Publicado en diario El Longino, edición del 24 de mayo 2015
Me sumo a los que piensan que ya es hora de cambiar la Constitución. Los problemas que nos
está provocando una Carta Fundamental inadecuada nos tiene en un estado de
confusión, desorden y violencia.
Yo he estado preocupado de esto por años y he
escrito crónicas poniendo esta situación en el tapete, pero sin duda no he
logrado influir suficientemente como para mover las masas.
Tengo dos explicaciones de mi fracaso. La primera es
porque la cantidad de lectores que he logrado fidelizar son insuficientes y la
segunda, porque no ha sido clara mi propuesta. Pero como soy porfiado y adicto
a que las cosas siempre me resulten, haré un nuevo intento, especialmente ahora
que siento que soplan nuevos aires, proclives
a cambios de rango Constitucional.
Señalaré en primer lugar los fundamentos que abalan mis
cambios y que justamente se notaron una vez más durante la cuenta presidencial
ante el Congreso Pleno. La ciudadanía siempre desea con mucha esperanza, que
los anuncios presidenciales ofrezcan beneficios nuevos, platas por aquí, regalos
por allá, lo que pocas veces ocurre ya que el mensaje del 21 de mayo, nunca, deja
a todos contentos. Estoy convencido que esto
se debe a una mala interpretación del texto Constitucional, debido a un
artículo de la ley que se presta a confusión aún cuando yo lo veo claro. Considero
que cuando el sentido de la ley es claro, no se debe desatender su tenor
literal, a pretexto de consultar su espíritu. Esto lo aprendí en mis ya lejanos
estudios de ramos de Derecho.
Y el espíritu – valga la conexión - es que el Presidente
hable de lo que hizo, “que de cuenta” de lo realizado en el período recién
pasado. Jamás podría pedírsele rendir cuenta del estado de algo que recién programe hacer. La Constitución
establece en el último párrafo del art. 24 del capítulo IV, lo siguiente: “El 21 de mayo de cada año,
el Presidente de la República dará cuenta al país del estado administrativo y
político de la Nación ante el Congreso Pleno”.
Está claro que se trata de un “dar cuenta”, de informar lo que se ha hecho en un período
anterior. Sin embargo, lo que esperan, quieren y entienden los políticos y la
ciudadanía - a mi juicio equivocadamente - es que el Presidente de cuenta de lo
que va a hacer en el futuro inmediato. De ser así, no sería dar cuenta del
estado administrativo y político de la Nación , sino más bien contar un cuento,
hacer un relato de lo que va a ocurrir, algo muy con cara de promesas de un
mundo mejor. En esas circunstancias el cuento debiera terminar con un…“y se
casaron y fueron felices para toda la vida”.
Por otra parte, está la celebración ese mismo día y
en el mismo lugar, el homenaje a las Glorias Navales y a nuestro héroe Arturo Prat, acto que cada
vez más, se realiza en ambientes de gran
desorden y violencia. El acto se transforma así en un drama público que daña
totalmente la celebración. ¿Por qué se realizan las dos actividades el mismo
día? Porque la Constitución consigna una
fecha que hoy es muy mala.
Por eso propongo se hagan dos cambios al artículo 24 de la Constitución. El primero
para aclarar el sentido y espíritu de la
expresión “rendir cuenta del estado administrativo y político”. Y el segundo, cambiar
la fecha para esta rendición de cuenta.
Con estos cambios Iquique podría recuperar su posición de liderazgo como
epicentro del combate Naval más glorioso de la Historia de Chile y solicitar que
la celebración nacional de las glorias navales sea donde los hechos heroicos
ocurrieron. También podría pedirse que
el municipio declare el 21 de mayo el día de Iquique. Pero ese es otro cuento,
digo yo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario