamos  de la  media naranja (que lleva la voz cantante en casa). La estrategia es pasar piolita, poner cara de póker, no decir ni chus ni mus, hacer oídos sordos. Luego, jurar de guata que no volverá a meter la pata y que pondrá más ojo al charqui para el 2014. Por favor, póngase las pilas y no se golpee dos veces con la misma piedra, digo yo.     

 

 

domingo, noviembre 10, 2013

Para el bronce


           (Publicado en el diario El Longino de Iquique, el 10 de noviembre de 2013)

Recuerdo que cuando alguien decía palabras,  frases o ideas con elocuencia, bien expresadas  y además inteligentes - del tipo  radical de viejo cuño-  solía decirse que eran “para el bronce”. Merecían quedar grabadas en el metal,  para ser  recordadas y perdurar en el tiempo.
Con similar intención salí a  buscar en el variopinto escenario de la campaña electoral, palabras inteligentes,  frases ingeniosas o ideas potentes “para el bronce”. Confieso que no me fue como lo esperaba. Le tenía más fe a la creatividad criolla y al talento regional.  
Una causa probable, es la falta de fondos y la segunda, porque muchos se creen expertos en publicidad política y con ideas brillantes. Aún los con plata muchas veces prescinden de los especialistas. El resultado es lo que hay.   Particularmente los sin plata recurren al talento interno (familia y amigos).  Desde esta fuente primigenia están construidas la mayoría de las frases, slogans o ideas,  que acompañan la foto enchulada del candidato(a). Todo comienza post almuerzo dominical en familia y amigos donde opina hasta la nana. En estos brainstorming  de sobremesa  puede  pasar de todo. Y pasa. Eso explicaría muchas cosas. La mayoría cree que basta una cara, un nombre y dos palabras. Y como no hay espacio para una propuesta de nada, ni siquiera para decir de qué partido son, hay que parir una frase que sugiera algo potente e innovador.
Solo a modo de ejemplo citaré algunas expresiones y anticipadamente me disculpo. No hay nada personal Esto solo podría tener mérito como análisis  sociológico. Después del 17 nadie se acordará de ninguna cosa torpe  que se haya difundido.    

Comienzo con un conocido mío de hace años, el candidato Saavedra. Sugiere “más obras y menos palabras”, frase que no le cuadra ya que  los que lo conocemos sabemos que si hay algo en lo que se excede es en hablar. Por su parte un conocido doctor   prescribe “remedios”.  Nada de original para un médico y menos si hay situaciones que ya ameritan cirugía. Otro candidato dice que “hace la pega”. Pero si es obvio que hay que hacer la pega. O creerá que las lucas se las va a ganar sin hacer nada.  Por su parte, mi amigo Luis Emilio,  nos dice que… realmente no sé lo que dice,  pero es mi amigo así que debe estar bien.   Otro evoca la frase “se la juega por Tarapacá”. Lo que es obvio si se presenta por esta región.  Una candidata incluye  a  Dios y a Jesús en la campaña. Me suena a sacrilegio.    
A esta campaña le faltó creatividad. Si yo hubiera sido candidato creo habría dicho: “Mi signo es  Geminis, conmigo su voto vale el doble”. Con mi gemelo trabajaremos dos  por el sueldo de uno”. Un candidato que vale por dos”. 
Siempre la gente quiere algo más y hay que darles un plus. No... si la idea no es mala, solo hay que perfeccionarla, digo yo. 

 

domingo, noviembre 03, 2013

Los muertos y sus dulces travesuras

(Publicado en el diario El Longino de Iquique, el 3 de noviembre de 2013)

A pesar de que Halloween es de origen gringo y rememora tradiciones celtas que aquí poco conocemos, lentamente  ha ido imponiéndose  como una de las fiestas  más celebradas a nivel nacional. Después de la Navidad y el día del Niño es posiblemente la que se gana las preferencias familiares.  
Primero fueron los niños y ahora son los adultos los que le han perdido el miedo a los muertos. Para la víspera del llamado Día de los Muertos o de Todos los Santos aparecen grupos de niños disfrazados que recorren sus barrios pidiendo golosinas.  Muchos, acompañados por adultos también disfrazados, a modo de guardianes para cuidarlos, no precisamente de otros niños evitando que les hagan “la mexicana” de los dulces, sino de los auténticos malvados que pueden aprovecharse de la fiesta para sus fechorías.
Lo interesante de esta fiesta es que cada vez es más participativa  y que a los muertos, vampiros, diablos, momias, esqueletos, ahorcados, etc.,  se han agregado ahora disfraces más convencionales: reinas, princesas, duendes, monos animados, figuras del cine y la televisión, como también otras que intentan poner el equilibrio entre lo malvado y lo bueno, lo santo y lo diabólico, lo feo y lo bello. Esto especialmente motivado por ciertas sensibilidades y creencias que ven en esta celebración algo pagano, diabólico  y hasta ofensivo a alguna divinidad.     
A pesar de los muertos, diablos, zombis, degollados y de la sangre que circula por las arterias de muchísimos barrios de todo Chile,  la jornada de la noche de Halloween es tranquila, segura, festiva, inocente, alegre y no se condice con la imagen tétrica que muchos podrían imaginar.  Por el contrario, la noche de Halloween es mucho más tranquila que una final de partido entre la U y  la Católica. Y muchísimo más plácida que noche de triunfo de la selección chilena. Que yo sepa, de la reciente noche de Halloween no hay constancia de muertos, heridos, destrozos ni choques a causa de los dulces ni menos de las travesuras A lo más alguna diarrea infantil por exceso de chocolate. Afortunadamente en las noches de Halloween solo hay sangre de utilería. 
La gente se divierte con esta fiesta y por eso veo que Halloween está derivando lenta pero segura a convertirse lo que antaño fueron las Fiestas de la Primavera y eso se debe, creo, a los humanos les gusta disfrazarse. Me han contado que muchos maridos, en la intimidad de sus alcobas, les piden a sus parejas que se disfracen de enfermeras, policías, gatúbelas, etc. Asimismo el Año Nuevo, también convoca cada vez más y más disfrazados y ya no hay fiesta de matrimonio que no termine con los invitados con antifaces, pelucas,  sombreros y cotillón.
Por eso y mucho más, pienso que hay que reivindicar las fiestas de disfraces. Y veo que ya estamos bien encaminados. En toda familia chilena siempre hay “un diablillo, una princesita, un vampiro (adolescente que duerme de día) y el diablo”. Ah… y por cierto está la malvada bruja, digo yo.

sábado, octubre 26, 2013

Juventud divino tesoro


(Publicado en revista  KILOMETROCERO de Iquique, edición de julio de 2013)

Desde la exasperante frase “no estoy ni ahí”, de la que nos tuvo muy acostumbrado el  Chino Ríos, al actual grito de guerra   “estoy en todas” de la juventud de hoy, la verdad es    que no ha pasado mucho tiempo. Muchos datan el cambio en  la llamada Revolución de los Pingüinos. A partir de ese hito, los jóvenes habrían entrado en  “modo” activo. Y aparentemente ya no saldrán de ahí, hasta que alguien apriete la tecla y los ponga en modo “Pausa.”
Para entender el comportamiento de la juventud actual, hay que comprender los cambios  generados por la globalización, la irrupción de la tecnología y el avance en las comunicaciones, que provocan nuevos escenarios en los distintos ámbitos de la vida. Quienes acumulamos varias juventudes, somos  individuos que crecimos y nos desarrollamos en un entorno significativamente distinto. De ahí que cada grupo –según el período- comparta valores y prioridades, entienda su misión de forma distinta, mantenga actitudes diferentes ante la autoridad y viva la responsabilidad también… a su manera, como Frank Sinatra.  

Sin perjuicio de ello, hay que aceptar que el traspaso es ineludible. Los jóvenes son la generación del recambio. La propia naturaleza nos enseña -Darwin de por medio-  lo que hacen los animales cuando perciben que la situación está en caos. La manada decide alejar a los viejos y le entrega la misión de sobrevivencia a los más jóvenes. Lo único malo y lo digo con gran preocupación, es que según la neurociencia, la conformación completa del cerebro humano solo se logra aproximadamente entre los 24 ó 26 años. Antes, la corteza cerebral no está  completa. Ergo, hasta antes de esos años, los jóvenes podrían estar pensando, diciendo  o haciendo algo,  sin sus totales capacidades neuronales.
En este contexto -el de la neurociencia- el pensamiento de los jóvenes con edades inferiores a los 24 años, estaría por aquello cuestionado. Dicho en simple, estarían opinando de temas muy importantes, trascendentes y serios pero que desde su desarrollo cerebral podría haber dudas de su calificación. ¿Será por eso que suele decirse que los jóvenes son inmaduros?  
Reitero, esta es una apreciación desde la neurociencia. Los ciudadanos de a pié  podemos coincidir o discrepar, pero llama la atención que después del paso de los jóvenes, las ciudades quedan tan sucias, dolidas, con sus vidrios rotos, los muros rayados y  con la visible destrucción del lugar  donde se vive,  se trabaja y se estudia. Pienso que irresponsablemente la Patria está siendo tratada con poco cariño y hasta con desprecio por las nuevas generaciones. El discurso político, los cambios estratégicos, solo se expresan en 140 caracteres. Los mismos necesarios para convocar a una marcha cuyo propósito esencial nadie conoce. Cada joven lleva en su mochila su propio proyecto. Esto me desconcierta. Debe ser por culpa del hipotálamo. Digo yo.   

 

Los chilenos las prefieren rubias




(Publicado en el diario El Longino de Iquique, el 20 de octubre de 2013) 

Según las estadísticas – elaboradas con datos duros de mis propias fuentes de información y por tanto de dudosa confiabilidad -  puedo asegurar que casi en un 85 % las chilenas no son rubias. A  pesar de que en una vista panorámica nacional se vean muchas cabelleras blondas, “no todo lo que brilla es oro”.  Desde luego que necesariamente debo hacer una precisión: hay rubias naturales y rubias no naturales. Hay originales y copias.  En esto del pelo femenino, también están los productos “alternativos”.   
Sabido es por todos,  que tras el paso de los años, las respetables representantes del género femenino tienen la tendencia y sienten las ganas,  de quitarle años a la vida y optan voluntariamente por derivar hacia una cabellera “menos oscura” que su color de cabello original-joven para pasar a un tono tirando a rubio. El objetivo es evitar lucir algunos tonitos blanquecinos indiscretos que empiezan a aflorar con los años de experiencia vital.  Esto hace que la población femenina de Chile desde los 35 ó 40 años de edad, en una gran mayoría, comience casi súbitamente a ponerse rubia. Consecuente con lo anterior, se puede inferir que las chilenas de  esa edad hacia arriba, construye la muestra de la población de mujeres mayoritariamente rubias, de tonos rubios, o tirando para rubias. Si se pusiera toda la población de chilenas adultas en un gráfico de torta, solo veríamos  un pedacito muy pequeño de pelitos negros.    
Pero lo de rubia, morena, trigueña o güerita como dirían en el Caribe,  también tiene otra connotación. El tema más peludo valga la coincidencia, se sostiene en  la creencia popular que  asocia la histórica relación “rubia con tonta”. Los Caballeros las Prefieren Rubias fue una película musical estadounidense de 1953, interpretada por la famosa Marilyn Monroe y su reconocimiento mundial en el papel de la rubia superficial. Consecuentemente, se ha popularizado la creencia de que las rubias son tontas y esto ha quedado grabado en el inconsciente colectivo.  Lo curioso es que si se dice que las rubias son  tontas ¿por qué las morenas se tiñen?

Pero que sea negro, castaño, colorín o rubio finalmente da lo mismo, lo importante es que nunca aparezcan las indeseables raíces blancas. Otro detalle no despreciable a la hora de las precisiones  es el color de las cejas. ¿Debe ser igual al cabello? Puede no coincidir. Finalmente la pregunta del millón. ¿Michelle o Evelyn? ¿Estarán certificadas como rubias? ¿Serán tontas? ¿Pasarían la prueba de la blancura? ¿Tendremos en la Moneda una rubia natural o una pirateada?
Lo que sí puedo asegurar es que cuando una mujer es rubia natural, es rubia por todas partes. Digo yo.   

Hay minas y minas



(Publicado en la revista de la Asociación de Industriales  de Iquique, edición de septiembre de 2013)

Chile,  qué duda cabe,  es un país de minas.  Y de buenas minas. Yo diría que de minas top que han permitido a los chilenos a pasarlo súper bien, para que  vamos a negarlo.  Eso se sabe en el mundo entero. Tenemos las  mejores minas del  mundo. Y afortunadamente también de todo tipo. O sea además de guenas minas, le tenimos variedad. Algunas son cerradas,  a rajo abierto, subterráneas, viejas,  en plena juventud, en proyecto, en declinación,  en fin, toda una amplia variedad para regodearnos.
Confieso que personalmente no he sido muy conocedor de minas,  ni menos un experto. A lo más un pirquinero en mi juventud. Pero me gustan mucho aún cuando desde mi adolescencia les tengo si no miedo,  a lo menos respeto.  Tuve varias oportunidad de conocer  y conectarme con algunas de  Copiapó,  Antofagasta y por cierto  en esta región de Tarapacá.
Lo que yo sé, es  que hay minas que son muy ricas, de buena ley algunas y que han estado dándole y dándole duro estos últimos años  para que los chilenos la pasemos  bien,  seamos felices y estemos sonrientes. Porque en verdad es eso lo que finalmente nos producen las minas chilenas,  una vida mejor, más  alegre, más dichosa. Y por qué no decirlo,  a  los suertudos chilenos las  minas  nos llevan al clímax de la felicidad cada día.
Por eso no deberíamos olvidarlas nunca, ya que en rigor somos mina-dependientes totales. Porque  verdaderamente ellas son las que nos traen el sueldo a la casa.  Y aunque no todas son minas de oro, cada minita  tiene su lado bueno.
Los que vivimos en esta parte del país somos unos privilegiados, poseemos  una concentración de minas increíbles. Tenemos  un índice  de minas por habitante envidiable en el mundo entero. Los chilenos del norte (población adulta entre 20 y 40 años) debe tener yo creo,  unas  tres minas per cápita a lo menos. Con este dato a la vista un amigo me preguntó ¿Y cuáles serían las minas que me corresponden? ¿Serán de buena ley? ¿Estarán muy carreteadas? No hay salud.
Otra cosa es que cada mina tiene sus propias particularidades. Algunas son profundas, silenciosas, abiertas, acogedoras, lúgubres,  brillantes, fuertes, ruidosas, inacabables. Y capaces de despertar en los chilenos sentimientos de la más diversa naturaleza: amor, cariño, pasión, miedo, soledad, recogimiento, llanto, alegría, angustias.

