lunes, septiembre 20, 2010

Salvemos al Planeta

(Publicado en La Estrella de Iquique, septiembre 2010)

Me opongo a sumarme a las corrientes ecologistas y defensoras a ultranza de las especies que habitan la Tierra y principalmente a aquellos que quieren salvar el planeta. Soy un convencido de que el Planeta se salva solo. Se cuida solo, como los ricos. Voy a explicar mi razonamiento y espero que quienes me lean puedan comprender mi lógica irrebatible.
Resulta que nuestro planeta ha estado aquí por aproximadamente unos 4.500 millones de años. Pueden ser más o pueden ser menos, no tiene importancia. No voy a discutir detalles. Si lo estiman, los lectores pueden libremente castigar la cifra en unos 10 millones de años. Quedaríamos entonces en 4.490 millones de años.
Si se le compara con la edad del planeta, el hombre ha estado una cantidad miserable de años aquí, en su supuesto afán perversamente destructivo. Son entre 40 y 50 mil años de la era vulgar, contando solamente desde que ya adquirió formas “decentes”, esto es, el evolucionado y ya aceptable homo sapiens. Del australopithecus de hace 4 millones de años mejor ni hablemos porque poca pinta de humano tenía, estaba más emparentado con los mamíferos primates de hace 7 millones de años. Todo este despliegue de datos solo pretende poner las cosas en su lugar. El destructivo y amenazador hombre moderno, está en este viejo planeta y en esta escala, hace solo… diez minutos. Pero sin embargo ya es capaz de ponerlo en riesgo y a todas sus especies.
Esta es una arrogancia, el planeta se terminará cuando lo decida. Lo que en verdad ocurre es que el hombre está más preocupado de si mismo que del estado de salud del planeta. El hombre tiene miedo porque se está auto eliminando y a la pasada todo lo que viene con él. La sociedad humana y por cierto las especies. Pero lo que el hombre moderno parece no percibir es que el planeta es autónomo y le bastaría pegarse un simple sacudón o enfriarse o calentarse o inundarse, tan solo un mes y medio (o para ser más bíblico, 40 días y 40 noches) para zafarse del odioso humano, y seguir vivito y coleando por otros 4 mil millones de años más.
El discurso no es entonces salvemos al planeta –que se salvará solo, como ya dije - sino salvemos al hombre (a las mujeres también) y no lo hagamos enojar. Nosotros como especie desapareceremos igual, a lo menos con las formas actuales. Tal como ocurrió con el 90% de las especies que han existido en el planeta que ya se extinguieron. Por cierto que los humanos no tuvimos nada que ver con esas extinciones. Lo hizo el planeta. No fue a causa del perverso ser humano. Cuando apareció el homo sapiens, todas esas miles de especies ya se habían ido.
Pero la preocupación por las especies vivas del planeta, sin duda es una muestra de razonable sensibilidad por el resto de las especies en un mundo tan hostil. Salvemos a las ballenas, salvemos a los pingüinos, salvemos a los pandas, los gusanos, las plantas, etc. etc. ¿Para qué, podría plantear un insensible? Si el propio planeta hace los ajustes. De hecho se calcula que todos los días se extinguen 25 especies. A lo mejor ayer pisé un bicho que era el último que quedaba en el planeta.
Por “siaca”, aclaro que no soy tan insensible frente a la preocupación humana por las especies y el planeta, por lo cual debo confesar que esta crónica está inspirada en las ideas, reflexiones y sin duda la “lógica irrebatible”- según sus propias palabras- del comediante norteamericano George Carlin, muerto en 2008, que de manera genial, analizaba las temáticas del mundo. Véanlo en Youtube, no solo para discrepar con sus planteamientos sino que principalmente para pensar en cómo rebatirle su lógica. Son de antología el sueño americano, la religión, las empresas. Lo óptimo es verlo y escucharlo en inglés, aún que la versión en español es pasable. Claro que escuchar a un gringo decir ¡joder! y no el potente ¡fuck you! es como si te pegaras un martillazo y exclamaras ¡cáspita! Digo yo.

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