(Publicado en La Estrella de Iquique el 8 de febrero de 2010)
Me encantó la película Invictus. Son geniales los mensajes que Mandela expresa desde el primer día en que asume la presidencia de Sudáfrica, cuando los opositores le quieren negar la sal y el agua al nuevo gobierno. La historia me pareció conocida. La he escuchado por estos lados y en estos días.
Recomiendo la película a todos y especialmente a los dirigentes de los partidos, hoy de la oposición. Por ningún motivo deben perderse esta joyita del séptimo arte, que trae un “combo tres” de regalo: una cátedra de ciencia política, un post grado de liderazgo y una lección de humildad.
Estaba cavilando sobre el cambio... el de Mandela en su país, cuando ocurrió un milagro (aclaro que yo no creo en milagros...solo dependo de ellos). Encendí mi PC, abrí el messenger y no podía creer lo que alguien terminaba de escribir: “Sobrino, estaré pocas horas en Chile. Fide”.
¡Milagro, mi tía Fide, mi superpoderosa parienta vivita y coleando otra vez. El único ser humano que ha visto dos veces el cometa Halley. Me contó que había venido a finiquitar unos asuntos con Sebastián, a bucear un poco y a chequear el estado físico de los buzos tácticos del GOPE que lo acompañan en las zambullidas en el lago Ranco. Mientras charlaban, el “presi” le pidió un favor especial, que fuera a la reunión ampliada del grupo Tantauco en Santiago. Los muchachos reclamaban su presencia. Los tenía abandonados varios meses y ellos querían su opinión en vivo antes de hacer las propuestas finales. Aceptó gustosa concurrir pues andaba piloteando el helicóptero de Max Marambio. Como saben, es piloto experto con premios en la RAF. Cuentan que fue la instructora de Piñera.
Y a propósito de Marambio, lo conoció siendo joven (él, no ella) cuando una vez estando en Cuba, el ex GAP de Allende le pidió interceder con Fidel para que le autorizara montar la primera empresa capitalista. Fue un exitazo, la empresa hizo millonario a Marambio y a su barbudo socio. Después de eso, el agradecido comandante nunca le negó nada a mi tía, salvo cuando en la plaza Martí y frente a un millón de cubanos, la Fide le pidió que hiciera elecciones libres. La gracia le costó volver a Miami nadando. Pero luego se reconciliaron. El año pasado fue tres veces a donarle sangre. Fidel dice que la sangre de la Fide, lo revive.
Estuvo en Iquique, pero solo una escala técnica en el aeropuerto. Traje el avión Hércules desde Haití, me cuenta. Hacía años que no piloteaba esa noble chatarra. Lo de Haití es terrible. Estuvo sacando muertos y heridos cuatro días. El viernes volverá allá a recoger sus perros rastreadores. Y luego, a su santuario en el Tíbet. En la primavera, me cuenta, subirá al Everest otra vez con sus alumnos sherpas.
Y tú ¿en que tonterita estás ahora? Alcancé a balbucear...estoy revisando unos currículos para... Ya se, ya se, me dice, lo conversamos con Sebastián. Está muy preocupado por Tarapacá, tanto que me pidió asumiera la Intendencia. Contigo allí Fide, le dijo, esa región subiría como avión. Muchos no tienen idea de gestión pública y creen que solo se trata de gastar las platas. Me citó la frase: cualquier idiota puede cumplir un presupuesto. ¿Y que respuesta le diste a su ofrecimiento? Le dije que lo pensaría, me contestó.
Antes de despedirse, me pregunta:¿saben rezar por esos lados? Si acepto el cargo, lo van a necesitar. Te lo juro, como que me llamo Fide.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario