Publicado en noviembre de 2015
La Carta Fundamental
de Chile, nombre con el cual también se
le conoce a la Constitución Política de la República, aparentemente está tan vapuleada, censurada e
invalidada que finalmente se
considera “inadecuada” para los tiempos
actuales y sobre todo para los venideros. Consecuencia de ello y cumpliendo al
pie de la letra parte de su propuesta electoral, la Presidenta empapada además de
esa suerte de karma ideológico del
conglomerado que le secunda, cual es querer cambiar absolutamente todo, informó
a los habitantes ciudadanos del país, que la Carta Magna nacional, entraría a un proceso de enchulamiento mayor.
No sé a pito de qué este proceso lo encuentro parecido al
famoso y exitoso programa mundial Master Chef. Así el proceso que propone la
primera mandataria o sea la Master Chief intenta que un conjunto de calificados
participantes desarrollen una muy sabrosa Carta que satisfaga los exigentes
paladares de los chilenos y que sepamos cómo va a estar la cosa en el futuro.
Por eso es interesante analizar este proceso creativo que desde
ya creo que tendrá un desarrollo “muy sabroso”. Sin duda que se verán afectadas
muchas sensibilidades, gustos, sabores, aromas, paladares, aromas, gustos y
preferencias, porque a los ciudadanos nos gustan diferentes condumios, algunos
con recetas de raigambre hispana y nacionalista, también la variada y amplia
carta de la oferta internacional y sin que falte desde luego nuestra cocina vernacular con olor y aroma de las
tierras mapuches.
A partir de la fechas fijadas por la Master Chief, los chilenos deberemos ponernos los
delantales, afilar los cuchillos (para fines culinarios por cierto) y concordar
–civilizadamente- qué queremos poner en la Carta. Desde los aperitivos hasta los
postres. Para ello, la jefa del programa, ya marcó los tiempos para que se haga
la propuesta.
No será fácil poner de acuerdo a los chilenos sobre una nueva
Carta. Pero hay algunos requisitos básicos. Debiera ser: Nutritiva (con las
proteínas y nutrientes suficientes para
que los hijos de la Patria futura crezcan sanos y fuertes). De buen sabor ( que los platos del menú a
nadie le deje la boca amarga). Variada (que estén en el menú lo que los
comensales necesitan, les gusta y satisface. Comida tanto para los “guardianes
de la parrilla“ como para veganos. Eficaz (que logre los resultados esperados por
todos). Equilibrada (que niños y ancianos, pobres y ricos, hombres y mujeres, nortinos
y sureños, de los Andes o del Pacífico, huincas y mapuches, encuentren en esa
Carta lo que necesitan para seguir vivos). Sana, que nadie se enferme ni menos que muera). En fin, una Carta con
una propuesta que deje felices a todos y que podamos sentarnos a la mesa cada
día, mirarnos a la cara y disfrutarlo.
Lo importante en esta nueva Carta, a la construcción que nos invita la
Chef Michelle, es que la elaboren profesionales
de la alta cocina (los que saben) y no “expertos” de la cocina callejera. Esta
vez que participen profesionales de la cocina.
Si no hay garantías de que los chefs que participen en esta
versión de la nueva Carta, sean capaces de hacer algo bueno, bonito y
barato y que por cierto funcione y guste
a los chilenos, no me cabe duda que podemos pasar a los postres y al bajativo
en los plazos indicados.
Pero vale hacer una pregunta trascendental ¿Será realmente
necesaria una Carta nueva? No será solo
un problema de presentación. La comida primero entra por la vista.
Finalmente me pregunto ¿para qué tanto atado y no hacer los
cambios al estilo del past president Lagos? Recuerdo clarito que él dijo que su
carta del 2005, le había quedado buena y totalmente democrática. Salvo que
ahora esté tirando para la cola. Digo yo.
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