sábado, agosto 26, 2006

Shiiit, esto es un paradigma


A paradigma muerto, paradigma puesto
(publicado en el semanario Iquiquexpress el 10 de mayo de 2006)
Hace unos 15 años, un amigo me dijo, durante una acalorada discusión (de ideas) que yo tenía una mente llena de paradigmas y consecuentemente mi pensamiento era paradigmático. Hasta allí no más llegó la conversación. No porque se me hubieran acabado los argumentos sino porque a la sazón - debo reconocerlo con vergüenza – yo desconocía lo que eran los paradigmas y menos lo que podría ser tener una mente paradigmática. Por cierto en ese momento no iba a declararle mi ignorancia, así que preferí una sutil retirada. Me fui triste y cabizbajo a mi casa. Esto de los paradigmas debe ser grave pensé para mis adentros. ¿Se me notará mucho cuando hablo?
Pero en los tiempos actuales los paradigmas están en boca de todos y por todas partes hay manifestaciones que responden a conductas paradigmáticas. Antes los paradigmas habían estado tranquilitos durante largos períodos de la historia del hombre pero ya a partir del último cuarto del siglo pasado empezó una corriente innovadora que les echó el ojo. Lo más corriente hoy es que todo el mundo ande como loco y deseoso de romper paradigmas. Muchos nuevos gobiernos llegan al poder dispuestos a erradicar los paradigmas del pasado. Todo el mundo quiere cambiar algo, cualquiera cosa que tenga visos de paradigma. Lo importante es deshacerse de esas “trancas” que durante parte de nuestras vidas nos han impedido ser auténticos, libres, espontáneos, verdaderos y libres.
Aún cuando los paradigmas son un tema global, he podido observar que no todo el mundo sabe el alcance que tienen, sus características y los efectos. Por ello, me he permitido en esta oportunidad hacer una contribución explicando de manera simple este complejo asunto. Estoy seguro que al terminar de leer esta columna, aquellos que algo sabían de los paradigmas terminarán más enredados. Y los que nada sabían, bueno, esos, seguirán peor.
Lo primero que debe decirse es que los paradigmas no son buenos ni malos. No son positivos ni negativos. Son por decirlo de una manera gráfica, como Suiza durante la guerra mundial, neutrales.
Y a propósito de ese país, comencemos las explicaciones imaginándonos una pregunta que pudo haberse hecho el año 1966. ¿Qué país dominará en el año 2000 la fabricación de relojes? Hace cuarenta años la respuesta inequívoca habría sido: Suiza. La respuesta era obvia. Durante los últimos sesenta años ese país había dominado el mercado. Los suizos fabricaban los mejores relojes del mundo. Todo quien quisiera un buen reloj, compraba un reloj suizo. Pero en 1980, los suizos habían perdido el 30% del mercado y hoy ya no figuran en el ranking. ¿Qué había pasado? Tuvieron un choque frontal con un cambio paradigmático. Los relojes dejaron de hacerse con engranajes, ejes y resortes. Nació el reloj a cuarzo (ellos mismos lo desarrollaron y lo presentaron en una feria y un japonés avispado les compró el invento. El resto es historia). Los suizos nunca cambiaron el paradigma de que los relojes siempre serían como los habían hecho. No se abrieron al cambio. Es lo que se denomina parálisis paradigmática.
Los paradigmas están absolutamente asociados al cambio. Si no somos capaces de someter lo que hacemos al escrutinio, a la duda a la observación, no descubriremos que en el futuro están nuestras mayores posibilidades.
Si observamos los cambios trascendentales que han ocurrido en el mundo veremos que los más grandes fueron aquellos que significaron la ruptura de rígidos paradigmas:
Primer ejemplo: Japón fue durante años, el mayor fabricante de autos y electrónica del mundo (quién lo hubiera creído si al término de la segunda guerra los gringos no solo hicieron mierda su territorio y su armada sino también su economía. Segundo ejemplo: Los chilenos, ahora estamos trasformados en los mayores productores de salmones del mundo (especie que ni siquiera existía en el país hace pocos años).
Todos estos son cambios paradigmáticos, que duda cabe. Entonces, ¿le queda claro qué son los paradigmas? Si su repuesta es no, le sigo aclarando con algunos ejemplo domésticos . Los paradigmas son como esas expresiones que nunca faltan en su trabajo y que se dicen cada vez que alguien propone algo nuevo. Yo las llamo las frases asesinas:
¡Eso no va a resultar! ¡Aquí hacemos las cosas de otro modo! ¡Nosotros siempre hemos hecho las cosas así! ¡Ya lo intentamos y no dio resultado! ¡Hacerlo de ese modo va contra nuestra política! ¿Cómo se atreve a sugerir que lo que estamos haciendo está mal hecho? ¿Quién le dio permiso para cambiar las reglas?
Los paradigmas son un conjunto de creencias a las cuales les damos validez casi sacra. Tienen diferentes formas de presentarse y se instalan en las mentes y actúan como filtros que “cuelan” todas nuestras ideas y pensamientos al momento de expresarlos.
Durante años he ido juntando diversas palabras que representan subgrupos del concepto de paradigma: modelo, estándar, hábito, principio, valor, marco de referencia, sabiduría popular, sentido común, teoría, tradición, costumbre, ideología, superstición, doctrina, dogma, protocolo, suposición, patrón, conducta, inhibición, etc. Nótese que no agregué globalización, cultura, organización ni mercado, porque estas palabras son grupos de paradigmas. Verdaderos “combos” paradigmáticos.
Estimado lector, aquí hago un break para medir su nivel de comprensión sobre el tema de los paradigmas. Señalaré un conjunto de frases o ideas a fin de que usted identifique las que cree son producto de un paradigma. De esta forma sabré si ha entendido las explicaciones dadas o sigue trancado por algún paradigma estacionado por allí en algún pliegue de su cerebro:
“Los hombres no lloran. Las mujeres manejan mal. Guagua que no llora no mama. La Educación es función del Estado. Jesús es el hijo de Dios. La bandera chilena es la más linda del mundo. La puntita no más. El hombre en el trabajo, la mujer en el hogar. El mejor amigo del hombre es el perro. Los hombres chilenos son machistas y las mujeres feministas. Los hombres son bígamos porque las mujeres son monótonas. La democracia es la menos mala de las formas de gobierno. Las AFP´s nos roban nuestra platita. El cobre es el sueldo de Chile. Pinochet nos salvó del comunismo. Ricardo Lagos gobernó como un derechista de izquierda. Desde los cuarenta todas las mujeres se ponen rubias. La paridad es una discriminación al mérito”.
Si usted logró descubrir las frases libres de paradigmas, le felicito, está muy bien alineado con los tiempos y el futuro le depara grandes novedades, porque tiene la mente abierta y está dispuesto al cambio.
Pero lo que seguramente no descubrió es que todo este artículo es un paradigma. Se lo digo yo, que soy un ser paradigmático en estado de cambio permanente.

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