martes, abril 21, 2015

CHILE PAIS DESASTROSO

Publicado en El Longino de Iquique, edición domingo 5 abril 2015

¿Será Chile un país desastroso o un desastre como país? 
Cualquiera sea la respuesta lo concreto es que ya estamos acostumbrados a que  desastres y calamidades graves nos ocurran con inusitada  frecuencia. Y también a que sigamos aprendiendo cómo enfrentarlas,  aún cuando no siempre logremos el éxito que quisiéramos.     
En la región de Atacama de hoy, se aprecia la catástrofe ocasionada  por la naturaleza , como también,  la falta de prevención de la obra humana tal como la confusión y falta de un plan concreto de contingencia para las horas críticas post desastre. Da la impresión que fuéramos primerizos en esto y que no están las personas o las organizaciones que debieran estar o que sin embargo están algunos que no debieran. Así, se pueden observar servicios públicos colaborando  en misiones que no les son propias y más aún,  para las cuales no están  preparados. Un sistema público  con instituciones para atender solo situaciones “normales”, o a lo más especiales, pero jamás para crisis severas y de contingencia. Por eso, en estado de catástrofe, no sirve mucho la Onemi con su rol principalmente de   coordinación.  Creo que los post desastres deben ser enfrentados con los que saben, que pueden  y que tienen la experticia.   
Teniendo Chile un copioso currículo de país desastroso, yo tengo una propuesta cuya lógica me parece aceptable. ¡Habría que llamar a la caballería! Esto es, entregar a las Fuerzas Armadas, todo el manejo de la fase crítica de los  post terremotos-inundaciones - catástrofes. 
Esta propuesta que a muchos les puede erizar los cabellos, tiene asidero en la experiencia vivida en las últimas catástrofes, donde no aprecio que hayamos sido eficientes por cuanto seguimos pegados al modelito centralizado público. Con tantos casos en nuestra historia catastrófica, ya debiéramos ser  expertos en enfrentar con éxito y eficacia las horas inmediatamente siguientes a terremotos, incendios, inundaciones, aluviones, avalanchas, erupciones volcánicas, tsunamis, marejadas y otras expresiones de similar calificación.
Las Fuerzas Armadas están preparadas para situaciones de defensa, de guerra y de post guerra. Por ello, estarían calificadas para hacerse cargo del operativo de los momentos siguientes al de la catástrofe.  Disponen  de la capacidad para poner de pié lo básico y a brevísimo plazo, usando la misma lógica que emplearían para atender una situación de postguerra real. Atender y resolver de inmediato la situación de heridos, fallecidos, los suministros básicos, montaje de hospitales de campaña,  puentes aéreos, habilitación de albergues, traslados de población crítica , uso de maquinara pesada, operatividad de caminos y puentes, mantención de sistemas comunicacionales y otras acciones y servicios críticos.  Para eso están muy preparados    
Considerando que nos ocurren frecuentemente calamidades de clase mundial (terremotos, tsunamis, incendios de bosques y de zonas urbanas, erupciones volcánicas,  inundaciones, etc.) no es una mala idea usar la organización militar. Por cierto que se trata de las acciones inmediatamente posteriores al evento catastrófico, para actuar con rapidez y eficacia en la horas críticas.  No para quedarse más allá de la crisis inicial. En esos momentos, las acciones de un cuerpo disciplinado y preparado para el rigor, puede cumplir una labor extraordinaria en términos del control de la situación y el funcionamiento dentro de la normalidad.

Por eso, yo no dudaría mucho en poner a cargo de estas crisis a los militares. Son lo que saben actuar en estados de “post guerra”.  Lo estudian en sus academias, saben qué hacer, tienen la  organización, la gente, la ingeniería, el equipamiento y la disciplina. Y también, en sus mentes está presente el juramento de servir a la Patria hasta la muerte si fuera necesario.
Finalmente una precisión técnica. A mi juicio es indispensable que la incorporación de este contingente sea dejando las armas a reguardo. Lo que más se necesita en estos momentos son organización, inteligencia y manos y brazos disponibles. Necesitamos a los hombres de armas, pero en ropa de trabajo. Digo yo.
                                                                                                                                                    


No hay comentarios.: