(Publicado en La Estrella de Iquique el domingo 28 de mayo de 2010)
Muchos pensaban que la frase “una nueva forma de gobierno” de la publicidad de Piñera era un eslogan más en un universo de muchas promesas que los candidatos suelen hacer en períodos de elecciones. Profundo y craso error. Era cierto. El terremoto había impedido dar a conocer el programa pero el 21 de mayo el gobernante rayó la cancha, trazó la línea de su mandato, explicó el plan y un conjunto de ideas que dejaron asombrados a muchos conciudadanos. Especialmente a la oposición.
“Al término de esta década, Chile habrá superado la pobreza y será un país desarrollado”. Así comenzó la cuenta a la Nación. A su término, todo el país pudo ver sonrisas, escuchar aplausos y expresiones de buenos augurios, pero también, las caras de incredulidad, pánico, confusión, incertidumbre y posiblemente ganas de ir, con suma urgencia a las casitas, a connotadas figuras de la oposición. No podían creer lo que oían. El asombro no se les pasó rápido. Algunos próceres como Escalona y otros conocidos nuestros, después de varios días, todavía seguían atontados con los anuncios, lo que explicaría las frases para el bronce que expresaron. Esto me recordó aquello de: “si no puedes ser inteligente, a lo menos se confuso”.
Si los gringos tuvieron su “jueves negro” el 24 de octubre de 1929, cuando comenzó la caída de la Bolsa de Nueva York y con ella el crack y la Gran Depresión, la oposición tuvo su “viernes negro” el 21 de mayo. Sin embargo para la gran mayoría, el macizo discurso generó una sensación de optimismo que recorrió el territorio nacional. Por fin algo concreto y no meras promesas. Y lo más importante, creíble, con énfasis en la gestión, en el hacer bien.
Con esta propuesta a la oposición les sonó la alarma. Sienten que les robaron el libreto, sus ideas o que le tomaron las banderas del progresismo. El ultra derechista Hermógenes Pérez de Arce en su blog identifica a Piñera como el IV presidente demócrata cristiano. Los más audaces, hablan del quinto gobierno de la Concertación. Otros reiteran que será el gobierno de los empresarios. Pero Piñera insiste, será el gobierno de todos, con todos y para todos y especialmente de los pobres y de la clase media.
Ahora comenzarán las peleas por ganarse el centro político. El espacio donde el presidente puso sus banderas. Esto implica que la oposición deberá rearticularse porque el adversario es diferente, tiene una visión diferente, cuenta con gente diferente y el país es diferente. Un espacio donde hasta los comunistas pueden participar. Estos están contentos con esta nueva forma de gobernar. Podrían lograr resultados que ni en el gobierno de Allende soñaron cumplir.
Es desafiante y motivador un mensaje que dice que Chile al término de la década habrá derrotado a la pobreza y será un país desarrollado. Me parece más aterrizado que los eslogan de campañas pasadas que nos decían “Crecer con Igualdad, La Alegría ya Viene, Estoy Contigo, Gana la Gente”. Mucho ruido y pocas nueces. Exceso de parafernalia política. Espero que la nueva oposición se porte a la altura y sus integrantes piensen en Chile más que en sus intereses políticos y electoralistas. Digo yo.
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