Iquique, 17 de diciembre de 2013
Para muchos, posiblemente para la
mayoría - sea Nueva o Vieja - como también para las minorías -nóveles o
momias – lo que hoy se juega en las urnas podría ser un “ganar o un perder”. Sí, porque en esta vuelta no es posible empatar,
aún cuando, curiosamente, tanto lo que la academia como los centros de investigación y
estudios recomiendan, es que en toda confrontación, debe intentarse llegar siempre al deseado
win - win . Incluso se recuerda
casi con nostalgia los buenos tiempos “de la política de los acuerdos”, basada en esa misma filosofía. Es lo
más deseable, dicen, como forma de resolver posturas, visiones o ideas contrapuestas.
Por eso que plantear el tema eleccionario de hoy como ganar o perder no
es una simple frase inspirada en el to be
or not to be shakesperiano, sino que
es la legítima pregunta-inquietud tal vez del chileno medio, cuando frente a la cédula electoral, en la soledad de
su conciencia y de la urna de cholguán, con la cortina cerrada para garantizar
el secreto de su voto, con su lápiz Faber N° 2 en ristre, y tiene que hacer una raya vertical sobre la
línea horizontal impresa en el lado
izquierdo donde hay dos nombres femeninos (incluidos
los dos apellidos) y completar
una cruz frente al de una de ellas y con este acto, de alguna manera, definir los
destinos del Chile del 2014 al 2017.
Puede hacerlo por la rubia N°7 o por la rubia N° 8. ¿Pero cómo
podría decidir bien sin que su voto
eventualmente perjudique a su querido Chile?
¿Y si la cago? Podría ser su coprolálica pero válida pregunta.
La opción neutral sería votar en blanco. Pero esto puede no
satisfacerle pues mejor se habría quedado en la casa Y si ya está ahí, tiene
que votar. Aquí le afloran sus creencias algunas muy perturbadoras contra los
políticos. Piensa de ellos que son todos unos frescos de nalgas; prometen y no cumplen;
no asisten a las sesiones pero igual cobran; se suben los sueldos a cada rato;
se la pasan viajando. Y este es el tipo de
caraduras que acompañarán a alguna de las blondas en la Moneda. Se le erizan los
pelos de solo pensarlo. Y una de las rubias además, se encontró sin querer queriendo con socios
“comunachos”. Pa´pior.
En este caso, yo recomiendo tener fe y esperanza. Hoy lo que debemos hacer es
poner en las manos de una ilustre y capaz mujer chilena los destinos de Chile.
Pero no le pidamos ni a la rubia N° 7 ó N°
8, qué es lo que ellan pueden hacer por nosotros, preguntémonos que podemos hacer
nosotros por Chile (esta es una referencia de
inspiración kennediana) válida en las actuales circunstancias. La gente en general siempre piensa que lo que le pasa (lo bueno o malo)
es por causa ajena. Yo creo que con nuestros actos nos construimos y por tanto
somos lo que pensamos. Todo depende de
nosotros. No podemos siempre echarle la culpa al empedrado. Así que vote tranquilo,
vote confiado, vote con fe. Y si teme equivocarse, cierre los ojos y repita
conmigo. “Padre nuestro que estás en … “
Digo yo.
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