Nunca entendí mucho a qué vino Fernando Flores a Chile. Con el pasar del tiempo fui comprendiendo las que yo estimo serían sus razones, descartando por cierto lo patriótico chovinista de tener el corazón bien puesto, o lo loable de devolverle a la Patria, lo tanto que le dio. Menos, porque sintiera nostalgia de las empanadas y los porotos.
Cuando apareció por estos lados haciendo su campaña para senador, si hubiera sido mujer le habría hecho la pregunta tradicional: ¿qué hace una chica como tú en un lugar como este?
Ahora y en serio mi estimado senador ¿qué hace un hombre como usted en un país como éste? Dueño de una fortuna nada de despreciable, socio o propietario de varias empresas, muy prestigiado en el mundo de las ideas (junto a Humberto Maturana son los únicos citados en la literatura seria) poco explican este coffee break parlamentario que se ha dado durante su paso por Chile.
La duda es razonable también porque FF, no es un hombre cualquiera. Es un tipo que va varios pasos anticipados del resto de los mortales (y de esta parte del mundo con mayor razón). También es hábil jugando muchos juegos a la vez (política, educación, ciencia, tecnología, negocios, filosofía, lenguaje, lectura, escritura, tango, etc.) y es además clever, porque en todas estas esferas de su quehacer y de su interés, lo hace con éxito. Además tiene otro mérito, no es para nada egoísta con lo que sabe, le gusta divulgarlo y que más y más personas se interesen por seguir sus pasos. Entrega lo que sabe. Una buena lección de gestión del conocimiento de repartir lo que sabe para que agarre velocidad y se multiplique.
Sin ser de su camada, socio, amigo o correligionario, me he visto favorecido por el fugaz paso de Flores por Iquique. Me introdujo al tema de los blogs, de las comunicaciones digitales y a entender la importancia del emprendimiento como una forma de prosperar en la vida.
Una vez lo vi durante su campaña política sentado frente a un grupo de pobladoras en un patio de una modesta casa en Alto Hospicio con un basural de fondo. Escuchaba atento pero incómodo sus penurias. Me lo imaginé en su hábitat del hemisferio norte. En la terraza de su casa en California, seguramente teniendo de fondo no un basural sino el majestuoso Golden Gate, pensando cómo “abrir mundos”. De las calles de San Francisco a Alto Hospicio, no me cuadraba.
Mi conclusión es que Flores vino a Chile para instalarse en las esferas del poder, léase Parlamento y eventualmente la presidencia de la República y desde allí introducir los cambios que estima este país necesita para meterse en onda. O mejor dicho, siguiendo con uno de sus temas favoritos, subirse a la banda, pero siempre que sea ancha.
No obstante, en mi modesto parecer, no estamos preparados para los cambios profundos que nos sugiere el senador de Tarapacá. En verdad solo tenemos las competencias para los cambios cosméticos, nada trascendental. Nada que nos proyecte en el largo plazo, como lo visualiza y considera indispensable don Fernando.
Aparentemente los últimos sucesos que han ocurrido en el país, en donde han estado involucrados personajes principales de su partido y compañeros de asiento en el Senado, han terminado por minar su paciencia, que digamos de paso no es mucha porque se le calienta muy rápido el radiador y no es de los que se guarda lo que piensa y siente. Y lo dice con todas su letras. “No estoy para ser parte de una pandilla de corruptos” (o algo así).
Yo creo que Chile no da el ancho (de banda) que quiere el senador. A Flores le queda chica la política nacional, le quedan chicos los políticos, los partidos (para qué decir de las ideas de los políticos), los temas le parecen chatos, las propuestas añejas, las fórmulas caducas, en fin, todo aquello que nos hace estar siempre en la medianía de la tabla. Jamás pensando en los top ten ni en las ligas mayores.
