miércoles, marzo 12, 2014

Chao jefe...vuelva pronto

Publicado en el diario El Longino de Iquique, el 9 de marzo de 2014



En estos días,  no solo el Presidente de la República está preparando la entrega del cargo que ha desempeñado por cuatro años, sino que también se vive un frenético trabajo en todo el sector público donde miles de jefes de algo, están preparándose para traspasar sus respectivas “bandas presidenciales” . Y estos miles de funcionarios se despiden tras cuatro años de ocupar los principales cargos de autoridad del sector público, es una rutina periódica que corresponde al recambio de los equipos a causa del término de un gobierno y comienzo de otro. Esto se ha empezado a establecerse como una experiencia republicana. Me parece muy sano y saludable que se entregue la casa limpia, con todo en orden y los papeles al día. A pesar de eso, -lo que ya también parece una costumbre republicana- es que tras recibirse la morada, empieza de inmediato el período de las objeciones. Es una luna de miel brevísima. Faltan papeles, no cuadran las cifras y de inmediato la declaración …”haremos una auditoría”. No es que sea mal pensado pero para mí esto es el posible primer pituto para una empresa del nuevo grupo al poder.  
La misma rutina ocurre con la entrega del poder en  los niveles intermedios y bajos,  porque existen diversas categorías de jefes (jefes propiamente tal, jefazos, medios jefes, jefecillos y clase menores, donde se cumple el ritual del “chao jefe” pero sin tanto protocolo. La ceremonia no reviste las mismas solemnidades de la entrega como el de las altas esferas del poder.   Es más a veces los jefes se van antes y dejan todo para que un segundo asuma la responsabilidad. Hay de todo en la viña del señor Portales.
Algo anecdótico ocurre los días previos a la entrega del poder en los incluidos en el nivel C2 (jefes de divisiones, departamentos, secciones,  unidades,  oficinas). Se empiezan a advertir varias señales como la aparición por las dependencias públicas, gente desconocida, rostros no familiares, en actitud observadora. Mirando las oficinas, los muebles  y especialmente la calidad del sillón del escritorio. Caminan lento pero con trancos regulares sí como midiendo la superficie. Es como una vista a un depto. Piloto de un edificio. También es corriente notar que aquel funcionario del gobierno anterior que en los últimos cuatro años estuvo en la “huesera”, léase una oficinita oscura al final del pasillo, después del triunfo de la ex chica ONU, empezó a recibir muchas visitas (signo inequívoco que al tipo de marras, le vienen tiempos mejores). Ahora por el tipo de público que atiende, todas sus reuniones son a puerta cerrada. Estos signos son muy reveladores, además de que las visitas tienen una cara de operadores políticos que no se la pueden.
Yo creo que despedirse del jefe tiene su lado bueno y su lado malo. Y todo habrá dependido de cómo fue la relación entre jefe y subordinado. Hay muy buenos jefes qué duda cabe, comprensivos, saben mandar, integran, confían, delegan, conocen lo suyo, enseñan y respetan. Pero también hay otros muy malos que son  autoritarios, ofensivos, gritones, groseros, déspotas y hasta pueden ser odiados.  Es una lotería, yo espero que en esta pasada a todos les toque un excelente jefe. Independientemente de su pensamiento políticos, aún cuando es diferente en cada caso. Si le toca un  jefe del PPD (el dependiente debe pensar PPD) si es un DC (el subordinado debe ser ambiguo, poco claro, acomodaticio) Y si le llega a tocar un PC (el suche debe ser sumiso y acatar todo lo que le mande el jefe, no discutir nunca y  no pronunciar palabras como  empresa, mercado, consumo o educación privada.). Si es PS, (debe ser ofensivo, irónico y mala onda como Andrade).   
Afortunadamente yo soy mi propio jefe y no tengo que entregarle cargos a nadie.  Sin embargo  hoy le digo “chao jefe” a Piñera, ejefe de la Nación. Y le digo que su gobierno fue muy bueno, posiblemente el mejor de muchísimos años. La Historia será la encargada de hacerle justicia. Chao jefe y ojalá vuelva para el 2017, Chile lo necesita. Digo yo.       

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