jueves, junio 23, 2016

Tiempos de lógicas ideológicas

Publicado en enero de 2016

En las páginas de cualquier medio y lugar del planeta, leo, veo o escucho malas noticias  que ocurren en cualquier lugar. Concluyo que este mundo está loco, descarriado, desordenado, confuso y sin claridad hacia dónde va. Si es que va para algún lado. Concluyo también que lo que hace no tiene lógica. Entendiendo por tal el razonamiento para que ideas o hechos se manifiesten o se desarrollen de forma coherente y sin contradicciones entre ellas. Lo que es bueno es bueno y lo que es malo es malo. Es cosa de aplicar la lógica.
El siguiente relato  me parece muy ilustrativo por lo cual “lógicamente” lo comparto con mis lectores : “Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en Talmud. ¿Lógica? - preguntó el rabino, dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?
Eso es fácil, el de la cara sucia, respondió el estudiante.  Incorrecto, dijo el rabino. El de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la cara sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara. No pensé en eso, admitió el joven. Dame otra oportunidad.
Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?  Recién hemos respondido, aquel con la cara limpia, contestó el estudiante.
No. Ambos se lavan la cara, dijo el rabino. Aquel con la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia  y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la cara limpia se lava,  él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara. No me di cuenta de esa alternativa, expresó el joven. Dame otra oportunidad.
Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?  Preguntó el rabino. Ambos lavan su cara, respondió con énfasis el estudiante.
No. Ninguno de los dos, dijo el rabino. Aquel con la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la cara sucia y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava.
Una última oportunidad por favor y le demostraré que puedo estudiar Talmud, pidió el joven.
Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara? Volvió a plantear el rabino. Ninguno, exclamó triunfalmente el estudiante.
¿Ves ahora por qué la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? ¿Cómo va a ser posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia?  La pregunta es tonta dijo el rabino. Y si intentas contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Te sugiero aprender algo más de lógica antes de estudiar el Talmud.
En este año de elecciones de alcaldes ojalá  a los chilenos no nos falle la lógica y menos la memoria. Digo yo.


Y todo de nuevo

Publicado en noviembre de 2015
         Ya se sienten los primeros síntomas y se escuchan  las expresiones típicas de un proceso electoral  en vías de desarrollo. Hay señales evidentes, mensajes subliminales y de los otros, por lo que se estima que las campañas para las próximas elecciones de alcaldes  y parlamentarios  se nos vendrán encima definitivamente tan pronto termine el año.  
Lo que ocurre en esto días es un fenómeno archi conocido. Hasta tiene olor. Olor a campaña,  a candidatos y candidaturas.  Están apareciendo las típicas discrepancias, las diferenciaciones, las primarias pinturas de guerra. La guerra entre socios. No hay acuerdo en el balance. Hay atisbos ya de futuras controversias, discrepancias y divorcios. Declaraciones por todos lados, fijaciones de posiciones, diferenciaciones, cálculos ingenieriles y uso abusivo de las matemáticas. Ya sacaron las calculadoras y están decidiendo si sumar, restar, dividir o multiplicar.
Pero no es por cierto que sea un asunto meramente de las  Matemáticas, hay una mezcla con otras ciencias que deben respetarse. Yo identifico varias y pienso en aquellas propias del pensamiento clásico de la democracia de los griegos hasta las propuestas más modernas de los gurús famosos de hoy  que son necesarias.
De la ciencia de la Ingeniería, creo que lo más necesario es saber mucho cálculo. Aparentemente un cálculo científico pero que en realidad al final lo que hacen los políticos criollos en transformarlo en una encerrona de varios  días,  hasta “parir” una plantilla de candidatos.  Dejando para luego, el diseño del programa, el contenido, las ideas.  O sea las realizaciones. Ese termina siendo un detalle menor.  
Y aquí es donde está el gran problema,  pues tras lo que ha pasado en los últimos tiempos (no se por cuánto tiempo poner las manecillas del reloj en reversa) lo concreto es que ya no es un problema de ideas y proyectos, el asunto ahora es de nombres, de personas con las cuales salir a vender un proyecto (que ya habrá tiempo para construirlo).
Y aquí aparece el primer gran problema. Por todos lados los nombres están objetados o podrían objetarse, pues lo que ha pasado en los últimos 10 años o más, no está prescrito ni menos olvidado por los sufridos ciudadanos. Me incluyo en el sufrimiento.
Armar los equipos al igual que los de fútbol, no va a ser fácil, considerando que tantos potenciales seleccionados tienen  tarjetas amarillas, licencias médicas de larga data, están en cuarentena esperando la evolución de sus dolencias, requieren o han solicitado exámenes nuevos, han pedido salidas alternativas con otros remedios, en fin,  aprovechando todas la opciones posibles. Pero lo concreto es que aún no se sabe quienes finalmente están en la planilla. Pero no obstante,  a la ciudadanía, a los fans,  este asunto no les inquieta para nada. La ciudadanía no está ni ahí con los próximos encuentros políticos, que más parecen desencuentros.
De no mediar algo muy especial, cada vez me convenzo más que los ciudadanos no quieren ir al Estadio Nacional (uno de los tantos lugares de votación) porque se sienten que los políticos los han defraudado, los han engañado y que puede ser esta la oportunidad de su venganza.
Personalmente creo que hay que participar en todos los procesos eleccionarios porque somos un país al que nos gusta la democracia. Pero por favor,  lo único que les pedimos a los políticos, seriedad, responsabilidad y transparencia.  Que se dejen de hace cálculos y que ahora utilicen bien aquello que está sobre sus hombros y que les sirve para todo,  incluso para pensar. Y por favor también les pedimos como ciudadanos informados, que no crean que somos un grupo de ingenuos. Por decir lo menos. Y si no quieren escuchar o no entienden este clamor, den un paso al lado y quédense en sus casas un tiempo. Digo yo.

Un negocio llamado fútbol

Publicado en noviembre de 2015

Después de la seguidilla de escándalos de todo tipo que han ocurridos en Chile en los últimos años,  que se han enfatizado, que son más recurrentes, sorprendentes, diversos y con génesis en muchos sectores,  podríamos concluir que a pesar de todo, seguimos siendo una sociedad estructurada y ordenadita.
En efecto, existen sectores o mundos con sus características  y particularidades propias. Así por ejemplo se pude identificar a la clase gobernante, la clase política,  empresarial, el mundo obrero, el estudiantil, el de las minorías, el del fútbol, etc.
Y me detengo acá, en esto del mundo del fútbol. Y explicar que en este hay mundos más pequeños.  Especies de sub mundos o mundillos, en áreas especializadas y específicas. Se pueden identificar el mundo de los dirigentes, de los entrenadores y sus cuerpos técnicos, de los árbitros, de los socios, de las barras.
Y en el mundo mayor, en un rango de tipo planetario,  está la inefable FIFA, la gran madre o mundo mayor (casi universal) que  chorrea hacia los mundos más pequeños, sus satélites. Y lo que chorrea, produce o succiona como hoyo negro del universo,  no solo el dinero sino que  influencia, presiones, decisiones o malas prácticas, que pueden ser,  desde nominar los principales cargos, hasta determinar cómo se elige, nomina o decide la contratación del aguatero, del aseador de camarines, o la marca del pito que se usará en los partidos de segunda división. Todo,  pero absolutamente todo,  es parte de un plan “macabro” elaborado desde los Alpes suizos. Por el  Zar del fútbol.   
Lo que deseo precisar acá, es que se trata de una potencia universal que entre otras cosas cosas, mueve mucho más dinero que el PIB de varios países del mundo juntos. Y como se sabe, el que pone la plata pone la música. Así es que hay que bailar con la música que un grupo de “expertos” (no diría en asuntos de fútbol, sino en negocios a escala mundial). Y aquí viene la primera gran aclaración: El fútbol dejó hace años en ser un deporte, es un negocio. El core business es financiero. La práctica del fútbol es un ítem, casi la excusa. El verdadero negocio son las transmisiones, la  publicidad, el  merchandising, nominación de sedes,  apuestas, transferencias de jugadores (los corte de cola) , etc.     
Eso explica por qué se desee tener cualquier cargo en esta supra institución que dirige Blater, un semi Dios que tiene mucho más poder e influencia que el presidente de una nación. Esto es también parte de este extraño mundo, donde las cosas son   ambiguas,  raras, inexplicables, poco transparentes. Y lo único que se puede asegurar es que el objetivo de fondo (no sea ingenuo y vaya a creer que es el desarrollo del deporte) la razón de ser es “el negocio del fútbol”.
Y nosotros, que ahora hemos crecido en el fútbol (pareciera solo en su variante deportiva) gracias a la calidad de un puñado de jugadores que ha logrado niveles mucho mayores al estándar histórico, que se  codean con la elite deportiva mundial, gracias a su esfuerzo y  bajo la conducción de entrenadores como Borgi, Bielsa y Sampaoli, que les empaparon mentalidad ganadora y profesional, estamos, como selección, ahora bien rankeados.
Sin embargo, cuando me entero de los escandalillos del pelao Jaddue, me bajan los tiritones de pera. No vaya a ser que  más de alguien empiece a especular con que la Copa América fue arreglada. Que hubo platas negras por debajo de la mesa. Desde la nominación de la sede, hasta los árbitros de nuestros partidos.  

Ahora por causa del Pelao Jaddue todo está bajo sospecha. Mientras  él se pasea fresco y deportivo por Miami. Coincido con aquello de:  “no hay chico que no sea rosquero, guatón que no sea lacho, ni pelao que no sea fresco”. Digo yo.   

París bien vale una misa

Publicado en noviembre de 2015

París bien vale una misa,  es un tema de la cultura y la historia, que se origina probablemente en una frase apócrifa, atribuida a Enrique de Borbón o de Navarra, el pretendiente protestante al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar . Pareciera que desde esos años esta frase viene utilizándose con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades. Implica renunciar a algo, aunque sea aparentemente muy valioso, para obtener lo que realmente se desea. También en el sentido de atenuar la falta de sinceridad o de convicciones, o de representar la tolerancia o la indiferencia, especialmente en cuestiones religiosas.
La historia nos cuenta que en las Guerras de Religión de Francia, los bandos protestante y católico se habían estado enfrentando durante largos años. Distintas soluciones pacíficas al conflicto venían proponiéndose por intelectuales moderados de ambos bandos, pero en estos asuntos de fe, de convicciones religiosas, es muy difícil poner de acuerdo a las partes. Es un tipo de conflicto que traspasa toda posibilidad de entendimiento basado en la  razón.
El viernes cerca de media noche, las luces de París,  la conocida mundialmente como La Ciudad de las Luces,  fueron simbólicamente apagadas a causa de un conjunto de actos terroristas, provocados por  personas que lo hacen porque tienen un pensamiento diferente a otros.
Un acto insano en donde no se advierte ni el más mínimo atisbo de tolerancia, un valor fundamental para la sana convivencia humana civilizada. “Si no piensas como yo, si no crees en lo que yo creo, entonces eres mi enemigo”. Esa pareciera ser la frase- pensamiento de quienes intentan hegemónicamente imponer una sensibilidad o  pensamiento determinado. A veces me parece verlo también en nuestro escenario político nacional cuando se discuten leyes que reforman aspectos fundamentales para el mejoramiento de la sociedad actual.  Allí cuando emergen las ideas de principios ideológicos  tan faltos de respeto por la sociedad y el pensamiento libre.
Vuelvo a lo de París,   ciudad luz, a la  que solo conocí desde las alturas y  su aeropuerto Orly, pero para mí la capital de un país bastante conocido por mi afición a la pintura clásica de los  maestros franceses, los libros de escritores  consagrados, las referencias sobre su magnífica cocina, sus vinos, sus quesos y particularmente su Himno Nacional, que me aprendí en el colegio, en aquellos años en que el idioma francés,  al igual que el inglés era obligatorio en los programas escolares. El viernes por la noche escuché a los miles de franceses que salían del Estadio de París, tras los bombazos, cantando con el alma estremecida la emotiva  Marsellesa. Un verdadero acto de fortaleza y señal de que jamás se dejarán abatir por el terrorismo.
“París bien vale una misa”, una frase que debe contextualizarse  durante las llamadas guerras de Religión que enfrentaron a protestantes  y católicos en Francia por casi 50 años. Fue necesaria  la promulgación  del Edicto de Nantes, un mandato que garantizaba la libertad de cultos a los hugonotes (protestantes)  a la vez que establecía una base jurídica firme para la coexistencia pacífica de las dos corrientes religiosas proliferantes en Francia.

Lo ocurrido hace solo dos días, no es una guerra del tipo que debió enfrentar el Rey de Francia de aquellos años, la de hoy es de otra naturaleza. Y no se trata solo de aceptar,  pensar o profesar una religión diferente, el asunto es que uno de esos pensamientos y creencias, se considera lo único verdadero. No puedo ni imaginarme cómo sería este mundo, si todos pensáramos igual. Creo que no podría existir la sociedad humana.   

El papel del hombre en la sociedad

Publicado en noviembre de 2015
Desconozco la fecha - del Chile pobre de antaño- desde cuándo se habría empezado a usar el papel higiénico o “confort”, dejándose de lado otras formas de limpiarse  el trasero tras el proceso digestivo de los humanos. Según averigüé, el papel de diario cortado en tamaños de 15 x 15 centímetros  fue el elemento que sirvió a tal objetivo a muchas generaciones. Esto ocurría hasta en las mejores familias, claro que en las casas de los más pudientes estos  compraban en las mercerías y almacenes de barrio, papeles suaves y absorbentes y los cortaban del tamaño deseado según  gusto, necesidades o funcionalidad. Mi padre me contaba que en sus años de niñez y juventud,  los suaves papeles con que envolvían cada manzana las empresas de la Asproman  (Asociación de Productores de Manzanas) eran los que la gente más se los disputaba. Eran los tiempos del Chile pobre y subdesarrollado.
Pero eso es pasado. Ahora hay mucha oferta, marcas y calidades para satisfacer el mercado ávido de limpiarse el trasero, las manos, sonarse, desmaquillarse  o lo que sea.  Y para satisfacer esas necesidades hay una oferta fabulosa y variada, con muchos proveedores que compiten para ofrecernos la mejor relación precio, calidad y surtido.
Pero no es así. Eso era lo que creíamos, porque la semana pasada Chile vivió un papelón con este asunto, al descubrirse la colusión de las empresas que fabrican y distribuyen el llamado  papel  toilette, o tisú.  Este grupo, formó una suerte de  Cartel (término con el que se identifica a una organización ilícita o a un conjunto de organizaciones que establecen acuerdos de diferente naturaleza  para llevar a cabo actividades irregulares).
Este sucio negocio del papel higiénico en vez de ayudarnos a “sacarnos la mierda” entre otros usos, nos estuvo literalmente cagando a los chilenos por diez años.  Se unieron las empresas fabricantes y decidieron no competir entre ellas, porque eso era malo para el negocio y desataba una insana guerra de precios, alteraba los inventarios  y generaba riesgos de pérdidas. A causa de esas razones técnicas, decidieron  joder al stakeholder más débil: el consumidor. O sea a todos nosotros los chilenos y extranjeros residentes de Arica a Magallanes, incluidos los de los territorios insulares y de las bases en la Antártica.
Durante diez años el Cartel del Confort (no sé por qué  me recuerda  la película El Padrino)  mantuvo altos precios en todos sus productos: papel higiénico, toallas, pañuelos desechables, servilletas, entre otros productos “tisu”. Los perjuicios económicos a los consumidores son cuantiosos. Se calcula que cada empresa del Cartel habría generado utilidades sobre normales de US$ 23 millones anuales.
Mencionaba la película El Padrino, porque los métodos usados por el grupito se parecen bastante a lo narrado en ese film. Según se informó, las empresas coludidas en  pos de mantener y aumentar las utilidades y evitar que el papel higiénico fuese más barato, mantenían los precios y utilidades estables, ojalá en aumento. El propósito era que el acuerdo perdurara en el tiempo y no fuera detectado por las autoridades.

