El pobre pollo
(06 de dic. 2011)
Hasta antes que el asunto de los
productores de pollos saltara a la parrilla
noticiosa, nadie había dicho ni pío. Los empresarios se estaban haciendo un
festín con los pobres consumidores, pero nadie lo sabía hasta que abrieron el
pico –los investigadores, no los pollos – por lo que ahora todo el mundo cacarea
por el suceso, más que gallina poniendo un huevo. Y precisamente fue lo que pensó la Fiscalía
Nacional Económica hace más de un año, cuando se convenció que este tema no le
podía importar un huevo, ni dos y decidió intervenir. El resto es noticia
fresca y uno la puede seguir en los
medios de comunicación.
Lo que nos quedó claro -hablo
como cliente habitual de la carne avícola- es que los señores productores de aves nos estaban
viendo las ovas desde hacía una década y
nosotros muy bien gracias. Pero ahora que la autoridad ya sacó el asunto del
closet lo más probable es que vayan a volar plumas y se altere el gallinero. Se
supone que la directiva de la APA (Asociación de Productores Avícolas) y muchos gallos (los socios), van a cacarear y patalear como si les
estuvieran estirando el cogote.
Los pollos son parte importante
de la dieta alimenticia de los chilenos y
aún cuando a pesar de la colusión que se investiga, su precio sigue siendo más bajo que el de la
carne de vacuno y el cerdo, la incidencia en el presupuesto de los más pobres
siempre será muy alta. Por eso creo que, independiente de las sanciones que
tengan los productores y la APA, lo que hay que hacer es compensar los diez
años de desplumado que nos hicieron estos señores. Yo propondría que los
obliguen a pagar en carne. En carne de pollo se entiende. Unos 2 kilos de pollo
per cápita. Medio kilo por nuca a la semana (salvo en semana santa), durante
los próximos diez años. Yo pediría
(porque debiera permitirse escoger) puras pechuguitas, tutritos y rabadillas. Yo
sugeriría también que las compensaciones permitieran comer en restoranes
adheridos por convenios. Así cuando uno quisiera podría pagar con los boucher
que se entregarían para canjearlos por pollitos. En la forma en que más le
guste, A lo spiedo, milanesa, al canasto, incluso al lujurioso pollito al
velador. Digo yo.
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