Apostar a futuro marzo
2014
Todo está
consumado (Lucas 12:49-51) Ya está hecho, el recambio gubernamental y el de los
principales estamentos del poder del Estado político se han establecido para
los próximos cuatro años. Por cierto que para contabilizar los sucesos que ocurran de aquí en adelante, este
lapso es y será insuficiente. Se me ocurre que la lectura histórica de las
naciones debe ser medida en “tiempo países”, un conteo que para cualquier
análisis completo y honesto debería abarcar
a lo menos 30 años o más.
Las reformas
estructurales que plantea realizar el nuevo gobierno muy difícilmente verán la
luz legislativa en el período de la nueva presidenta y su congreso. Y aunque se
lograra, la implementación y su necesaria gradualidad solo pueden dar señales
en un mediano plazo. Ver en régimen los proyectos emblemáticos como salud y educación, probablemente
se logre en las tres décadas siguientes.
Mi visión es
que el efecto de los cambios de las ofertas de campaña yo solo podría verlas reflejadas
en la sociedad chilena para mi centenario. Y probablemente una fracción pequeña
de los chilenos que hoy peinan las canas de los 50, estará vivo para contarlo.
Pero hay que
hacerlo, lo prometido es deuda, aunque en política se puede borrar con el codo…
bueno, Ud. sabe como sigue el cuento. Además, si la ciudadanía votó
mayoritariamente esta propuesta electoral - sin perjuicio de que haya sido una
minoría de los chilenos los que se manifestaron - o aunque la Nueva Mayoría sea
en verdad una pequeña mayoría.
¿Qué
posibilidades habrá de concretar todo prometido? En la construcción de las
propuestas, los técnicos y en particular los economistas, se basan en los
resultados económicos de los últimos 23 años. Este me parece que es un muy autocomplaciente
resultado pues Chile creció a más del 5% anual, se redujo la pobreza en dos
tercios y el consumo aumentó 300%. Pero la pregunta es si hoy podrá sostenerse esa
buena tendencia en los próximos 5, 10 ó 15 años. Lograrlo implicará dar un gran
salto hacia una economía avanzada, pero también la consolidación de una
sociedad madura y una democracia muy estable.
¿Qué podría
impedirlo? Uno de los impedimentos podría ser caer en lo que los técnicos
llaman “la trampa de los países de ingreso medio". Otra razón, el
comportamiento de la calle. Hay una tendencia muy proclive a escuchar a los llamados “movimientos sociales” una
suerte de bolsillo de payaso ciudadano en el cual caben todas las reclamaciones
imaginables y algo más. En estas circunstancias, solo un prestidigitador podría
sacar de su sombrero algunos conejos a modo de sorprendentes soluciones. Pero
ya a esas alturas del partido tendríamos a Chile convertido en un circo y a
todos los chilenos trabajando como en uno pobre. No hay salud que aguante, digo
yo.
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