Aunque estar siempre con las minas dándole y dándole es cansador, nadie quiere cambiar de oficio. En Chile estamos felices y muy agradecidos con las minas que Dios nos puso a  nuestra explotación uso y goce.  Seguramente él quería que los chilenos la pasáramos bien y por muchos años. A pesar  de eso - no pretendo oponerme al mandato divino – pero  no me parece muy bien que estemos tantos años explotando a las minas y dispuestos a sacarles el jugo hasta que  mueran.  Parecemos verdaderos y  vulgares … mejor no lo digo. Pero me incomoda este verdadero proxenetismo minero. Ayer les dimos duro a la blanquita,  hoy a la cobriza y cuando ya no las tengamos en edad de producir dejaremos  a nuestras minas abandonadas. Que malos machos que somos. Digo yo.     

 

¿ Eres feliz ?


(Publicado por la revista KILOMETROCERO , edición de septiembre de 2013) 

Si ya eras un ciudadano adulto y sobreviviste la crisis del gobierno de la Unidad Popular, luego pasaste las restricciones del  gobierno militar, posteriormente reaprendiste a estar en democracia durante los cuatro lustros de la Concertación y ahora vives el  diestro gobierno  del zurdo Piñera, tienes la edad suficiente como para entender esta crónica. Los menores de ese rango de edad poco podrían entenderla pues no tienen todo tu carrete vivencial.  
Pero antes de seguir, confesaré un secreto.  Esta introducción no fue más que un truco para de llamar la atención  sobre otro tema y que dice relación con la motivación que las personas de este tiempo pueden  tener  para sentirse que “están”, que se sienten presentes y vivos. Capaces de recargarse, de reinventarse,  como se dice ahora. Esa capacidad de ponerle algo especial a sus vidas, independientemente de los gobiernos, las circunstancias y las alineaciones planetarias. En definitiva, las motivaciones y acciones de las  personas para sentirse o no felices. A pesar de todo lo malo que se diga del momento actual, sea o no verdadero,  hay mucha gente en el aquí y el ahora, que sabe ser feliz y muy feliz. Esto me ha estimulado a escribir al respecto.
Hace poco tiempo, a un grupo numeroso de personas en un uditorio le pedí que levantaran la mano (el brazo en realidad) si se declaraban felices. Me pareció que todos levantaron la mano, pero para verificarlo, pedí que se pusieran de pie los “infelices”. Nadie, absolutamente nadie se paró. El 100% de los asistentes se reconocían felices.

Creo que si hiciéramos este ejercicio en cualquier auditorio de Chile  probablemente el resultado sería el mismo. Los chilenos nos declaramos felices. Pero en público, porque en privado o en círculos más pequeños,  decimos lo que posiblemente sea la dura verdad: que somos “no tan felices e incluso infelices”.

Lo que he observado también es que los felices se muestran poco. Creo que nunca he visto marchas de este tipo. La gente prefiere no decir que es feliz. Como que le da vergüenza mostrarse como felices. Es más propio y frecuente ver los no felices por algo. Estos se expresan a cada rato, por cualquier rincón del país y multitudinariamente.  

No se si sea por masoquismo, pero cuando se juntan los “no felices”  lloran sus desgracias y rápidamente aparece la larga lista de causas o culpables de sus desdichas: el gobierno, el modelo económico, la dictadura, el mercado, los empresarios, la educación, la mala suerte, el precio del cobre, el lucro de la educación, los políticos, el sueldo mínimo, la centralización, la colusión de las farmacias, la letra chica, las Isapres y AFP´s la contaminación, la selección de fútbol, Obama, el rey de España, o la economía griega. Siempre debe haber un culpable o una causa culpable. Por cierto nunca lo es quien ven todos los días en el espejo.  

Afortunadamente estos “infelices” tienen el derecho por cierto a llegar a ser felices. Sin embargo la inmensa mayoría, por no decir todos, creen que esto ocurrirá cuando sucedan eventos salvadores tales como: se ganen el Kino, cambie el gobierno, se reemplace el modelo económico, se nacionalicen las riquezas naturales, la educación sea gratuita,  Chile sea finalista en el mundial de Brasil, no se construyan represas, el sueldo mínimo iguale  al ético, etc., etc. O cuando logre expectativas personales como: cuando me titule, cuando haga ese esperado viaje, cuando tenga mi propia casa, cuando nazca mi hijo, cuando me case, cuando consiga ese empleo, cuando sea mayor de edad, cuando me asciendan, cuando salga de Dicom, etc. etc.
Lo que pueden no saber los infelices y que saben los felices,  es que la ansiada felicidad no está es desear cosas o logros como metas o objetivos finales. La felicidad no está al final del recorrido como la olla de oro al final del arcoíris. La felicidad para los felices es en rigor un estado emocional independiente de lo que pase fuera de cada cual. Está dentro de uno y gran parte de la capacidad de ser feliz pasa por un cambio de actitud, por tener una mirada y un comportamiento diferente, una sensibilidad frente a lo importante y sobre todo darse cuenta que las cosas que más felices hacen a los seres humanos no están a la venta. ¡¡Son gratis!!

Es gratis un amanecer, una puesta de sol, una playa con gaviotas, la sonrisa de los padres por nuestra visita, un encuentro entre amigos, un abrazo de año nuevo, una palabra de apoyo, soplar las velas de una torta. Felicidad es el camino que se recorre día a día con la mirada atenta, con una sonrisa en el rostro y los brazos abiertos.  

Si puede ver el mundo así, sentirlo y vivirlo, tiene la membrecía del club de clase mundial de los humanos que son felices. Y siendo así, se termina siendo adicto a la felicidad y se crea un círculo virtuoso.

Sin duda la felicidad es el camino, digo yo (bueno…también lo dijo Buda hace 2.500 años). 

domingo, agosto 18, 2013

La vieja...política


chiste politico mujica esta vieja es peor que el tuerto Pepe Mujica. Esta vieja es peor que el tuerto 
Entre viejo y nuevo prefiero nuevo. Entre juventud y vejez elijo juventud. Pensar así me rejuvenece y lo considero consustancial al sentido de la vida. Todo debe ir  hacia adelante.

La vieja frase “todo tiempo pasado fue mejor”, no la comparto para nada. Estoy convencido que el futuro será mucho mejor que el pasado.  Incluso el presente lo considero muchísimo  mejor.  Creo que nunca en su historia,  el homo sapiens lo había  pasado mejor. Nunca había disfrutado tanto. A pesar de lo que se diga del padecimiento en este mundo contaminado, frenético, injusto, materialista, impúdico, bélico, inconsciente, consumista, sin valores y todo lo que quiera agregarse al diagnóstico, finalmente la gente en general, lo está pasando bien. O a lo menos, lo está pasando bastante menos mal que antes.

Para aclarar la idea, recomiendo la película  Medianoche en París  de Woody Allen,  donde el protagonista estando en la Ciudad Luz viaja al pasado, a la belle epoque,  con la convicción de que  ese período era lo mejor de todos los tiempos. Sin embargo, rápidamente descubre que allí también hay quienes no son felices y que añoran ir más atrás en el tiempo porque creen que hay en el pasado una época donde verdaderamente se es feliz. Y así sucesivamente viaja varias épocas y nunca encuentra algo mejor que el presente.

Ahora que estamos próximos al recambio de liderazgo en la conducción de la Patria, me preocupa la mirada hacia atrás que tienen algunos miembros del conglomerado opositor. Pareciera que quieren conducir con la  mirada puesta en el espejo retrovisor. Es extraño, esta visión en reversa, en un mundo moderno donde el futuro, que es lo que viene, ofrece tanto. Es casi un acto contra natura. Un proceso degenerativo que podría llamarse con toda propiedad  “el regreso de la vieja política”.  

Pero no solo eso,  me preocupa que vuelva tanto la vieja política, como la política vieja. E igualmente me repugna la idea de que vuelvan los viejos y las viejas políticas, los viejos empresarios, las viejas prácticas, las viejas martingalas, arreglines y contubernios. Tampoco quiero que vuelva la vieja Corfo,  los viejos sindicalistas nacionalizadores de todo, los malos empleados públicos administrando viejos hoteles, o construyendo hospitales para reemplazar los viejos. Menos,  que vuelvan los viejitos y viejitas haciendo denigrantes colas en el viejo Seguro Obrero para cobrar una miserable pensión.    

Dejemos que lo viejo descanse en paz. Ya tuvo su oportunidad, hoy  necesitamos no solo el cambio de manada, sino entregarle las riendas a quienes tienen las ideas nuevas,  son innovadores,  creativos, saben leer los códigos modernos y no tienen traumas del pasado. Estupidez es hacer lo mismo de siempre y esperar resultados diferentes.  Digo yo. 

miércoles, agosto 14, 2013

El mono Darwin



El célebre científico naturalista inglés Charles Darwin, está  súper de moda. Sus teorías están siendo revisadas, analizadas e incluso cuestionadas en múltiples foros internacionales.  Las razones son variadas  y una de ellas es porque se ha advertido que mucho de lo que planteó en sus textos, ha sido mal interpretado por la comunidad científica que analizó sus documentos.

Lo más transcendente ha sido la declaración reciente de la academia de investigadores,  al señalar  que los humanos no somos descendientes del mono. En efecto, se ha comprobado que el célebre inglés jamás dijo que el homo sapiens fuera un descendiente del primate. Lo que habría dicho,  es que todas las especies  van evolucionando en otras cada vez más desarrolladas y se van adaptando a los nuevos escenarios.
 
Por lo tanto y haciendo raya  para la suma, nosotros los humanos del mundo actual desde el año uno de nuestra categoría de sapiens,  no somos otra cosa sino que monos. Es decir, no somos una derivación de los monos, sino que seguimos siendo primates con todas las de la ley. Nos vemos probablemente menos peludos (o peludas), con una corteza cerebral versión 2.0,  más paraditos, socialmente menos agresivos a pesar de las manifestaciones que temporalmente expresamos como guerras, revoluciones o peleas por territorios, riquezas naturales, rutas comerciales, creencias en dioses diferentes, colores de la piel, etc., etc. Pero también somos más ordenados en nuestras formas de vida, inventores de múltiples  satisfactores  sociales, culturales espirituales, tecnológicos y un sinfín de maravillas más que nos hacen tener el mejor pasar de todos los tiempos de la humanidad transcurrida, pero monos al fin de cuentas.
 
Eventualmente podrían  aparecer – en varios millones de años más-  los verdaderos y genuinos humanos, una categoría total y absolutamente diferente al hombre –mono actual, que no provenga de nadie que no sea un igual.  Es probable por lo tanto que no tenga en su cerebro ninguna herencia genética de ningún tipo, ni el del reptil ni el de los mamíferos. Un humano neto, nacido de otro humano.    

Para evitar confusiones con la mención del hombre – mono, hay que aclarar que Tarzán el Hombre Mono, no es el eslabón perdido de la escala evolutiva, sino un humanoide perdido pero en la selva africana donde vivió por años de allegado en una manada de monos arriba de los árboles.  Este espécimen que convivió desde niño con los primates   no se mezcló y no tuvo pareja conocida por lo que puede colegirse que en este aspecto le fue como la mona. Y para colmo era  bastante raro porque siempre lucía muy afeitadito.

Independiente de esto, lo que la investigación nos entrega valida aquello de que por mucho que el mono o la mona se vista de seda, mona o mono queda. Digo yo.

 

viernes, febrero 22, 2013

El lado bueno de Pinochet

Hace poco más de 3 años, la prensa local  me publicó este artículo y que causó gran connotación pública. Hoy me permito reeditarlo.      
    Es probable que nunca vaya a haber consenso sobre Pinochet. Pasarán miles de metros cúbicos de agua bajo los puentes y todo seguirá igual. Los que vivimos su época estaremos divididos entre los que le amaron y los que le odiaron.
Sin embargo, creo que para tener una opinión objetiva de cualquier sujeto, es indispensable considerar el punto de vista según sea la vereda desde la cual se mire. Y para tenerlo en la mira sin distorsiones, hay que haber estado en su tiempo, en su espacio y en sus circunstancias.
Este relato no es una apología a Pinochet. Sólo quiero hacer justicia a su memoria. En esta perspectiva, puedo asegurar que a pesar de lo que se diga, Pinochet tenía su lado bueno.
Me siento calificado para decirlo y es la primera vez que lo confieso. Pasé varios años de mi vida muy vinculado a él y por cierto afectado por sus decisiones, muchas veces injustas. Fue una persona muy decisiva e influyente durante parte importante de mi existencia.

Cuando con amigos de la época nos juntamos, la mayoría revive las imágenes que muestran al Pinochet autoritario, abusivo, sarcástico, indolente, dictador y cruel. Y esa imagen es la que predomina. Sin embargo, les aseguro que tenía su lado bueno.

Reconozco que era autoritario, mesiánico y dictatorial. Un emperador romano de la época dorada del imperio. Un semi dios al yo le tenía mucho miedo y cuando me preguntaba algo, me tiritaba la pera, me transpiraban las manos, me saltaba la guata, quedaba mudo, tartamudo y sin ninguna reserva de neuronas que vinieran en mi auxilio para hilvanar una respuesta sensata. No podía contestarle y un par de veces confieso que "se me corrieron los meados". Y el se reía. Lo disfrutaba cruelmente. Te metía el dedo en la herida hasta el fondo. Una respuesta equivocada y ¡cagaste te mandó saludos! Caías en la lista de los rojos (el rojo sangre le apasionaba). Te transformabas en su enemigo y te declaraba la guerra. A partir de ese momento eras un “comunacho” y quedabas plenamente identificado. En verdad era un gallo perverso y muy re vaca. Pero tenía su lado bueno.

Muchos -si hubieran podido - habrían asesinado a Pinochet. Ganas no les faltaban y los voluntarios sobraban. Algunos sugerían un atentado o algo así. Pero las posibilidades eran mínimas. En el territorio de su dominio, no se movía ni una hoja sin que él lo supiera. Una legión de esbirros le cuenteaba en la oreja (siempre en la derecha) todo lo que quería saber. Era siniestro para sus cosas. Pero tenía su lado bueno.
El perfil de Pinochet también incluía una personalidad muy exigente. No aceptaba errores. Y tolerancia cero a la desobediencia. Permanentemente te estaba calificando, evaluando, midiendo, poniendo nota de lo que hacías. Y sus decisiones eran invariables. Jamás las cambiaba. Ni medio punto, ni una milésima. ¡Viejo jodido este Pinochet. Lo odiábamos. Pero tenía su lado bueno.

