martes, mayo 31, 2016

Apostar a futuro            marzo 2014
Todo está consumado (Lucas 12:49-51) Ya está hecho, el recambio gubernamental y el de los principales estamentos del poder del Estado político se han establecido para los próximos cuatro años. Por cierto que para contabilizar los  sucesos que ocurran de aquí en adelante, este lapso es y será insuficiente. Se me ocurre que la lectura histórica de las naciones  debe ser medida en  “tiempo países”, un conteo que para cualquier análisis completo y honesto  debería abarcar a lo menos 30 años o más.
Las reformas estructurales que plantea realizar el nuevo gobierno muy difícilmente verán la luz legislativa en el período de la nueva presidenta y su congreso. Y aunque se lograra, la implementación y su necesaria gradualidad solo pueden dar señales en un mediano plazo. Ver en régimen los proyectos  emblemáticos como salud y educación, probablemente se logre en las tres décadas siguientes.
Mi visión es que el efecto de los cambios de las ofertas de campaña yo solo podría verlas reflejadas en la sociedad chilena para mi centenario. Y probablemente una fracción pequeña de los chilenos que hoy peinan las canas de los 50, estará vivo para contarlo.
Pero hay que hacerlo, lo prometido es deuda, aunque en política se puede borrar con el codo… bueno, Ud. sabe como sigue el cuento. Además, si la ciudadanía votó mayoritariamente esta propuesta electoral - sin perjuicio de que haya sido una minoría de los chilenos los que se manifestaron - o aunque la Nueva Mayoría sea en verdad una pequeña mayoría.   
¿Qué posibilidades habrá de concretar todo prometido? En la construcción de las propuestas, los técnicos y en particular los economistas, se basan en los resultados económicos de los últimos 23 años. Este me parece que es un muy autocomplaciente resultado pues Chile creció a más del 5% anual, se redujo la pobreza en dos tercios y el consumo aumentó 300%. Pero la pregunta es si hoy podrá sostenerse esa buena tendencia en los próximos 5, 10 ó 15 años. Lograrlo implicará dar un gran salto hacia una economía avanzada, pero también la consolidación de una sociedad madura y una democracia muy estable.
¿Qué podría impedirlo? Uno de los impedimentos podría ser caer en lo que los técnicos llaman “la trampa de los países de ingreso medio". Otra razón, el comportamiento de la calle. Hay una tendencia muy proclive a escuchar  a los llamados “movimientos sociales” una suerte de bolsillo de payaso ciudadano en el cual caben todas las reclamaciones imaginables y algo más. En estas circunstancias, solo un prestidigitador podría sacar de su sombrero algunos conejos a modo de sorprendentes soluciones. Pero ya a esas alturas del partido tendríamos a Chile convertido en un circo y a todos los chilenos trabajando como en uno pobre. No hay salud que aguante, digo yo.



  

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