(Publicado en el semanario Iquiquexpress, edición del 19 de noviembre de 2006)
La gente tiene mucha razón al preguntarse ¿quiénes son los operadores políticos? ¿De dónde salieron? ¿Qué hacen? ¿Por qué existen? ¿Por qué están tan de moda?
Intentaré contestar esas dudas, no sin antes aclarar que me fue muy difícil encontrar información seria y documentada sobre esta categoría de seres humanos del espectro social. Ni mi socio sabelotodo Google, que casi nunca me falla, me pudo dar una manito. En consecuencia, me tuve que batir solito consultando por aquí y por allá. Afortunadamente por aquí conozco algunos operadores políticos y uno de ellos me dio un “off the record” con lo cual creo que al final logré el objetivo de alcanzar una aproximación más o menos cercana al fenotipo social aquel llamado “operador político” (OPEP).
Para no desordenarme en el análisis, porque el tema tiene muchas aristas, vericuetos y hoyos negros, me referiré a los aspectos más trascendentales de estos singulares y peripatéticos sujetos:
1) Perfil y competencias. El operador político es un tipo cuya preparación política es muy baja. No le da para ser líder de nada en su partido por lo cual, como militante disciplinado que es, se pone al servicio de aquel, con la sana intención de alcanzar su máxima aspiración: estar en el poder aunque sea de soslayo, medio pupilo, pero amparado por algún padrino, mentor o protector poderoso, del cual se convierte tan pronto lo pone en un cargo, en su esclavo blanco. Dotado de escasa inteligencia, carente de total imaginación, sin embargo es bueno para los mandados y además polifuncional, una mezcla de Espinita, “goma” y esclavo. Está para el barrido y el fregado. Puede organizar desde un desayuno de su “pontífice” con un montón de señoras de la tercera edad en una población, pasando por retirarle a los niños del colegio, repartirle folletería en las esquinas a pleno sol o hacerle Reiki o sintergética con imanes para bajarle el stress si es necesario.
Se valora mucho que este prohombre no piense. Es más, es indispensable que no tenga pensamiento propio pues si lo hace “la caga”. Un caso que ilustra esto es el del OPEP Andrés Farías. El “pensó” que era bueno mandar el famoso mail, aún cuando ese no haya sido un pensamiento propio porque en rigor un operador político no lo tiene. El sujeto de marras así lo reconoció cuando dijo “yo pienso PPD”.
2) Tipos o categorías. Los operadores políticos son de dos clases.
(esto lo descubrí tras un largo y profundo análisis) Los “gomas” y que tienen el perfil descrito más arriba y los ABC1. Estos últimos son sujetos de buen pelaje, inteligentes, profesionales, generalmente de mucha plata y que por cierto están en el sector privado, pero que mueven los hilos de las marionetas (militantes disciplinados) inspirados ni siquiera por móviles partidistas, sino porque les gusta el muñequeo y les fascina sacar y poner peones del tablero público. Viven articulando y desarticulando entidades, buscándole las cinco patas al gato para hace cambios gatopardescos, para que todo quede igual. Se vanaglorian de sus contactos del más alto nivel y siempre parecen estar enterados de todo. Al revés de los operadores C2, estos no buscan un sueldito, sino información privilegiada, poder y contactos para futuros negocios. Los operadores chantas en cambio, andan detrás de un sueldo (no de trabajo) y son ubicados generalmente en cargos ambiguos y poco precisos en cuanto a sus misiones (encargados de comunicaciones, jefes de gabinete, coordinadores, relacionadores, asesores comunicacionales, jefes de estudios, etc.) Lugares donde nunca deben responder por resultados concretos. Son servidores públicos que no sirven a nadie. Bueno, rectifico, sirven solo a su patrono.
3) Las misiones. Los operadores políticos cumplen misiones estratégicas y especialmente en épocas electorales son indispensables. Actúan como verdaderas oficinas de reclutamiento y selección de personal. Head hunters políticos especializados en búsqueda de militantes que den los perfiles buscados. Otra misión crítica es encontrar platas para las campañas de la manera y de donde sea (véase aquí un potencial peligro de corrupción). Suelen ser beneficiados con el manejo de algunos fondos para atender asuntos de pobreza, los que en su loable afán de satisfacerlas los usan primero para dichos fines pero a poco andar y a medida que se acercan las épocas de elecciones, los van derivando de alguna forma hacia los fans políticos que simpatizan con su mecenas.
También otra misión es juntar gente (la máxima posible) en todo acto público donde vaya su jefecito y desde luego, votos que es finalmente su leit motiv.
Estos OPEP´s son los que hacen el trabajo sucio, porque en verdad solo reciben ordenes, nunca pueden ni deben pensar por si solos, ya que como lo dije, si lo hacen la embarran (me remito al caso Farías nuevamente). A diferencia de los OPEP´s ricos que son un poder fáctico que hace y deshace a su arbitrio, porque piensan.
Las herramientas del cargo de los operadores gomas son el teléfono y un computador con conexión Internet, elemento este último con el cual actúa como amo del universo y donde juega todo el día con mandando mails , direcciones, rendiciones de cuentas, peticiones de platas, citaciones, currículos y largas listas con nombres de militantes que quieren incorporarse a la “nomenklatura” para servir a la Patria. El teléfono (red fija y móvil ) que usa y que pagamos todos los chilenos con nuestros impuestos es usado en un 99,9% del tiempo en asuntos políticos. En eso se la lleva todo el día, atendiendo la clientela menuda, de poca trascendencia, buscándole pegas a gente por el sueldo mínimo, preocupados de “gentusa” que su líder por ningún motivo perdería ni un minuto de su valioso tiempo (“valioso” por lo caro para el Erario Nacional) .
Con todos los datos que me proporcionó mi contacto, una versión criolla de “garganta profunda” de este Faríasgate” podría escribir un libro. Pero hasta aquí lo dejo, solo agrego lo que escribió Gumucio. “Me encanta estudiar la caca de los caballos y sobre todo me interesan las piruetas de las moscas. Algo parecido ocurre con los operadores políticos”. Algo huele mal en Dinamarca, como diría Shakespeare a través de uno de sus personajes de Hamlet. Digo yo
Intentaré contestar esas dudas, no sin antes aclarar que me fue muy difícil encontrar información seria y documentada sobre esta categoría de seres humanos del espectro social. Ni mi socio sabelotodo Google, que casi nunca me falla, me pudo dar una manito. En consecuencia, me tuve que batir solito consultando por aquí y por allá. Afortunadamente por aquí conozco algunos operadores políticos y uno de ellos me dio un “off the record” con lo cual creo que al final logré el objetivo de alcanzar una aproximación más o menos cercana al fenotipo social aquel llamado “operador político” (OPEP).
Para no desordenarme en el análisis, porque el tema tiene muchas aristas, vericuetos y hoyos negros, me referiré a los aspectos más trascendentales de estos singulares y peripatéticos sujetos:
1) Perfil y competencias. El operador político es un tipo cuya preparación política es muy baja. No le da para ser líder de nada en su partido por lo cual, como militante disciplinado que es, se pone al servicio de aquel, con la sana intención de alcanzar su máxima aspiración: estar en el poder aunque sea de soslayo, medio pupilo, pero amparado por algún padrino, mentor o protector poderoso, del cual se convierte tan pronto lo pone en un cargo, en su esclavo blanco. Dotado de escasa inteligencia, carente de total imaginación, sin embargo es bueno para los mandados y además polifuncional, una mezcla de Espinita, “goma” y esclavo. Está para el barrido y el fregado. Puede organizar desde un desayuno de su “pontífice” con un montón de señoras de la tercera edad en una población, pasando por retirarle a los niños del colegio, repartirle folletería en las esquinas a pleno sol o hacerle Reiki o sintergética con imanes para bajarle el stress si es necesario.
Se valora mucho que este prohombre no piense. Es más, es indispensable que no tenga pensamiento propio pues si lo hace “la caga”. Un caso que ilustra esto es el del OPEP Andrés Farías. El “pensó” que era bueno mandar el famoso mail, aún cuando ese no haya sido un pensamiento propio porque en rigor un operador político no lo tiene. El sujeto de marras así lo reconoció cuando dijo “yo pienso PPD”.
2) Tipos o categorías. Los operadores políticos son de dos clases.
(esto lo descubrí tras un largo y profundo análisis) Los “gomas” y que tienen el perfil descrito más arriba y los ABC1. Estos últimos son sujetos de buen pelaje, inteligentes, profesionales, generalmente de mucha plata y que por cierto están en el sector privado, pero que mueven los hilos de las marionetas (militantes disciplinados) inspirados ni siquiera por móviles partidistas, sino porque les gusta el muñequeo y les fascina sacar y poner peones del tablero público. Viven articulando y desarticulando entidades, buscándole las cinco patas al gato para hace cambios gatopardescos, para que todo quede igual. Se vanaglorian de sus contactos del más alto nivel y siempre parecen estar enterados de todo. Al revés de los operadores C2, estos no buscan un sueldito, sino información privilegiada, poder y contactos para futuros negocios. Los operadores chantas en cambio, andan detrás de un sueldo (no de trabajo) y son ubicados generalmente en cargos ambiguos y poco precisos en cuanto a sus misiones (encargados de comunicaciones, jefes de gabinete, coordinadores, relacionadores, asesores comunicacionales, jefes de estudios, etc.) Lugares donde nunca deben responder por resultados concretos. Son servidores públicos que no sirven a nadie. Bueno, rectifico, sirven solo a su patrono.
3) Las misiones. Los operadores políticos cumplen misiones estratégicas y especialmente en épocas electorales son indispensables. Actúan como verdaderas oficinas de reclutamiento y selección de personal. Head hunters políticos especializados en búsqueda de militantes que den los perfiles buscados. Otra misión crítica es encontrar platas para las campañas de la manera y de donde sea (véase aquí un potencial peligro de corrupción). Suelen ser beneficiados con el manejo de algunos fondos para atender asuntos de pobreza, los que en su loable afán de satisfacerlas los usan primero para dichos fines pero a poco andar y a medida que se acercan las épocas de elecciones, los van derivando de alguna forma hacia los fans políticos que simpatizan con su mecenas.
También otra misión es juntar gente (la máxima posible) en todo acto público donde vaya su jefecito y desde luego, votos que es finalmente su leit motiv.
Estos OPEP´s son los que hacen el trabajo sucio, porque en verdad solo reciben ordenes, nunca pueden ni deben pensar por si solos, ya que como lo dije, si lo hacen la embarran (me remito al caso Farías nuevamente). A diferencia de los OPEP´s ricos que son un poder fáctico que hace y deshace a su arbitrio, porque piensan.
Las herramientas del cargo de los operadores gomas son el teléfono y un computador con conexión Internet, elemento este último con el cual actúa como amo del universo y donde juega todo el día con mandando mails , direcciones, rendiciones de cuentas, peticiones de platas, citaciones, currículos y largas listas con nombres de militantes que quieren incorporarse a la “nomenklatura” para servir a la Patria. El teléfono (red fija y móvil ) que usa y que pagamos todos los chilenos con nuestros impuestos es usado en un 99,9% del tiempo en asuntos políticos. En eso se la lleva todo el día, atendiendo la clientela menuda, de poca trascendencia, buscándole pegas a gente por el sueldo mínimo, preocupados de “gentusa” que su líder por ningún motivo perdería ni un minuto de su valioso tiempo (“valioso” por lo caro para el Erario Nacional) .
Con todos los datos que me proporcionó mi contacto, una versión criolla de “garganta profunda” de este Faríasgate” podría escribir un libro. Pero hasta aquí lo dejo, solo agrego lo que escribió Gumucio. “Me encanta estudiar la caca de los caballos y sobre todo me interesan las piruetas de las moscas. Algo parecido ocurre con los operadores políticos”. Algo huele mal en Dinamarca, como diría Shakespeare a través de uno de sus personajes de Hamlet. Digo yo
4 comentarios:
A mi parecer estos individuos captan lo que el sistema político les permite. En un país tan corrupto como este, se bandaliza al operador político, como si su trabajo impactara tanto, y no es así. Con los operadores que hay que terminar son los que generan tráfico de influencias.
Creo que un operador puede ser un poco mas extenso y menos extremista. Ciertamente, esta al servicio de un candidato o partido politico, pero con la mision de hacer "amarres", es decir pactar alianzas estrategicas, de todos los niveles, desde un lider de colonia o comisariado ejidal, hasta con lideres de partidos rivales. Estas alianzas son generalmente discretas, pero con dinero u otro tipo de ofrecimientos de por medio. Es en estas alianzas donde los partidos politicos "invierten" gran cantidad de recursos, de una manera extraoficial-
empiezas muy bien tu artículo, pensé que era serio, ya después el veneno que tu suerte en la vida ha venido generando, se virtió totalmente, se chorreó pues. de malo a malón tu chin gadera esta. Elios Nett
Estimado, al ver el título de tu publicación da la impresión de que vas a revelar algo, que se trata de algún trabajo de investigación, y viendo el currículum que compartes con el ciberespacio le da mayor sustento a la impresión que te describo.
En tu propio currículum te describes como tolerante pero de eso no tienes nada, además eres déspota, prepotente y denostas a la gente en tu artículo.
Mala, muy mala tu supuesta investigación, no se condice con la realidad y tampoco, con tu presentación.
Lo único que queda claro es que sigues desconociendo lo que es un operador político.
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