Y lo bueno de Pinochet era precisamente la exigencia. No aceptaba la mediocridad. Nos obligaba a luchar por lo mejor. A mirar el futuro nuestro y el de la patria con mentalidad ganadora. Nos amaba a su manera y lo demostraba exigiéndonos al máximo. Quería que fuéramos chilenos de primera.

Venía seguido a Iquique.Yo lo acompañaba a Zofri. Compraba montones de cosas. La mayoría eran regalos “para sus chiquillos”. En el fondo nos quería mucho a su manera.
Después de cumplir 30 años de profesor en el liceo, alcanzó el cargo de director y una lapicera de oro. Se lo merecía don Pedro Pinochet Ramírez, mi viejo y querido profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica.

Cuando Pinochet murió, varios de sus alumnos fuimos a su despedida. Pero también llegó un lote grande a proferirle los últimos merecidos garabatos porque según ellos, les amargó parte de sus vidas. Es entendible, ellos nunca conocieron ni comprendieron su lado bueno. Pinochet, descansa en Paz.

martes, febrero 05, 2013

El chicle de caca


Tengo un amigo que usa una expresión a mi juicio muy certera, muy gráfica, pero a la vez muy asquerosa. Me refiero por cierto a la frase que titula esta crónica: el chicle de caca.

Y el asunto me interesa no solo por la singularidad de la expresión, lo "exótico" del saborizante  o la constitución de este chicle, sino por los efectos  que produce en los seres humanos masticar esta singular “golosina”.

Mi amigo cree –y así he empezado también yo a coincidir- que por la vida cotidiana  circula un conjunto no despreciable de seres humanos que sus rostros reflejan desagrado, molestia, rabia contra el mundo, reclamo intrínseco, odio parido e incluso  hasta mal aliento pues de su boca no salen sino puras nauseabundas palabras, pésimas ideas, reclamos persistentes y escupitajos lingüísticos en forma de coprolalias repulsivas.  Eso es muy visible.  Representan una forma singular de andar por el mundo enojados  in extremus  por cualquier cosa que ocurra (en el mundo) o les ocurra (en su mundo) .  Están en la categoría de sujetos de “radiador  chico”, entiéndase que " se calientan muy rápido” y  que sus caras reflejan aquello pues jamás se les verá ni con una falsa sonrisa. Expresión del rostro que pendula entre “como comiendo limón o como tomándose una cerveza caliente (la cerveza) . 

La parte buena de la noticia es que los chicles de caca no están en el mercado, no se fabrican ni en China y que su principal mérito podría ser que se trata de un emprendimiento personal propio de cada país.  Es de autofabricación para su uso y goce.
Información calificada asegura también que probablemente sea uno de los emprendimiento humanos más antiguos.  Se presume además, que el hombre fabricó los chicles de caca para dar salida, libre expresión a estados emocionales de rabia, molestia, negativismo, odiosidades, hinchamiento de gónadas, reclamaciones múltiples, refunfuñamientos, pateos de perras, emputecimientos y otras malas ondas de similar y perversa naturaleza. Y lo peor, es que esto habría estado presente ya en los homos sapiens en las mismísimas e inhóspitas  cavernas del período jurásico.  

La mala noticia es que masticar chicles de caca es un pésimo hábito y para peor, adictivo y heredable. En cuanto al sabor, dicen que el chicle de caca es amargo, con aroma  ligeramente cítrico y con reminiscencias de ácido sulfúrico.  Y por lo mismo, tendría en general un insoportable olor a mierda. En cuanto a su constitución, en general sería pastoso, de consistencia gelatinosa, color parduzco y que habría variedad de texturas,  olores, aromas y sabores.  Pero independientemente de lo constitutivo,  el efecto es invariable. Pone de mal genio a las personas, les hace andar siempre enojados, negativos, molestos, criticando sin aportar nada y reclamando permanentemente sin encontrar nada bueno. En pocas palabras, conectados siempre al polo negativo de la batería. (Esto me recuerda a algunos políticos, doy como ejemplo a Andrade, el presidente del PS y a nuestra joyita local, el diputado barba- rojo).  Andan siempre como masticando el chicle de caca.         

Si usted ha tenido la buena suerte de no encontrarse nunca con masticadores de chicle de caca, dese con una piedra en los pechos, porque ya son legiones. Si quiere echarles un vistazo, métase en alguna red social  y lea lo que la gente opina. Allí podrá empezar a “cacharlos”. Son los que jamás dicen algo positivo, nunca agradecen  nada, nunca dan ideas positivas, siempre mostrando rencores, resentimientos sociales, hablando mal de los demás,  etc., etc. En verdad son unas verdaderas plastas que no aportan nada constructivo. Andan por la vida con su coprofagia. No hay salud, digo yo.

