Hace
un tiempo, leí el extracto de un libro
sorprendente. Me dio buenas pistas para entender algunas de las razones que explican el comportamiento moral y ético del hombre en la sociedad
actual. Lo encontré atinente con lo que
hoy se vive en el mundo y en Chile en particular, por lo que decidí compartirlo, para que de alguna manera se pueda entender la crisis de valores, de
confianza y fundamentalmente de la lucha
por el poder político, económico o ideológico.
El
libro recopila tres mil años de historia del poder en 48 leyes concisas y
aplicables, que sintetizan la filosofía de Maquiavelo, Sun-Tzu, Gracián y Von
Clausewitz, entre otros. Algunas de estas leyes enseñan la necesidad de la prudencia,
las virtudes de la cautela y hasta la necesidad de carecer de misericordia.
Gusten o no, todas son aplicables a la
vida real.
Esta
crónica no es una invitación a aplicarlas, sino a reflexionar sobre ellas,
especialmente hoy cuando la Etica y la Moral, son valores que hoy en Chile, han parecido estar en estado de muerte, aún
cuando se ve una luz al final del túnel. Este estado de la situación, obliga a un
overhaul, a un aseo a fondo. Desde luego, manteniendo dos premisas criollas
básicas: el “caiga quien caiga” y el “hasta las últimas consecuencias”.
Lo
que plantean los autores del libro me parece finalmente, algo así como el
manual de consulta del perverso y con un
objetivo claro, llegar al poder. Son por lo tanto sugerencias Premium que todo
mal político, pésimo jefe o inmoral orientador espiritual, debe saber y
aplicar, para ascender por la ególatra pirámide del poder.
Cito
a modo de ejemplo algunas de estas 48 leyes del poder. Ojala los lectores puedan
encontrar aquí alguna explicación del por qué y para qué - los que detentan el
poder- hacen lo hacen y dicen lo que dicen.
Y
para muestra un botón, aquí les incluyo como ejemplo, 3 leyes del poder:
Nunca
eclipses al amo. Haz siempre que tus superiores se sientan cómodamente
superiores. En tu deseo de complacerlos, no vayas demasiado lejos mostrando tus
talentos, ya que podrías lograr el efecto contrario, inspirar temor e
inseguridad. Si haces que tus jefes parezcan más brillantes de lo que son,
llegarás a las alturas del poder.
Disimula
tus intenciones. Mantén a la gente fuera
de equilibrio y en la oscuridad, al no revelar el propósito detrás de tus
acciones. Si no tienen idea de lo que estás haciendo, no pueden preparar la
defensa. Guíalos lo suficientemente lejos por el camino equivocado, envuélvelos
en suficiente humo y para el momento en que se den cuenta de tus
intenciones, será demasiado tarde.
Haz
que la gente dependa de ti. Para mantener tu independencia, siempre debes
hacerte necesario y deseado. Mientras más dependan de ti, más independiente
serás. Haz que los demás dependan de ti para tener felicidad y prosperidad, y
no tendrás nada a qué temer. Nunca les enseñes tanto como para que puedan
existir sin ti.
Reconozco
y a la vez advierto que la obra es definitivamente amoral, implacable, pero
astuta e instructiva a la vez. Al leer estas leyes se entenderá el porqué de
los abusos del poderoso, el por qué su jefe es tan “mala persona”, por qué no
le da espacio y oportunidades y cuáles
son las mejores malas prácticas para ascender.
Es
posible que algunos o muchos de los que hoy ya están sentados en los sitiales
del poder político, económico o religioso, lo hayan leído o que sea su libro de
consulta y libro de cabecera, para repasar sus páginas cada noche.
Inspirado en el libro, hoy abusé del poder que me da tener una
columna en este diario, para decir lo que pienso. Aunque finalmente el
director, si lo estima, me deja fuera. Digo yo.
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