Igual que en la película, tenían práctica “especiales”. Usaban un cuartel de bomberos para sus reuniones donde participaban gerentes estratégicos para implementar los acuerdos. Contaban con planillas Excel con datos de precios y producción provistos por las empresas  que actualizaban cada dos meses. Si había desviaciones o señales de que el acuerdo no se estaba respetando, las partes se contactaban por teléfono o  correos electrónicos exclusivos. Con la denuncia de colusión de las Farmacias, decidieron utilizar solo celulares de prepago desechables.  También hay información sobre el lanzamiento de tres computadores al Canal San Carlos. Todo esto bien parece un guión del mismísimo Mario Puzo.  No hay salud, digo yo.   

Un condumio a la Carta

Publicado en noviembre de  2015  
La  Carta Fundamental de Chile, nombre con el cual  también se le conoce a la Constitución Política de la República,  aparentemente está tan vapuleada, censurada e invalidada que  finalmente se considera  “inadecuada” para los tiempos actuales y sobre todo para los venideros. Consecuencia de ello y cumpliendo al pie de la letra parte de su propuesta electoral, la Presidenta empapada además de esa suerte de karma  ideológico del conglomerado que le secunda, cual es querer cambiar absolutamente todo, informó a los habitantes ciudadanos del país, que la Carta Magna nacional,  entraría a un proceso de enchulamiento mayor.
No sé a pito de qué este proceso lo encuentro parecido al famoso y exitoso programa mundial Master Chef. Así el proceso que propone la primera mandataria o sea la Master Chief  intenta que un conjunto de calificados participantes desarrollen una muy sabrosa Carta que satisfaga los exigentes paladares de los chilenos y que sepamos cómo va a estar la cosa en el futuro.
Por eso es interesante analizar este proceso creativo que desde ya creo que tendrá un desarrollo “muy sabroso”. Sin duda que se verán afectadas muchas sensibilidades, gustos, sabores, aromas, paladares, aromas, gustos y preferencias, porque a los ciudadanos nos gustan diferentes condumios, algunos con recetas de raigambre hispana y nacionalista, también la variada y amplia carta de la oferta internacional y sin que falte desde luego nuestra  cocina vernacular con olor y aroma de las tierras mapuches.
A partir de la fechas fijadas por la Master Chief,  los chilenos deberemos ponernos los delantales, afilar los cuchillos (para fines culinarios por cierto) y concordar –civilizadamente- qué queremos poner en la Carta. Desde los aperitivos hasta los postres. Para ello, la jefa del programa, ya marcó los tiempos para que se haga la propuesta.  
No será fácil poner de acuerdo a los chilenos sobre una nueva Carta. Pero hay algunos requisitos básicos. Debiera ser: Nutritiva (con las proteínas  y nutrientes suficientes para que los hijos de la  Patria futura  crezcan sanos y fuertes).  De buen sabor ( que los platos del menú a nadie le deje la boca amarga). Variada (que estén en el menú lo que los comensales necesitan, les gusta y  satisface. Comida tanto para los “guardianes de la parrilla“ como para  veganos.  Eficaz (que logre los resultados esperados por todos). Equilibrada (que niños y ancianos, pobres y ricos, hombres y mujeres, nortinos y sureños, de los Andes o del Pacífico, huincas y mapuches, encuentren en esa Carta lo que necesitan para seguir vivos).  Sana, que nadie se enferme  ni menos que muera). En fin, una Carta con una propuesta que deje felices a todos y que podamos sentarnos a la mesa cada día, mirarnos a la cara y disfrutarlo.     
Lo importante en esta nueva  Carta, a la construcción que nos invita la Chef Michelle,  es que la elaboren profesionales de la alta cocina (los que saben) y no “expertos” de la cocina callejera. Esta vez que participen profesionales de la cocina.
Si no hay garantías de que los chefs que participen en esta versión de la nueva Carta, sean capaces de hacer algo bueno, bonito y barato  y que por cierto funcione y guste a los chilenos, no me cabe duda que podemos pasar a los postres y al bajativo en los plazos indicados.
Pero vale hacer una pregunta trascendental ¿Será realmente necesaria una Carta nueva?  No será solo un problema de presentación. La comida primero entra por la vista.

Finalmente me pregunto ¿para qué tanto atado y no hacer los cambios al estilo del past president  Lagos? Recuerdo clarito que él dijo que su carta del 2005, le había quedado buena y totalmente democrática. Salvo que ahora esté tirando para la cola. Digo yo.

El síndrome de l urna vacía


Publicado en agosto de 2015

Faltan poco más de 14 semanas para que nos vaya este especial año  2015. Entre terremotos, aluviones, erupciones volcánicas, reformas estructurales duras, peleadas y eventos corruptos del lado que nos pidan,  los chilenos hemos estado bastante asustados, ajetreados, sorprendidos y molestos. Salvo el veranito de San Juan de la Copa América, el resto, como decía uno de los jurados del Mater Chef chileno “una miegda” de año.
Afortunadamente lo que queda de este especial 2015, creo que se nos pasará en un abrir y cerrar de ojos. Con la primavera en régimen ya empezaremos a concentrarnos en otros temas. El comercio nos  recuerda  Halloween, luego empezará in crescendo  la publicidad de la Teletón que nos invadirá con su mensaje comercial y de sensibilización, luego la Navidad y el Año Nuevo y entremedio,  los partidos de eliminatorias para el próximo mundial de fútbol en Rusia. Consecuentemente, ya a lo menos en nuestras mentes, podríamos dar por cerrado este 2015 tan especial. 
Y con el 2016  vendrán las vacaciones, el Festival de Viña, el inicio del año escolar, el pago de las patentes, los impuestos, en fin,  lo de siempre. Pero el año próximo tiene una especial connotación a causa de las elecciones de los alcaldes. Primero,  ver si va a funcionar esto de las “primarias”.   
Y este es uno de los puntos de mi preocupación, ya que después de la escandalera de este año 2015, que ha sido el del destape de la corrupción a causa de la nefasta relación entre el dinero y los negocios, con personeros involucrados de todos lados y colores políticos, la oferta del 2016, seguramente debiera ser con caras nuevas. El drama es que en rigor no habría mucho donde elegir, salvo que fueran los de siempre. Sin embargo muchos de estos, después de 2015 en que se fueron a negro (por las platas negras) su retorno es inviable. Han quedado en estado de pecado. En todas las aristas conocidas: Caval, SQM, Penta,  etc., etc., que abarca todo el espectro político e institucional de la República, hay involucrados personeros públicos, otrora potenciales candidatos a algo.  
Aún cuando pudieran aparecer candidatos “vírgenes”,  sanitos, no pecadores, ni contaminados (buscando bien es posible encontrarlos) el problema podría persistir  ya que anticipo lo que llamaría  “el síndrome de la urna vacía”. Es decir cuando  la ciudadanía sencillamente se queda en la casa ese día, por ejemplo, viendo el recuento de Sábados Gigantes.   Si además en Palacio se incuba la idea de otro síndrome, en este caso el del “pato cojo”, el capital político recogido no serviría mucho para apuntalar a los candidatos a alcaldes, diputados, senadores e incluso el próximo presidente.  
Como un conjunto no menor de políticos tiene sus papeles de antecedentes con observaciones, están en estado de pecado. Para ellos, pensar en una reelección es una ingenuidad. Por eso creo y temo, que para futuros comicios electorales muchos vayan a preferir a Don Francisco. Me preocupa que comience a incubarse un sentido no republicano de hacerle una verónica a las urnas. Si esto prosperara, estaríamos en un serio problema con nuestra estructura institucional y democrática. Creo que los honorables en estado de pecado debieran renunciar luego, ahora ya,  y no continuar en la  vida pública para darle tiraje a la chimenea. Para buscar a los mejores prospectos. Esto daría tiempo para preparar los relevos, barajar el naipe, sacar las cartas marcadas e iniciar un nuevo juego. Que ojalá no sea el simpático pero poco higiénico y a la vez coprolálico Poto Sucio. Digo yo.    

  
Errare humanum est
Publicado en Agosto de 2015

Errare humanum est,  expresión en latín que significa literalmente: "Errar es humano". Equivocarse se considera intrínseco a la naturaleza humana, por lo que hay que aceptar los errores y aprender de ellos para evitar que se repitan.
Cito esta expresión porque desde el día miércoles recién pasado un  prestigiado programa de televisión internacional, dio a conocer al mundo un error morrocotudo cometido en Chile con la instalación de su primer puente levadizo. Este “horror de cálculo” como se tituló, nos dejó como chaleco de mono, en circunstancias que los ingenieros y calculistas chilenos tenemos fama por su profesionalismo. De eso dan testimonio las edificaciones que soportan regularmente terremotos de clase mundial, sobre los 8.0 ° Reichter.
La verdad es que no fue error de cálculo ni responsabilidad de los chilenos. La empresa a cargo de la instalación es española y  el puente había sido construido en el extranjero.  Consecuentemente no era un asunto relacionado con construcción sino con instalación.
Si fuera comparable con algo, yo diría que lo que pasó fue una suerte de “cuchufleta”, eso que ocurre en el juego del dominó, cuando alguien coloca una pieza que no corresponde o en la forma correcta.
Aparentemente en el asunto del puente Cau Cau de Valdivia, alguien cometió una indebida cuchufleta y puso la ficha equivocada.  Siendo así no se trata de error de cálculo ingenieril sino “descuido, volada o distracción”. Descarto la mala fe.
Ahora que se advirtió la cuchufleta, no sé cómo podrá seguir el juego. De partida,  a la empresa española a cargo le cortaron el oxígeno y dejará de ser de la partida, valga la analogía. Ya antes había habido una pista a la que ahora se le da cierta importancia. Hubo un topógrafo que trabajó en la obra, que falsificó sus credenciales profesionales, además de que era corto de vista y disléxico.  
La cuchufleta se materializó en enero del 2014, cuando los tableros basculares fueron son puestos erróneamente. Uno de los brazos de puente levadizo se había montado al revés. Nadie aparentemente “con altura de miras”, miró desde arriba como encajaba la pieza. Habría bastado una mirada desde un helicóptero para darse cuenta que la pieza que correspondía poner después del Seis Cinco era Cinco y algo y no el Cuatro Tres, por ejemplo.
Si bien el programa Discovery intentó sugerir primero una falla ingenieril, finalmente se aclara que fue “una torpeza humana”. El error u “horror”   no fue de cálculo, sino de instalación (no leyeron bien el manual) y a la vez se aclara que la empresa a cargo no era chilena sino española. Por cierto que los supervisores  ingenieros y técnicos del MOP eran chilenos y ese serpa otro cuento con final abierto. Noticia en desarrollo como se dice en periodismo.
Y los errores no solo de cálculo, sino también de olfato ocurre también en política. Es lo que le aconteció al gobierno  con el nombramiento del nuevo Contralor de la República.  Se le produjo el efecto Cau Cau pero al revés. La ieza era la correcta pero el cálculo estuvo malo. El Senado rechazó la propuesta. Le faltó un solo voto para lograr pasar el puente. Falló la ingeniería política.
Con la propuesta del Fiscal Nacional el gobierno corrigió sus cálculos, revisó bien fórmulas y algoritmos y le resultó. Fue un éxito de la ingeniería política.

En general,  en política hay tres cálculos que siempre fallan: tiempo, plata y votos. El puente Cau Cau es el ejemplo viviente,    debió inaugurarse en marzo 2014. Costar unos 15 mil millones de pesos (ya está excedido en 17 mil millones).  Y ganarse los votos electorales en un escenario de casi 400.000 habitantes de la región. Esto último a lo mejor ocurre ya que errar es humano pero perdonar es divino. Digo yo. 

Un modelito de país

Publicado en Junio de 2015 

Tengo leves sospechas que cuando vuelva a instalarse en los programas educativos la asignatura antiguamente llamada Educación Cívica, esta decisión podría generar un efecto gatopardiano. O sea, cambiar las cosas para que  finalmente todo siga igual.
En el reciente libro de Mario Weissbluth “Tejado de Vidrio: cómo recuperar la confianza en Chile” el autor habla del clima de corrupción que circula con pase libre en nuestro país y que peligrosamente se puede instalar como el modelo a seguir para nuestros jóvenes. El gobierno ha pensado que una forma de contrarrestar esto,  es enseñarles Educación Cívica, para que sepan a cómo vivir en estos tiempos y comportarse  como responsables ciudadanos.   
Según estudios, la gran mayoría de los jóvenes cercanos a los 18 años, está nada o muy poco interesado en política, contingencia nacional y asuntos propios del funcionamiento del Estado y en general de la res publica o esfera pública.
Los jóvenes no están ni ahí, con muchas de las cosas, de la cosa pública, valga la redundancia. Se alejan voluntariamente de todo lo que huela a orden, procedimientos regulares, elecciones,  votaciones, etc. Los muchachos están interesados en que las cosas públicas funcionen  pero sin que ellos deban hacer algo en particular. Les gusta y exigen aquello de tener derechos,  pero no pescan nada con lo de las obligaciones. Ni menos las obligaciones “ciudadanas”.
La idea de incorporar Educación Cívica en los colegios es que desde chiquititos entiendan que son parte de la Nación y como tales tienen responsabilidades y obligaciones. Esta es la parte que los cabros no cachan mucho y prefieren marginarse de todo lo normativo, regulado y necesario para el buen funcionamiento del Estado y la sociedad.
Debo reconocer hidalgamente que no le tengo mucha a fe a la Educación Cívica, pero aplaudo su inclusión en la malla curricular de la educación secundaria, porque es mucho mejor que los jóvenes tengan conciencia y saber los deberes y obligaciones ciudadanas  fundamentales,   que actuar instintivamente. Esto es igual que un juego o incluso la práctica de un deporte. Es indispensable conocer el reglamento que lo rige y que se aplica para todos por igual.    
Claro que esta suerte de fobia social o  primaria anarquía ciudadana que padecen o parecen tener  los jóvenes, requiere mucho más que unas horitas de educación cívica a la semana.  Yo soy partidario de complementarlo con lo que se conoce como el aprendizaje vicario. Es decir, aprender conductas nuevas por medio de la observación. En el aprendizaje vicario, el refuerzo se basa en procesos imitativos cognitivos, el sujeto aprende con un modelo. En los primeros años, los padres, luego los educadores, luego el Estado y sus instituciones republicanas, los organismos funcionales, los representantes públicos y por cierto el hábitat ciudadano. Lo que ve y siente en el alrededor citadino. Es un aprendizaje activo.  Por el solo hecho de ver lo que otros hacen y las consecuencias que tienen por su comportamiento.
En conclusión, lo que se necesitaría entonces son buenos modelos para imitar.  Es la sabia naturaleza. Los hijos aprenden de sus padres o de quienes están a su cargo. Y cuando no están ellos, la familia expandida, el Estado, la res pública.
Siendo esto así, quienes tienen la responsabilidad formativa fundamental sobre los ciudadanos son los representantes de la entidades del Estado, luego las diversas instituciones tanto públicas como privadas y por cierto cada ciudadano.
Formar buenos ciudadanos, responsables, honestos y participativos  para enfrentar los grandes desafíos del mundo actual es pega de todos, pero principalmente de quienes nos conducen. Y honestamente creo, si leo la prensa de los últimos meses, no han sido  precisamente un modelito para seguir. Digo yo.