martes, mayo 31, 2016

El pobre pollo
(06 de dic. 2011)
Hasta antes que el asunto de los productores de pollos saltara a la  parrilla noticiosa, nadie había dicho ni pío. Los empresarios se estaban haciendo un festín con los pobres consumidores, pero nadie lo sabía hasta que abrieron el pico –los investigadores, no los pollos – por lo que ahora todo el mundo cacarea por el suceso, más que gallina poniendo un huevo.  Y precisamente fue lo que pensó la Fiscalía Nacional Económica hace más de un año, cuando se convenció que este tema no le podía importar un huevo, ni dos y decidió intervenir. El resto es noticia fresca  y uno la puede seguir en los medios de comunicación.   
Lo que nos quedó claro -hablo como cliente habitual de la carne avícola-  es que los señores productores de aves nos estaban viendo las ovas  desde hacía una década y nosotros muy bien gracias. Pero ahora que la autoridad ya sacó el asunto del closet lo más probable es que vayan a volar plumas y se altere el gallinero. Se supone que la directiva de la APA (Asociación de Productores  Avícolas) y muchos gallos (los socios),  van a cacarear y patalear como si les estuvieran estirando el cogote.  
Los pollos son parte importante de la dieta alimenticia de los chilenos  y aún cuando a pesar de la colusión que se investiga,  su precio sigue siendo más bajo que el de la carne de vacuno y el cerdo, la incidencia en el presupuesto de los más pobres siempre será muy alta. Por eso creo que, independiente de las sanciones que tengan los productores y la APA, lo que hay que hacer es compensar los diez años de desplumado que nos hicieron estos señores. Yo propondría que los obliguen a pagar en carne. En carne de pollo se entiende. Unos 2 kilos de pollo per cápita. Medio kilo por nuca a la semana (salvo en semana santa), durante los próximos diez años.  Yo pediría (porque debiera permitirse escoger) puras pechuguitas, tutritos y rabadillas. Yo sugeriría también que las compensaciones permitieran comer en restoranes adheridos por convenios. Así cuando uno quisiera podría pagar con los boucher que se entregarían para canjearlos por pollitos. En la forma en que más le guste, A lo spiedo, milanesa, al canasto, incluso al lujurioso pollito al velador. Digo yo.


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