lunes, diciembre 17, 2007

Brevísimo ensayo sobre la estupidez humana

(Publicado en la revista Puerto Mayor el año 2007)
Mirando el panorama noticioso nacional (no quise excederme observando "todo el mundo") me detengo en el asunto del Transantiago y no puedo sustraerme de pensar en la magnitud que puede alcanzar la estupidez humana. No me refiero por cierto al sistema de transporte público propiamente tal, sino a lo mal diseñado, lo mal implementado, lo mal controlado y para colmo lo oneroso.
Y es ahí cuando me pregunto cómo es posible que siendo la especie humana supuestamente la más inteligente de todas las especies conocidas del planeta, cometa tantas chambonadas. De la A a la Z, error tras error. Horror tras horror.
Esta pesadilla del Transantiago, que tiene enfermos de los nervios y estresados a millones los sufridos usuarios y sin dormir tranquila a la Presidenta Bachelet y a sus lugartenientes, es expresión inequívoca de la estupidez humana.
En verdad decir estupidez humana puede ser una redundancia, bastaría decir estupidez para saber de inmediato que estamos hablando de humanos. Solo los seres humanos son estúpidos. Hay una frase atribuida a Albert Einstein que dice. Solo dos cosas son infinitas, el Universo y la estupidez humana y no estoy seguro del Universo.
Hace años leí de Carlo Cipolla un economista destacado, un libro sobre la estupidez en el cual señalaba incluso que esta no se manejaba sola, también tenía sus reglas No cualquiera es estúpido, hay que tener las competencias para hacerlo bien y conocer sus mecanismos de tal forma que cuando se cometa el estropicio, todo el mundo reconozca de inmediato la estupidez y que no sea confundida con alguna otra “virtud” humana.
Esto es obvio ya que no es lo mismo por ejemplo hacer una “huevada” que cometer una estupidez. Son torpezas de la misma familia pero de diferente rango y alcance. La primera es intrascendente, casi infantil, en cambio la estupidez es contundente y supone que hubo pensamiento, razonamiento y reflexión previa abundante. Por ello, el efecto y resultado es muy categórico. Una huevada cualquiera la hace todo el mundo. En cambio una estupidez, solo una elite.
A pesar de lo anterior, suele subestimarse la cantidad de estúpidos que circulan por el mundo. Son muchos más de los que uno cree. Lo que ocurre es que están bastante mezclados y porque además de la estupidez, tienen otras características que son comunes al resto. Dicho en otras palabras pasan colados. Uno los ve muy “normales” hasta que cometen una estupidez y se revelan. Es algo así como salir del closet, pero en versión estúpida.
A las personas estúpidas no hay que subestimarlas tampoco ya que tienen un gran potencial. Tienen visión de futuro para imaginar nuevas y mejores estupideces más allá incluso del Bicentenario. Y lo peor es que tienen también mucha capacidad para asociarse con otros estúpidos y juntos son dinamita (principio de asociatividad)
Es sabido que todos los seres humanos estamos incluidos en una de cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
Yo creo que –haciendo foco en el Transantiago - como ejemplo de la estupidez humana (la forma en que se diseñó e implementó) los sujetos que le dieron el “vamos”, no fueron ni incautos, ni malvados ni inteligentes, sino estúpidos.
Si hubiesen sido incautos, habrían ganado los usuarios (pero ambos perdieron). Si hubiesen sido malvados, habrían ganado ellos y producido un mal a los usuarios (pero han perdido ambos). Si hubieran sido inteligentes no habrían implementado el sistema hasta estar un 150% seguros del éxito.
Ergo, el diseño y la implementación del Transantiago fue obra de un estúpido (con asociados).
Y esto es grave ya que el estúpido es el tipo de persona más peligroso que existe. Incluso más peligroso que el malvado.
Aclaremos esto. Nuestras vidas están salpicadas de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daño, frustraciones y dificultades. Nadie se puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en hacer algo estúpido. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. Ejemplo, a 5 millones de santiaguinos. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.
Hecho este análisis la estupidez es un poder que en manos de gente estúpida y que ocupe cargos de autoridades es un arma mortal. Una criatura estúpida es peligrosa pues en cualquier momento “crea” algo monstruoso. No hay forma racional de prever cuándo, cómo o por dónde “vendrá la micro”. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado. No se ajustan a las reglas de la racionalidad. El ataque coge por sorpresa, no es posible organizar una defensa racional, porque en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional. Lo ocurrido el día menos pensado (cuando se puso en marcha el Transantiago) fue un acto irracional y estúpido.
Con una sonrisa en los labios, como si fuese la cosa más natural del mundo, la autoridad aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, el buen humor, el apetito, la productividad y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Solo estúpidamente.
En un país en ascenso como Chile, podría pensarse que el número de estúpidos es más elevado que en una sociedad en declinación. Pero las estadísticas indican que estúpidos hay en todas partes y en similar proporción. La diferencia reside en el hecho que en la sociedad emergente los estúpidos tienen más posibilidades de acceder al gobierno y desde allí cometer las estupideces con todo el peso del poder. O sea, desde donde se toman las decisiones “grandes”.
En lo del Transantiago muchos podrían culpar a la perversidad intencional, a la malicia astuta, la megalomanía, etc. de las malas decisiones de la autoridad. Sin duda que también están, pero cualquier estudio cuidadoso de su gestación o de los eventos actuales, lleva a la invariable conclusión que la fuente más grande de los terribles errores es la pura estupidez humana. Como dice la conocida frase: “No subestimes nunca el poder de la estupidez humana”.

jueves, octubre 11, 2007

Novedades del caribe




Desde el istmo de Panamá

Nuevos sobrinos - nietos he conocido esta semana. Hoy mi sobrino Ricardo, me envió fotos de las más de 4.000 que dice tener, de sus hijos Daniel (4) y Gabriel(6) . Es muy emocionante saber que hay en otras partes del mundo miembros de la familia y tener la oportunidad de conocerlos así por lo menos por el ciber espacio, pero conocerlos al fin. Aprovecho de subir sus fotos para que aumente la familia internetizada.

viernes, octubre 05, 2007

Globalizacion familiar




Del caribe llegó el sobrino-bisnieto de mi Tia Fide


La globalización es un fenómeno que se expresa hasta en las más inimaginables fronteras del quehacer humano. Desde hace tres semanas más o menos mi familia se ha globalizado aún más, con el nacimiento de mi sobrino-nieto panameño Ignacio Alejandro Orocú Muñoz. Ahora no solo tengo descendientes (sobrinos o sobrinos nietos) chilenos, sino también panameños y cubanos .Cada día me pongo más caribeño, chico. Ahora tengo una nueva y buena razón para ir a Panañá. He estado muchas veces en ese hermoso país y creo que ya es tiempo de volver. Me comprometo a hacerlo el próximo año.

viernes, agosto 24, 2007

The laptop generation


Con dedos para el piano


Sin duda seremos superados por la generación -iba a decir "que viene"- pero lo justo es decir "que ya llegó".
Mi nieto Vicente de 1 año y 7 meses.

viernes, junio 22, 2007

La familia crece





































Ya han pasado más de 18 meses y Vicente mi nieto del siglo XXI sigue creciendo física, mental y emocionalmente. Nos ha traído mucha alegría. Pasa los días de la semana con nosotros así es que lo estamos disfrutando mientras podamos. Sabemos que después se tendrá que ir a un Jardín y eventualmente se cambie de ciudad ya que su mamá, tiene proyectado irse a alguna ciudad más cercana de Santiago, considerando que mi nieta Camilita (17) planea estudiar en alguna universidad de la capital. Pero en fin "carpe diem", mientras estén con nosotros los disfrutamos a concho pues además el "cabro chico" es muy entretenido y mi nieta un encanto de chiquilla.




Pero el crecimiento familiar no es solo esto, también llegó una gatita rubia que bauticé como Cecilia (Chechi para la familia) Bolocca que se viene a sumar a la cockel Almendra y a un caracol de la Sarita nuestra Nana oriunda de la Paz.




Así las cosas, ya somos varios nuevamente. Por suerte las catitas y los canarios se volaron, se murieron dos caracoles porque me parecía que íbamos directos a convertirnos en un nini zoo.