sábado, mayo 18, 2019

La mala leche


Desde hace algún tiempo, me ha vuelto la urticaria. Para quienes no sepan, ésta es básicamente una enfermedad que produce alteraciones a nivel de la piel, ronchas e inflamaciones y una molestosa picazón. Inicialmente pensé que sería la leche que en muchas ocasiones me había producido algo semejante, especialmente cuando estaba mala, agria o vencida. Por así decirlo, la mala leche.

Pero no era eso, aunque no andaba tan lejos. Mi urticaria me la produce la mala leche de los políticos de oposición. A esta dolencia me he permitido darle un nombre con posibilidad de validarla científicamente.  La llamo politicosis urticante recurrente. Lo de recurrente, porque vuelve y vuelve tan pronto se activan ciertos eventos políticos significantes: elecciones, campañas, trámite de leyes críticas, egolatrías parlamentarias, etc.
Me comienza con picazones en el cuello, que luego me baja a los brazos,  las piernas y mientras más se manifiestan, hablan, pontifican, reclaman, declaman u opinan los políticos de la oposición,  más picazón, más enrronchamiento y lo peor, es que finalmente me produce una inflamación en las zonas pudentas de mi anatomía. Con todo respeto a los lectores me permitiré decirlo coprolálicamente: me hinchan las gónadas. 
No creo que en general los ciudadanos de este país puedan imaginar que nada, pero absolutamente nada que haga o proponga el gobierno sea perversamente malo. Salvo que todos sean políticos de la oposición. Y por analogía, habría que concluir sólo lo que la oposición piensa o propone es lo bueno.  Una condición solo digna de dioses. Diferenciar el bien y el mal. ¿No será mucho Lucho?

Para mejorarme de la politicosis urticante he tomado algunas medidas simples que las puedo recomendar para eventuales  víctimas porque esto podría transformarse en endémico. La fórmula es no verlos, no leerlos  ni escucharlos. Hay algunos sujetos  del tipo APP (agentes políticos patógenos) que son activadores muy dinámicos que hay que evitar a toda costa. Por vía ejemplar cito a  los de la actual oposición que a mí me enronchan y me hinchan lo que ya les dije: Girardi (incluida su  hermana), Andrade y la Tohá.  A nivel regional,  ya le di la cortada a los opositores locales (el diputado barba-rojo) y al senador bi-regional (no por esta bivalencia, sino porque como es bastante alto, siempre mira para abajo a todo el mundo) es demasiado orgulloso.  No los leo,  no los escucho, ni los veo. Y me siento tan bien. Desde que lo hago no me rasco no me enrroncho y estoy bastante deshinchado.  Concluyo que ser de la oposición es malo en cualquier gobierno. Malo para la salud de los electores. Digo yo. 

No hay comentarios.: