sábado, junio 06, 2015

NO MENTIR, PERO EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE

Publicado en diario El Longino de Iquique, edición del 7 de junio de 2015
 La corruptela nacional se desató cuando se hizo público el llamado caso Penta y luego se sumaron  Soquimich y Caval, solo por mencionar los más simbólicos. Esto, tiene con tiritones de pera, colitis, taquicardias, ticks,  y otras manifestaciones visibles de mal estado de salud, a conocidas figuras del  mundo político y empresarial. Sujetos no precisamente de baja estofa, sino muchos  de primerísimo  corte.      
Pero lo que me interesa descatar de todo esto, es cómo los chilenos nos hemos llegado a convertir en lo que hoy somos. Socios del club mundial de los corruptos. Sin duda que esto de la globalización nos agarró también con otro de sus largos tentáculos y nos trajo este presente griego. Un regalito tipo El Padrino, imposible de rechazar. O te sumas  o te …sumas.
Y la mentira o mejor dicho,  la no verdad, es parte de la globalización. Si fuéramos ingenuos y no mintiéramos, se nos asegura,  las cosas definitivamente no funcionarían. Hay que aceitar las maquinarias. Para ser parte del sistema es fundamental mentir, aunque sea un poquitito, para que las cosas marchen para el lado que nos beneficie.  
De mis tiempos infantiles cuando aún estaba en plena gracia divina, aprendí  que  mentir era pecado, no recuerdo si mortal o venial, pero era muy malo hacerlo.  Incluso peligroso intentarlo. Mi madre decía  que para mentir y comer pescado había que tener mucho cuidado. Y también, que era más fácil pillar a un mentiroso que a un ladrón. Y eso me parece que se valida al escuchar las primeras declaraciones ( después las cambian) de los incumbentes corruptos que hoy están con tiritones de pera, colitis, taquicardias, etc. 
Mi conclusión es la misma que tenía el 2011 cuando escribí una  crónica a partir de un silogismo del cual soy autor (y no estoy mintiendo) cuando dije: “Los hombres son humanos. Mentir es humano. Ergo, el hombre miente. Yo creo que mentir es inherente al sapiens y que ese rasgo está grabado en sus genes. Si nos remitimos a los  orígenes,  basados en el relato bíblico, verificaríamos que en el Paraíso el detonante del desastre fue una mentira. La pérfida serpiente le mintió a Eva; la coqueta Eva le mintió a Adán; el impúdico Adán le mintió a Dios. El resto es historia. Mentira tras mentira se edificó el mundo. Este mismo relato de los primeros padres en el Edén, dicen que es una reverenda mentira. Otros, una verdad revelada.
“Mi conclusión es dramática y categórica: todos mienten. Mienten los políticos, mienten los médicos, los abogados, los bomberos y los alcaldes. Mienten los árbitros, los jueces, los obispos, los vendedores de AFPs y los tarotistas. Mienten los periodistas, los testigos de Notarías, los conserjes, los contratistas, los profesores, los maridos, las esposas, los Rotarios, los Leones, los agnósticos, los artistas, los senadores, los colectiveros y los ejecutivos de cuentas. Mienten las gitanas, las secretarias, las tías, los católicos, los protestantes, los testigos de Jehová, los dentistas, los tasadores, los entrenadores y los mecánicos. Mienten los farmacéuticos, los sociólogos, los obispos, los miembros de los directorios, los jugadores de póker, de dudo y de brisca, los locutores, los empresarios, los gerentes, los hombres y las mujeres…todo el mundo miente y el que diga que no lo hace, es un mentiroso”.
No quiero hacer una apología a la mentira pero le reconozco que a veces es a causa de un exceso de imaginación y creatividad. Creo también que mentir o no mentir, es como la ambigüedad del “To be or not  to be” . Por eso, me declaro categóricamente incorrupto. Pero  en la medida de lo posible como decía Aylwin. Digo yo   


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