sábado, agosto 12, 2006

Del puente a la Moneda

(Publicado en el semanario Iquiquexpress)
No creo que etimológicamente la palabra “puente” derive de unir, ligar o juntar, sin embargo, la idea que genera su sola mención es precisamente algo que junta, que une, que acerca. Es, por así decirlo, como el antónimo de “muro”, algo que divide, separa, limita. En rigor, puente, dice el diccionario, es una estructura destinada a salvar obstáculos naturales como ríos, valles, mares, etc. o artificiales, como vías férreas, carreteras y dar continuidad a las comunicaciones terrestres.
El concepto así entendido explica por ejemplo el sentido que tiene aquello de “tender un puente” que no es otra cosa que intentar que desaparezca la tirantez, o frialdad de una persona o entidad y otra. Lo óptimo es cuando se logra lo que se denomina “tender un puente de plata” . Esto es lo máximo en cuanto a forma de resolver un quiebre entre dos o más partes. El puente de plata, permite cruzar caminando “suavecito” desde la crisis a la solución, con la fórmula del ganar-ganar, instrumento indispensable para la resolución de conflictos.
También se puede aplicar en la expresión “servir de puente”, cuyo alcance sería el de facilitar para un contacto. En esta categoría caen los infaltables pitutos, la presentación de un amigo(a), el acceso a un personaje importante o una entrevista con un posible cliente.
Con estos ejemplos queda claro entonces lo que la palabra “puente” implica y comprende. Ahora bien, extrapolando el concepto y aplicándolo a la situación vivida estas últimas semanas con el puente que se iba a construir en Chiloé, vale la pena preguntase si esto terminará uniendo o separando más a los chilenos, no solo territorial, emocional o políticamente, sino que también en cuanto a si el gobierno es serio y responsable o populista y socialmente sensible.
Todo depende del lado del puente desde donde se mire el asunto. Los políticos en general y particularmente los parlamentarios de la zona afectada, están a favor de la construcción. No podría ser de otra manera pues si se opusieran firmarían su sentencia de muerte (política se entiende) Además, no puede olvidarse que obras son amores y no buenas razones, como dice el refrán. Por otro lado están los técnicos, los economistas, las autoridades y los “estadistas” que ven el país con visión de largo plazo y que advierten que si bien el puente es necesario, hay otras prioridades y que no se puede gastar así no más irresponsablemente. Curiosamente ni Frei ni Lagos opinaron lo mismo en su tiempo. Es más, don Ricardo prácticamente lo “pre inauguró”, pues en cada viaje a tierras chilotas, metía el tema del puente en todos sus discursos. Por eso también lo amaban, igual que los empresarios
Varios han sido los interesados en servir de puente de plata entre las posiciones discrepantes, pero aparentemente la decisión ya está tomada y este vehículo no tiene marcha de retroceso. Se sabe que el puente quedó cortado entre el ministro de Obras Públicas y muchas figuras del mundo político, incluso del conglomerado oficialista al que pertenece.
Desde la perspectiva ciudadana, hoy que se comenta y se informa a cada rato de la billetera XL que maneja el ministro de Hacienda y por lo tanto la presidenta, a las autoridades le resulta difícil dar las respuestas tradicionales que antes se esgrimían: no hay plata. Ahora esa excusa no se puede dar, ni siquiera insinuar. Por lo tanto, todos piden lo máximo. Si hasta los mineros de la Escondida lo entendieron así. La política del tejo pasado pero en su expresión extrema. Es como tirar el tejo fuera del estadio. El equivalente a un “jonron” (home run) en el juego del béisbol. Es una variante del pensamiento del padre Hurtado que se está imponiendo, pedir hasta que duela. En este caso, que les duela a los dadores, sean estos el Fisco o una multinacional dueña del cobre.
Pienso que igualmente se podría hacer el discutido puente, buscando alguna fórmula en el Ministerio de Obras Públicas. Allí el personal ha demostrado ser muy creativo e innovador a la hora de buscar platas y aplicarlas en proyectos incluso no muy santos. Donde han sido malos ha sido en la supervisión de los trabajos pues hay varios que se les han caído. Pero ese es otro cuento.
Lo que más me preocupa es el efecto en las personas. La pérdida de confianza en las autoridades, en las promesas electorales, el daño emocional, su sentido de pertenencia a un Chile unitario, conculcado.
¿Por qué no se buscó en el sistema de concesiones alguna variante para que toda la plata la pusiera el inversionista? Podrían haberle preguntado como hacerlo a ese experto del MOP que… a no, creo que ese señor está temporalmente fuera de servicio.
Retomo mi preocupación. Las cosas han quedado mal a nivel de las emociones de los afectados y estas son, según los expertos, las que perduran, son la denominada memoria de largo plazo. Este hecho podría servir para sacar futuros dividendos políticos. Los chilotes o chiloinos podrían acuñar la frase “Perdonar siempre, olvidar jamás”. Los habitantes de la isla perdonarán, porque perdonar es divino, pero a la hora de las elecciones no olvidarán que les cortaron el puente y las esperanzas y a alguien le pasarán la cuenta.
Esto me hace recordar la historia de dos hermanos que vivían en granjas vecinas y que tuvieron un conflicto y hacía 20 años que no se hablaban. Un día llegó un carpintero y le ofreció a uno de los hermano sus servicios. El granjero le pidió que construyera una cerca de dos metros de alto, por todo el límite con el sitio de su hermano menor. “No lo quiero ver nunca más”, le dijo y dejó trabajando al hombre mientras iba al pueblo por el resto del día Al regresar, el granjero se quedó asombrado. No había ninguna cerca de dos metros construida, sino un hermoso puente que unía a las dos granjas a través del arroyo. En ese momento vino el hermano menor y abrazó a su hermano y le dijo: “Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que te he hecho y dicho”. Estaban en la reconciliación cuando el carpintero pasó a despedirse. “Espera le dijo el hermano mayor, quédate, tengo muchos proyectos para ti. Me gustaría quedarme, dijo el carpintero, pero tengo muchos puentes que construir”.

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