viernes, septiembre 05, 2014

Duro de matar


No cabe la menor duda que el ex senador Camilo Escalona es uno de los políticos que cumple con dos requisitos indispensables para estar siempre en el centro de la noticia: controversial e influyente. Y esto quedó demostrado en el lanzamiento de su libro “Duro de matar”, ocasión en que se rodeó de célebres figuras de peso,  que pudieron validar su historia y construir el contexto adecuado al evento.  

Por allí estuvo el ex Presidente Eduardo Frei, el jefe de la OEA José Miguel Insulza, el senador  Jorge Pizarro y su eterno camarada-rival Gutenberg Martínez, Sergio Bitar, José Antonio Viera-Gallo, más otros connotados y que por cierto opinaron y apoyaron a Escalona. Y esa era una de las ideas, además de promocionar el libro, que al día siguiente algunos titulares dieran luces de lo que allí se dijo,  No fue una reunión más, era una revisión a la historia, la validación y compromiso con ella y de paso, subir un poco  a Camilo Escalona al pódium tras un breve tiempo de bajo perfil,  haciendo clases de algo parecido a lo que antes  se llamaba Educación Cívica.     

Emulando a Bruce Willis y su personaje el policía John McClane  de la saga Duro de Matar, don Camilo  demostró que ha corrido muchos riesgos y ha tenido fuego cruzado con varios  blancos en las últimas décadas y de eso da cuenta en su libro.  Y también son muchas las  cosas que ha dicho en épocas más recientes que a veces han sido muy mal entendidas y a consecuencia de esto,  le han cerrado puertas y ventanas incluso de la Moneda.

Nuestro John McClane criollo, en verdad es duro de matar - alegóricamente hablando – y eliminarlo definitivamente del escenario político. Y cuando muchos creen que ya está abatido, olvidado, sumergido, inventa algo y renace cual Ave Fénix.  A veces queda muy deteriorado, chamuscado, aislado, pero vivito y coleando. Este libro que edita, da un poco cuenta de su idea en el sentido que siempre un político debe estar con  opiniones, reflexiones e ideas nuevas.

A esta habilidad de don Camilo yo le agregaría algo muy complementario. Su capacidad de adaptación. Un sujeto que es capaz de hacer una muy buena lectura de los tiempos, tener una lógica a veces irrebatible, oportunismo y elección del contexto adecuado. Un sujeto  creador de escenarios  como el del lanzamiento de su libro. Eventos donde muchos contertulios top, le dan el marco preciso para reivindicar su figura y aprovechar así de soslayo, referirse a la contingencia y como enfrentar el futuro.  

En este sentido, una opinión interesante fue la de Frei cuando dijo que había que tener cuidado con creerse dueños de la verdad, con los intentos hegemónicos y con los afanes refundacionales. Dijo que había que cuidar las formas, las palabras y fortalecer las instituciones. Insulza apeló a la unidad recordando que la única forma de construir coaliciones era haciendo cosas juntos. El “Panzer” advirtió que los cambios no pueden partir de cero, porque sería un retroceso. Al final,  Escalona remató con la idea que en democracia las mayorías son dinámicas, no rígidas.

Escuchando con detención y leyendo entre líneas, infiero que los “viejos políticos” tienen más sabiduría que los actuales. Ojalá esto prospere pues hay un montón de proyectos en carpeta que son críticos. Esta vez Escalona me cayó bien. Hay una gran diferencia con el que antes trataba a los empresarios de “chupasangre”. Se renovó, digo yo.    

Recetas para la vieja tercera edad

(Publicado en el diario El Longino de Iquique, domingo 15 de junio 2014 )
El tiempo pasa y algunos se van poniendo viejos. Es mi reflexión a días de alcanzar  14 lustros. Maduro, según estos tiempos,  edad en la que uno no se cuece en un solo hervor. Pero ¿viejo yo? Jamás. Hay  que vencer a la mente. Al cerebro nunca hay que dejarlo que piense por sí solo. 
Tengo consciencia que este estado no llegó de  repente, lo viví año tras año, década tras década. Fui notando detallitos: canas, arrugas, fallas en las  “bisagras”,  cliente frecuente del baño,  y otros “males” que los AM (Adultos Mayores) reconocen bien.
Los primeros avisos son los hijos, ¡Qué manera increíble de envejecer rápido los cabros! Van como dando saltos. De la niñez a la pubertad, de ésta a la adultez y al menor descuido,  ya son padres con hijos adolescentes.  Y en el mundo laboral lo mismo. De repente somos el más antiguo de la empresa, no nos incluyen en el equipo de fútbol, ni en los happy hours de los viernes.
Y es cuando también aparecen amigos, parientes, vecinos y el infalible Dr. Oz,  que nos bombardean con recetas, fórmulas y secretos para estar bien,  sanitos y felices.  Para eso, deberíamos comernos todos los días una manzana, por el hierro y un plátano, por el potasio. Beber un vaso de jugo de naranja, por la vitamina C, medio melón para la digestión y  té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes. Esto sin considerar los dos litros de agua, para hidratar la piel y mejorar el tránsito del intestino. El drama es que después todo el líquido hay que orinarlo y eso a los AM nos  toma el triple de tiempo que ingerirlos. También una Activia o un yogurt neutro con sabor a nada, para crear defensas y evitar el rush hour intestinal o  el cáncer.  
Imposible no considerar la famosa pastillita Aspirina. Una al día, para el corazón. Y por ningún motivo la otra pastillita famosa, la azulita, la  de la felicidad, porque puede mandarnos cortado. Moriríamos felices, sí, pero igual nos iríamos de este mundo. Y el vasito de vino tinto al día, con más propiedades que Tompkins. Y el de vino blanco para el sistema nervioso. Y el de cerveza para mejorar la cabeza. Y el de chicha cruda con naranja, para los resfríos. Pero  nunca los cuatro brebajes juntos  pues una  colitis volcánica nos tendría viviendo en el baño tres días. Virtualmente nos iríamos a la mierda o en mierda. Lo bueno es que se bajaría de peso.     

Y no olvidar ingerir diariamente Omega 3 y comer semillas, nueces  y pasas para la memoria que si se  pierde, olvidaríamos todo esto y el futuro sería incierto. Y desde luego, comer mucha, pero muchísima fibra, tener unas cuatro a seis comidas diarias y masticar todo muy bien y lentamente.

Y como los dientes tienen que durar hasta que uno muera, nunca, dejar de  lavárselos muy bien después de “cada comida”, es decir  después del yogurt…los dientes, de la manzana…los dientes…del plátano…los dientes,  las nueces…los dientes y así… mientras tenga dientes. También, luchar contra el insomnio. Dormir ocho horas y trabajar ocho. Dejar cinco para comer. Las tres restantes para ver tele (documentales, películas clásicas del oeste, musicales, los tres chiflados, etc.) y  desde luego, caminar por lo menos media hora.
Cuidar las amistades; hay que regarlas a diario como a las plantas. Informarse con un buen diario y algún artículo de revista. Leer un libro al mes y practicar pasatiempos que hagan pensar. Hacerse adicto a los puzles, sudoku, cubo de Rubik, y a todo aquello que expanda las neuronas y aleje del Alzheimer.

Y lo más importante.  Tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina. Ser innovador, creativo y pícaro. Sugiero el sublime sexo tántrico. Pero nunca olvidar que tras cada comida hay que cepillarse bien los dientes. Digo yo.