Publicado en El Longino de Iquique, el 30 de diciembre de 2014.
Con el video “Yo me rebelo”
que hizo la UDI, la guerra política se desató, a lo menos en palabras y
declaraciones de oficialistas y opositores. Algunos para cuestionar la rebelión
y descalificarla por diversas razones, incluso por innecesaria e histérica y otros, para expresar
el derecho a no estar de acuerdo con la forma y el fondo de lo que el gobierno
hace o intenta hacer.
Para entender el sentido y
alcance de esto de rebelarse, solo es necesario revisar el pasado. Hay que reconocer
que la historia de la humanidad es un constante proceso de rebelión. Ningún
pasaje de la historia del hombre ha estado desprovisto de rebeldes. Y creo que
no es posible escribir y describir el pasado sin referirse a los episodios de
rebeldía que nos han llevado a estar donde estamos. Somos hijos legítimos de
las rebeliones y de nuestros rebeldes padres. Y presumo que seguirá siendo
igual por siempre.
Si pensamos serena y
objetivamente, concordaremos en que los grandes personajes de la historia de la
humanidad han sido los rebeldes, sujetos que se han opuesto a un statuo quo y a la forma de ser, hacer o pensar de su tiempo. Nadie podrá negar que
figuras como Jesús, Gandhi, Martin
Luther King, Carlos Marx, Che Guevara,
Teresa de Calcuta, Mandela, Galileo,
Voltaire, Einstein, Da Vince, Julio César, o el Papa Juan Pablo II y tantos
otros, hayan sido en sus tiempos y circunstancias, definitivamente unos rebeldes. Y lo que hacen
los rebeldes, no es más que oponerse a una forma de ser, hacer o pensar existente,
ofreciendo una visión, una mirada diferente.
No todos los rebeldes son agentes promotores de la destrucción, el terrorismo o
la muerte. Los más son promotores de ideas.
Lo de la UDI y su rebelde
video, es lo natural que debe hacer un partido de oposición: oponerse. Y en
este caso, usando una estrategia publicitaria con un video y una idea fuerza. Y el gobierno enganchó y sobre reaccionó. Aquí
se debió hacer lo que muchas artes marciales orientales recomiendan. Aprovechar
la fuerza del contrario, para que caiga por su propio impulso. O haciéndole una
“verónica” como los españoles en su fiesta taurina o con los “ole, ole, ole”
que ahora también se usa en el fútbol. Fue muy ingenuo creo, “agarrar papa” con un
video. Esto es parte del juego (a veces muy
sucio) de nuestra indispensable democracia.
Hay muchos ejemplos donde los
que hoy están en el podio, ayer fueron oposición y rebeldes con y sin causa. Y
no solo declararon su rebeldía en acalorados discursos sino que también se
fueron a las manos y reconozcámoslo, los más extremistas, no solo tomaron piedras
sino que también otros insumos revolucionarios de mayor calibre.
Es indispensable entender que
rebelarse, en el sentido de no estar de
acuerdo con algo o alguien, es la base de todo cambio. Es fundamental que
existan puntos de vista diferentes. Nos permite movernos, salir de una
zona de confort e ir a una de expansión, lugar donde podemos crecer y
aprender a ver las cosas de otra manera. Elevar la perspectiva y darnos cuenta
que desde arriba, se ve más y más lejos.
En la vida es fundamental
rebelarse. Yo por ejemplo, me rebelo contra la estupidez humana, las ciudades sucias,
incultas y poco amigables, las sociedades no tolerantes, los políticos apodícticos,
la burocracia pública, el lenguaje coprolálico de la juventud, las murallas
rayadas. Pero también tengo algunas rebeldías no publicables ni menos puestas
en un video. Que Dios me pille confesado si lo hiciera, digo yo.