Los Cien años del sostén



Yo sostengo que la Revolución Francesa es a la Libertad, como el sostén es a la opresión.  Esto lo digo con motivo de los 100 años de vida que cumplió el sostén el año 2012, indumentaria femenina por excelencia que a través de la historia ha tenido detractores y defensores. Una lucha sórdida  por conciliar, entre otras variables, la necesidad práctica, la moda y la sensualidad femenina.  
El asunto comenzó con la muy deseada liberación. El tirano,  duro, inflexible y opresor corsé,  que si bien es cierto no apuntaba solo a contrarrestar y a la vez desafiar a Newton  intentando impedir a toda costa que los cuerpos menores fueran atraídos por la Tierra, tenía el loable propósito de contribuir a  mejorar la figura femenina, acentuando sus sensuales sinuosidades y vericuetos.  
Pasar del  corsé al sostén fue un atrevido acto revolucionario.  Tanto como lo  ocurrido en los  años del hippismo y la época de la revolución de las flores, cuando las féminas  se sacaban sus sostenes, los enarbolaban  y los lanzaban al aire como expresión de más libertad. De esta manera,  los pechos al descubierto han expresado de manera visible el principio universal de la libertad. Por eso es que también sostengo (valga la redundancia), que  el sostén y la Revolución Francesa se conectan  mediante un denominador común que es la libertad. El clásico cuadro  “La Libertad guiando al pueblo”  de Eugene Delacroix, muestra a una mujer con los pechos al aire conduciendo al pueblo francés hacia la libertad. Jamás podría haberse logrado el mismo efecto con una mujer con los pechos atrapados en un sostén. ¿Qué mejor testimonio de libertad que  mostrar libremente  los senos?
Pese a todo, el mundo femenino, en su gran mayoría, ha cedido estos espacios de libertad y los 100 años de opresión que cumple el sostén, así lo demuestran. Pero la historia en rigor  es más que centenaria. Hay una narración de un poeta latino que en una de sus obras se refiere al “strophium”, variante  del actual sostén usado por las cortesanas de la antigua Roma. Era  un trozo de lino que se cruzaba sobre el busto. El poeta lo definía  como "trampa de la que ningún hombre puede escapar. Cebo que reenciende la llama del amor". Una variante sensual del adminículo que estuvo de centenario cumpleaños.
Por otra parte, el brassiere (en francés suena más sexy) , símbolo de feminidad por excelencia, es una compleja obra de ingeniería, cuya construcción   no solo comprende más de una docena de piezas ensambladas a la perfección sino que también, debe garantizar que  sirve de soporte calificado, seguro y funcional, ante diferentes desafíos al que se le somete. Sean éstos una contienda deportiva, una riña o un tórrido encuentro entre amantes furibundos.
El sostén, forma parte de un conjunto de ropa que los hombres valoramos inmensamente: la lencería. Junto a los sostenes clásicos en blanco, negro o color piel aparece la nueva lencería colorida, con flores y estampas. También a través de los años, el diseño, material y funcionalidad ha cambiado para mejor. Desde los 70 el soutien (sigo con el francés)  es más ligero, menos constrictivo, más desafiante, más pequeño, incluso con detalles prácticos, como el broche al frente (variante funcional de las madres que amamantan, detallito  muy apreciado por  los varones con poca o nula motricidad fina). Así el hedonismo y el culto al cuerpo, a la exacerbación de la sexualidad, van promoviendo cada vez más  el boom por la lingerie  y aparecen el encaje, el tul y los bordados. Ya desde los 90 el corpiño (suena poco sensual en el habla hispánica) adquiere una dimensión fashion, con franjas de encaje, colores vibrantes, aros y copas reforzadas.   
En moda y gustos hay para todos. A algunas mujeres les gusta mostrar el busto para lo cual un buen sostén es indispensable. A otras a ocultarlo. Pero algo irrumpió en los últimos 15 años que le puso un plus (más bien dos) a este asunto del sostén. La llegada de la silicona. 
La silicona ayudó a la transformación de un accesorio principalmente práctico en un objeto de seducción, revolucionando la industria. La antigua expresión  “más contento que homosexual con senos” quedó fuera de contexto. Con solo 120 ml de silicona el asunto está resuelto por partida doble. Y también si se tiene pechuga en exceso,  la cirugía aporta lo suyo. Newton y su famosa ley de gravedad, no tenía idea que un polímero inerte le iba a boicotear su famosa teoría.
De lo expuesto podría llegar a varias conclusiones:
1. Que mujer con senos al aire simboliza  libertad.
2. Que mujer con los senos en sostén sugiere opresión.
3. Que el sostén moderno es el que tiene 100 años, pero que la opresión viene desde mucho antes. 
4. Que es una pieza vital en la lencería femenina  y un adminículo de seducción incomparable.
5. Que a la mayoría de los hombres les gusta  ver a las mujeres en, con o sin sostén.
6. Que igual que en los contratos de seguros hay deducibles que aplicar (peso específico de la glándula mamaria, resistencia a la gravedad, diámetro,  edad de la sostenedora,  tumefacción del pezón,  certificación de origen (si  venía de cuna o es un constructo de la ingeniería, etc.)
7. Que en la intimidad a los hombres les gusta tanto sacárselo como ponérselo a sus parejas.
En mi caso, no soy regodeón, pero en una encrucijada así, prefiero ponérselo. Digo yo.