
Yo sostengo que la Revolución Francesa
es a la Libertad, como el sostén es a la opresión. Esto lo digo con motivo de los 100 años de
vida que cumplió el sostén el año 2012, indumentaria femenina por
excelencia que a través de la historia ha tenido detractores y defensores. Una
lucha sórdida por conciliar, entre otras
variables, la necesidad práctica, la moda y la sensualidad femenina.
El asunto comenzó con la muy deseada
liberación. El tirano, duro, inflexible
y opresor corsé, que si bien es cierto
no apuntaba solo a contrarrestar y a la vez desafiar a Newton intentando impedir a toda costa que los
cuerpos menores fueran atraídos por la Tierra, tenía el loable propósito de contribuir
a mejorar la figura femenina, acentuando
sus sensuales sinuosidades y vericuetos.
Pasar del corsé al sostén fue un atrevido acto
revolucionario. Tanto como lo ocurrido en los años del hippismo y la época de la revolución
de las flores, cuando las féminas se
sacaban sus sostenes, los enarbolaban y
los lanzaban al aire como expresión de más libertad. De esta manera, los pechos al descubierto han expresado de
manera visible el principio universal de la libertad. Por eso es que también
sostengo (valga la redundancia), que el
sostén y la Revolución Francesa se conectan mediante un denominador común que es la
libertad. El clásico cuadro “La Libertad guiando al pueblo” de Eugene Delacroix, muestra a una mujer con
los pechos al aire conduciendo al pueblo francés hacia la libertad. Jamás
podría haberse logrado el mismo efecto con una mujer con los pechos atrapados
en un sostén. ¿Qué mejor testimonio de libertad que mostrar libremente los senos?
Pese a todo, el mundo femenino, en su
gran mayoría, ha cedido estos espacios de libertad y los 100 años de opresión que
cumple el sostén, así lo demuestran. Pero la historia en rigor es más que centenaria. Hay una narración de un
poeta latino que en una de sus obras se refiere al “strophium”, variante del actual sostén usado por las cortesanas de
la antigua Roma. Era un trozo de lino
que se cruzaba sobre el busto. El poeta lo definía como "trampa de la que ningún hombre
puede escapar. Cebo que reenciende la llama del amor". Una variante
sensual del adminículo que estuvo de centenario cumpleaños.
Por otra parte, el brassiere (en francés suena más sexy) , símbolo de feminidad por excelencia,
es una compleja obra de ingeniería, cuya construcción no
solo comprende más de una docena de piezas ensambladas a la perfección sino que
también, debe garantizar que sirve de
soporte calificado, seguro y funcional, ante diferentes desafíos al que se le
somete. Sean éstos una contienda deportiva, una riña o un tórrido encuentro entre
amantes furibundos.
El sostén, forma parte de un conjunto
de ropa que los hombres valoramos inmensamente: la lencería. Junto a los
sostenes clásicos en blanco, negro o color piel aparece la nueva lencería
colorida, con flores y estampas. También a través de los años, el diseño,
material y funcionalidad ha cambiado para mejor. Desde los 70 el soutien (sigo con el francés) es más ligero, menos constrictivo, más
desafiante, más pequeño, incluso con detalles prácticos, como el broche al
frente (variante funcional de las madres que amamantan, detallito muy apreciado por los varones con poca o nula motricidad fina).
Así el hedonismo y el culto al cuerpo, a la exacerbación de la sexualidad, van
promoviendo cada vez más el boom por la lingerie y aparecen el encaje, el tul y los bordados. Ya
desde los 90 el corpiño (suena poco sensual
en el habla hispánica) adquiere una dimensión fashion, con franjas de encaje,
colores vibrantes, aros y copas reforzadas.
En moda y gustos hay para todos. A
algunas mujeres les gusta mostrar el busto para lo cual un buen sostén es indispensable.
A otras a ocultarlo. Pero algo irrumpió en los últimos 15 años que le puso un
plus (más bien dos) a este asunto del sostén. La llegada de la silicona.
La silicona ayudó a la transformación
de un accesorio principalmente práctico en un objeto de seducción,
revolucionando la industria. La antigua expresión “más contento que homosexual con senos” quedó
fuera de contexto. Con solo 120 ml de silicona el asunto está resuelto por
partida doble. Y también si se tiene pechuga en exceso, la cirugía aporta lo suyo. Newton y su famosa
ley de gravedad, no tenía idea que un polímero inerte le iba a boicotear su
famosa teoría.
De lo expuesto podría llegar a varias
conclusiones:
1. Que mujer con senos al aire simboliza libertad.
2. Que mujer con los senos en sostén sugiere opresión.
3. Que el sostén moderno es el que tiene 100 años, pero que la opresión viene desde mucho antes.
4. Que es una pieza vital en la lencería femenina y un adminículo de seducción incomparable.
5. Que a la mayoría de los hombres les gusta ver a las mujeres en, con o sin sostén.
6. Que igual que en los contratos de seguros hay deducibles que aplicar (peso específico de la glándula mamaria, resistencia a la gravedad, diámetro, edad de la sostenedora, tumefacción del pezón, certificación de origen (si venía de cuna o es un constructo de la ingeniería, etc.)
7. Que en la intimidad a los hombres les gusta tanto sacárselo como ponérselo a sus parejas.
1. Que mujer con senos al aire simboliza libertad.
2. Que mujer con los senos en sostén sugiere opresión.
3. Que el sostén moderno es el que tiene 100 años, pero que la opresión viene desde mucho antes.
4. Que es una pieza vital en la lencería femenina y un adminículo de seducción incomparable.
5. Que a la mayoría de los hombres les gusta ver a las mujeres en, con o sin sostén.
6. Que igual que en los contratos de seguros hay deducibles que aplicar (peso específico de la glándula mamaria, resistencia a la gravedad, diámetro, edad de la sostenedora, tumefacción del pezón, certificación de origen (si venía de cuna o es un constructo de la ingeniería, etc.)
7. Que en la intimidad a los hombres les gusta tanto sacárselo como ponérselo a sus parejas.
En mi caso, no soy regodeón, pero en una
encrucijada así, prefiero ponérselo. Digo yo.
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