Todo el proceso del cambio de
Gabinete y el nombramiento del nuevo, estuvo pleno de errores y horrores. Estos
sucesos quedarán escritos en la Historia, como episodios atípicos de nuestra
vida republicana. O tal vez, sirva de
modelo de un nuevo estilo de gobernar y
hacer política. Más mediática, más farandulera, menos republicana. Los historiadores y los sociólogos deberán calificar estos
sucesos e interpretarlos.
Todo lo que ocurrió después de los
anuncios del cambio fue sorprendente, kafkiano y surrealista. Especialmente
durante las 72 horas transcurridas desde la salida al aire del programa de Don
Francisco, donde la Presidenta hizo un anuncio oficial, diciendo “le pedí la
renuncia a todos mis ministros”. Desde
ese momento se desató el caos. La tradición
republicana se fue a las pailas. Un anuncio de este tipo difundido en un
programa de televisión aunque haya sido con un animador de fama mundial sin
duda fue algo bastante insólito. Mucha gente enganchó con el sentido farandulero
y hasta pensó que posiblemente el nuevo Gabinete sería dado a conocer en el
programa del Quique Morandé. Demasiados
errores y horrores. Poco clásico.
Afortunadamente alguien reparó a
tiempo que a nuestro defensor en La Haya, el ministro de Relaciones Exteriores no
se le podía pedir la renuncia pues era como desautorizarlo en plena misión. Por
suerte no todos se habían ido y alguien quedaba en las oficinas del gobierno
que llamó para soplarle a la Presidenta que había que corregir el error. Así ipso
facto lo recontrató. Probablemente el ministro no alcanzó ni a darse cuenta que
había quedado cesante por un rato.
Durante las horas que pasaron de 72
a más de 100, la imaginación, la creatividad,
el ingenio, las suposiciones, los cálculos, las sospechas, las tincadas, las
adivinaciones y todo tipo de
especulaciones de los chilenos sobre el nuevo Gabinete fueron in crescendo. Que
volvía el Panzer, que llamaban de vuelta a Vidal, a la Tohá y otras horrorosas
como también honrosas proposiciones. Finalmente
tras ese centenar de horas que parecía eterno para los ciudadanos, literalmente
sin gobierno, salió humo blanco. Y aquí
empezó de nuevo la especulación. ¡Se acabó la
Nueva Mayoría. Es el retorno de la Concertación. Primero está la Patria y
después los idealismos! Y aparecieron
las preguntas del millón de dólares ¿Por qué no echaron a Eyzaguirre también ¿
¿Cómo se les ocurre poner a José Antonio Gómez en Defensa si había propuesto
darle salida soberana al mar a Bolivia? ¿Por qué pusieron a otro comunista? Errores
y horrores que solo el tiempo podrá aquilatar a la luz de los efectos futuros. Suele
decirse que no hay más verdad que la realidad, así es que solo nos queda rezar y esperar
confiados.
Todo este asunto de génesis tan
poco clásica y ortodoxa está lejos aún de normalizarse y llegar a su fin. Ya
empiezan a aparecer nuevas aristas y también
“artistas”, como un personaje insólito, que ya fue apelada como “La Loca
del Patio de Los Naranjos”. Resultó ser la ex sub jefa de gabinete de Sebastián
Dávalos. Una loca que a pito de nada empieza a hablar leseras. Una desconocida que
tuvo línea directa con Caburga. La que en la medianoche deambulaba por los salones solitarios de la
Moneda y se sentaba en el sillón de Allende para empaparse de socialismo mientras se declaraba
bachelletista del dedo chico del pié hasta la punta del pelo. En verdad, sus
competencias eran precarias pues le confundía el nombre a Peñailillo y hasta creía
que eran dos personas Peña y Lillo. Y para peor se creía vidente y vaticinó que
“Sebastián” Peñailillo, sería presidente
de Chile en 15 años más. Y lo dijo a la prensa, para evitar que “elugubren” diciendo que esto era un tema de ética
socialista. Oh my God, qué errores y
horrores en todo esto, digo yo.