No tengo la menor duda que la
próxima contienda electoral nos deparará
muchas sorpresas. Desde la elección de los Cores, hasta
del ciudadano que tendrá su domicilio laboral en la Moneda por los siguientes cuatro
años.
Son varias las diferencias posibles
que harán que esto ocurra: el voto voluntario, los pactos nuevos (si no son
nuevos a lo menos con nombres y socios cambiados) la cantidad de cargos que se
eligen, y la forma de confrontación que se ha instalado por primera vez en Chile al
más puro estilo norteamericano en donde las descalificaciones personales, el hurgueteo
en las vidas privadas, el juego sucio, las acusaciones cruzadas, etc. se
pusieron de moda. Los expertos le echan la culpa al controvertido voto
voluntario y a la presencia masiva de una juventud, que antes decía “no estar ni
ahí” y que el 17 de noviembre probablemente podría seguir en la misma.
Y por cierto los nueve candidatos a
la presidencia que le pone color y sabor a la cosa, un condumio para todos
los paladares. Aunque son diferentes las cartas unas de otras, en contenido, énfasis e intenciones, al final son programas parecidos.
Y si no lo son, lo probable es que
lleguen a diferenciarse muy poco.
Esto lo menciono porque creo que al
final las cosas no cambiarán mucho. Las estructuras fundamentales sobre las
cuales está construido el modelo chileno actual, se debería modificar poco. Por esta causa, objetivamente, ya no complica tanto quién sea el
presidente, porque al final y al más puro estilo gatopardiano, “todo debe
cambiar para que siga igual”. Por eso es que ya no asusta tampoco ni que los
comunistas y su mala fama, puedan llegar a
compartir democráticamente el poder, algo poco usual en los países donde están
instalados y en los que "democracia" es una palabra bastante ambigua.
Mi impresión es que el próximo
gobierno será muy parecido al actual y que los grandes cambios que se prometen, se
van a morigerar terminando por desarrollarse un programa similar al de los últimos 25 años. Con ciertas sutilezas
claro está.
Se va a pelear harto
seguramente, pero al final todo se hará
“en la medida de lo posible”. La sensatez primará por sobre los políticos termo céfalos y los gobernantes entenderán lo que el pueblo piensa y cree y que se expresa en la célebre frase “no importa de qué color sea el gato, lo
importante es que cace ratones”, cita atribuible al dirigente político comunista
Deng Xiaoping , que con gran pragmatismo y visión de Estado , hizo el cambio
necesario y oportuno para que la China Popular pasara de nación tercermundista a ser hoy la segunda economía del mundo. Aunque ya haya pasado agosto, al momento de votar, sugiero no olvidar esto del felino, digo yo.
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