Aun teniendo varios temas sobre los que podía escribir la columna de
hoy, no sabía cuál podía ser el de mayor interés para los lectores. Cada semana
que vivo este proceso de “parir” una crónica, lo hago pensando en los lectores
y sus motivaciones y no como un acto de autocomplacencia. Tengo mi ego por cierto, pero he llegado a dominarlo razonablemente.
Los temas de mi memoria, archivados
posiblemente en algún vericueto de la corteza cerebral, me mostraban que podía referirme,
entre otros, a los temas que estaban más
calientes, más en la epidermis y la
conciencia ciudadana. Eran varios y para
evitar demorar la causa, me concentré en tres que a mi entender eran los
que tenían más peso específico. En lenguaje moderno una suerte de topic
tend: Asuntos limítrofes; Piñera y el síndrome del Pato Cojo; Gabinete
variopinto.
Confieso que no me fue fácil tomar
la decisión de qué tema tratar o lo que es lo mismo, cuáles dejar fuera. Por eso
evalué el alcance y grado de interés que podría tener en cada caso la
ciudadanía lectora de este medio.
El primer tema “asuntos limítrofes”
(que no tiene nada que ver con el asunto de la Haya) me pareció pertinente porque indudablemente todo lo ocurrido en las
últimas semanas en el partido Renovación Nacional, es una manifestación
prístina de cómo los políticos se pasaron del límite con esto de las
acusaciones mutuas, las descalificaciones, las renuncias, las arremetidas incluso
contra un militante que llegó a la
Presidencia de la República, del mal
trato que la directiva le dio a las mujeres, las discriminaciones de género,
por creencias religiosas, por origen étnico, etc. etc. Sin duda que ese conglomerado
político… estas últimas semanas, traspasó el límite.
El otro tema, es la decisión del
actual primer mandatario, que, contrario a lo que hace la gran mayoría los
presidentes cuando deben entregar el poder por el término de su mandato, empiezan
a dejar de hacer la pega, tanto por cuanto no quieren hacer cosas (tomar
decisiones) porque ya nadie quiere que siga haciéndolo o porque los resultados ya no caerán en la contabilidad de
su gestión sino del próximo. Se denomina síndrome del pato cojo. Pero lo diferente
aquí es que Piñera es obstinado y decidió estar y mandar hasta el último día, minuto
y segundo de su gobierno. Estará haciendo todas las tareas que se propuso y que
prometió en su campaña. Quiere que su período pase a la historia como el mejor
de toda la historia de Chile y desde
luego, con las mejores notas. Virtualmente
habrá que desalojarlo. Ama tanto lo que hace que incluso no niega que quiere volver el 2017.
El tercer tema es el “variopinto
gabinete”. Es el gran tema que se desencadenará a partir de los próximos días y
que de alguna manera se hace cargo de esa frase que grafica lo que representa
la nominación de las principales autoridades políticas y administrativas en las
instituciones del Estado “el botín de los vencedores”. Una suerte de reparto
del poder. Una vez hecha la nominación, todos se irán un par de semanas de
vacaciones. Pero al margen de eso que es obvio, en esta oportunidad hay algunos “villanos invitados”, compromisos
programáticos - aparentemente obligatorios - ofertas al por mayor, plazos perentorios y un largo listado de compromisos Un escenario variopinto de figuras, ideas,
tendencias, visiones y expectativas que tendrá también como invitado de piedra,
a una empoderada ciudadanía. El poder de la calle, digo yo.
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