lunes, septiembre 20, 2010

Diga 33

Es el número atómico del arsénico. Es el código telefónico de Francia. En medicina y para aprovechar las erres de su pronunciación, se usa en la auscultación de las vibraciones vocales trasmitidas. Es el conocido, “diga treinta y tres”.
El 33 es un número maestro y representa el ideal del amor en su más pura expresión, esto es, no sólo a las personas de su entorno, sino el que abarca a todos los seres humanos. El amor que significa entrega, sacrificio y compasión. El amor que genera los más altos ideales y que no vacila en sacrificar todo lo material o personal para defender sus sueños y ofrecerlos a sus semejantes. El 33 nos habla del equilibrio de las cualidades morales y espirituales y de hecho, la paz que emana de su persona atrae especialmente a los angustiados o desorientados.
Esto es lo que un poco dice del 33 la ciencia de la numerología. O sea, este numerito, tiene su cuento. Y ahora en Chile se ha transformado en un number one.
Hoy el número 33 es el que la lleva. Está de moda. A pocas horas de conocerse la noticia de que los mineros de Copiapó estaban vivos, apareció en poleras, llaveros, gorros y otros tantos artículos de merchandising. Pero la verdad de la milanesa es que este número siempre ha dado que hablar. Desde el “diga treinta y tres” de los médicos antiguos (esos que incluso hacían domicilio) hasta aquello de “la edad de Cristo”. Algo extraño porque pareciera que Jesús, siempre hubiese tenido solamente 33 años. También antiguas escuelas filosóficas como la masonería, marcan con el 33 el grado máximo al cual pueden ascender sus maestros, siendo éste, el nivel top one de la Orden.
Por todo esto, creo que el 33 es un número especial y es probablemente aún tiene mucho que dar. Por ejemplo, podría instituirse como el número de la suerte de los mineros. Ya tienen a San Lorenzo su propio patrono ¿por qué no tener también un numerito propio? Miles serán sin duda los números 33 que se van a vender en los juegos de azar desde aquí hasta la navidad. Pero sigo. Si jugamos un poco con los números del suceso minero podemos sorprendernos. Fíjese en lo siguiente: fecha del hallazgo 22 (el día) + 8 (el mes) + 2010 (el año). Raya para la suma 33 ¡Bingo! Todo esto sin considerar que el domingo 22 se cumplía la semana 33 del año. Y una última curiosidad, el ministro de minería, el proyect manager del proceso de búsqueda se llama Laurence, es decir Lorenzo. Curioso. Ya muchos hablan de milagros.
Como dijo el sociólogo y columnista Eugenio Tironi, ya se pueden ir desarmando los tinglados que se levantaban por todo Chile para celebrar el Bicentenario. Con lo ocurrido el domingo pasado, la celebración surgida en todo el país, de manera natural, espontánea, alegre y sin intereses, fue en verdad la más precisa y exacta forma de recibir el aniversario de los dos siglos de la patria libre.
La Virgen de los Treinta y Tres es la santa patrona de Uruguay. Si no hubiera sido así, no cabe duda que ya estaría instalada en un cerro de Copiapó. ¿Será posible gestionar un préstamo de uso del nombre? La idea no es mala, solo que hay que mejorarla. Digo yo.

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