Porque es rico, porque es pesado, porque es inteligente, porque le gusta el tango, porque es irónico, porque nos cree incompetentes, por lo que sea, con el tiempo el honorable se ha ido quedando con auditorios muy selectos, que es una forma elegante de decir que se está quedando solo. Su pensamiento no tiene arraigo en el pueblo. Con el tiempo hasta la “pandilla” PPD, lo ha ido abandonando y después de lo ocurrido con Girardi que rebalsó el vaso, definitivamente lo congelaron. Para colmo, tampoco lo tragan mucho en la Moneda, ni sus socios de la Concertación. Y por aquí por el norte, a lo menos en Iquique, se le ve poco. En Arica están más contentos con él porque le han hecho caso a algunas de sus ideas. Su coto de caza son los jóvenes y emprendedores. Y aquí en Iquique, parece que hay más viejos y menos emprendedores.
Y para terminar de defecarla, Flores no es un tipo simpático y tampoco hace ningún esfuerzo para serlo o parecerlo. Disfruta su fama de pesado, petulante y creído. Pero en verdad tiene a mi entender buenas razones para ser como es. Entre otras, porque las cosas que hace las hace bien. Es un winner, por donde se le mire.
Todo este perfil hace que Fernando Flores Labra senador de la República, y no “de” sino “por” la I región (esto hay que aclararlo pues muchos piensan que los senadores trabajan para uno) termine siendo un llanero solitario y tome la decisión de irse. Ya se ha adelantado que posiblemente tan pronto termine su período agarre sus cosas y compre un one way ticket a los Estados Unidos. Salvo que forme un nuevo referente (partido, agrupación o club) para un fin que solo él y un grupito muy selecto sabe. Si es que les dijo.
La reacción fuerte y violenta que ha expresado el senador por la corruptela desenfrenada que se ha “empoderado”, de políticos y entidades, creo que tendrá buenos resultados. De muestra un botón. Nuestro diputado local ha disparado contra el gobierno por intentar frenar la labor fiscalizadora de la Cámara. Esta es una muy buena señal pues muestra otra visión. La mirada del político moderno, la visión de un servidor público. Esa visión de largo plazo, de seriedad y de respeto es lo que se necesita. Digo yo.
Cuando apareció por estos lados haciendo su campaña para senador, si hubiera sido mujer le habría hecho la pregunta tradicional: ¿qué hace una chica como tú en un lugar como este?
Ahora y en serio mi estimado senador ¿qué hace un hombre como usted en un país como éste? Dueño de una fortuna nada de despreciable, socio o propietario de varias empresas, muy prestigiado en el mundo de las ideas (junto a Humberto Maturana son los únicos citados en la literatura seria) poco explican este coffee break parlamentario que se ha dado durante su paso por Chile.
La duda es razonable también porque FF, no es un hombre cualquiera. Es un tipo que va varios pasos anticipados del resto de los mortales (y de esta parte del mundo con mayor razón). También es hábil jugando muchos juegos a la vez (política, educación, ciencia, tecnología, negocios, filosofía, lenguaje, lectura, escritura, tango, etc.) y es además clever, porque en todas estas esferas de su quehacer y de su interés, lo hace con éxito. Además tiene otro mérito, no es para nada egoísta con lo que sabe, le gusta divulgarlo y que más y más personas se interesen por seguir sus pasos. Entrega lo que sabe. Una buena lección de gestión del conocimiento de repartir lo que sabe para que agarre velocidad y se multiplique.
Sin ser de su camada, socio, amigo o correligionario, me he visto favorecido por el fugaz paso de Flores por Iquique. Me introdujo al tema de los blogs, de las comunicaciones digitales y a entender la importancia del emprendimiento como una forma de prosperar en la vida.
Una vez lo vi durante su campaña política sentado frente a un grupo de pobladoras en un patio de una modesta casa en Alto Hospicio con un basural de fondo. Escuchaba atento pero incómodo sus penurias. Me lo imaginé en su hábitat del hemisferio norte. En la terraza de su casa en California, seguramente teniendo de fondo no un basural sino el majestuoso Golden Gate, pensando cómo “abrir mundos”. De las calles de San Francisco a Alto Hospicio, no me cuadraba.
Mi conclusión es que Flores vino a Chile para instalarse en las esferas del poder, léase Parlamento y eventualmente la presidencia de la República y desde allí introducir los cambios que estima este país necesita para meterse en onda. O mejor dicho, siguiendo con uno de sus temas favoritos, subirse a la banda, pero siempre que sea ancha.
No obstante, en mi modesto parecer, no estamos preparados para los cambios profundos que nos sugiere el senador de Tarapacá. En verdad solo tenemos las competencias para los cambios cosméticos, nada trascendental. Nada que nos proyecte en el largo plazo, como lo visualiza y considera indispensable don Fernando.
Aparentemente los últimos sucesos que han ocurrido en el país, en donde han estado involucrados personajes principales de su partido y compañeros de asiento en el Senado, han terminado por minar su paciencia, que digamos de paso no es mucha porque se le calienta muy rápido el radiador y no es de los que se guarda lo que piensa y siente. Y lo dice con todas su letras. “No estoy para ser parte de una pandilla de corruptos” (o algo así).
Yo creo que Chile no da el ancho (de banda) que quiere el senador. A Flores le queda chica la política nacional, le quedan chicos los políticos, los partidos (para qué decir de las ideas de los políticos), los temas le parecen chatos, las propuestas añejas, las fórmulas caducas, en fin, todo aquello que nos hace estar siempre en la medianía de la tabla. Jamás pensando en los top ten ni en las ligas mayores.
Porque es rico, porque es pesado, porque es inteligente, porque le gusta el tango, porque es irónico, porque nos cree incompetentes, por lo que sea, con el tiempo el honorable se ha ido quedando con auditorios muy selectos, que es una forma elegante de decir que se está quedando solo. Su pensamiento no tiene arraigo en el pueblo. Con el tiempo hasta la “pandilla” PPD, lo ha ido abandonando y después de lo ocurrido con Girardi que rebalsó el vaso, definitivamente lo congelaron. Para colmo, tampoco lo tragan mucho en la Moneda, ni sus socios de la Concertación. Y por aquí por el norte, a lo menos en Iquique, se le ve poco. En Arica están más contentos con él porque le han hecho caso a algunas de sus ideas. Su coto de caza son los jóvenes y emprendedores. Y aquí en Iquique, parece que hay más viejos y menos emprendedores.
Y para terminar de defecarla, Flores no es un tipo simpático y tampoco hace ningún esfuerzo para serlo o parecerlo. Disfruta su fama de pesado, petulante y creído. Pero en verdad tiene a mi entender buenas razones para ser como es. Entre otras, porque las cosas que hace las hace bien. Es un winner, por donde se le mire.
Todo este perfil hace que Fernando Flores Labra senador de la República, y no “de” sino “por” la I región (esto hay que aclararlo pues muchos piensan que los senadores trabajan para uno) termine siendo un llanero solitario y tome la decisión de irse. Ya se ha adelantado que posiblemente tan pronto termine su período agarre sus cosas y compre un one way ticket a los Estados Unidos. Salvo que forme un nuevo referente (partido, agrupación o club) para un fin que solo él y un grupito muy selecto sabe. Si es que les dijo.
La reacción fuerte y violenta que ha expresado el senador por la corruptela desenfrenada que se ha “empoderado”, de políticos y entidades, creo que tendrá buenos resultados. De muestra un botón. Nuestro diputado local ha disparado contra el gobierno por intentar frenar la labor fiscalizadora de la Cámara. Esta es una muy buena señal pues muestra otra visión. La mirada del político moderno, la visión de un servidor público. Esa visión de largo plazo, de seriedad y de respeto es lo que se necesita. Digo yo.
2 comentarios:
don Pato, un gusto saludarlo, siga escribiendo asi que no somos pocos los que leemos sus articulos
Bueno....esta opiníon es elocuente, gráfica y oportuna. Pero me queda la duda: Qué papel desempeñaba el señor Flores en el Gobierno Marxista de Salvador Allende ? Por allí me soplan que era Ministro de Hacienda. Porqué se refugió en los EE.UU. con esa maleta tan grande que ni cabía en el avión $$$$$$$$$$$$$.- Raúl Da Costa
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