sábado, julio 12, 2014

Tips para políticos y jefes

Publicado por el diario El Longino de Iquique el domingo 16 de marzo de 2014
 
Durante la vida, los humanos realizamos miles de cosas. Y la mayoría  de ellas, siguiendo un libreto, una pauta de lo que debemos hacer y decir. Nuestra libertad en la práctica tiene mucho de ilusión. Generalmente estamos como en “el teatro de la vida” cumpliendo diversos roles   con  sus particularidades, exigencias  y resultados. Hay poca improvisación, siempre hay un plan , un guión como lo tiene un actor,  como lo es la partitura del músico,  el presupuesto del administrador, el plano del arquitecto, la carta Gantt de un nuevo gobierno  o el plan  de Sampaoli para ganar en Brasil. Así, el hombre y en sus diferentes roles, en ese teatro de la vida se encuentra con estrellas, actores avezados y también  principiantes. Los que son creyentes piensan que el autor del gran guión  es un Dios, otros,  que el libreto lo escribe un sujeto menor: el hombre.
Yo creo esto último, el hombre puede y debe escribir el libreto de la historia que quiere vivir. Es frustrante avanzar en la vida y descubrir tarde, que si bien ha subido por la escalera de la vida, ésta estaba apoyada en la pared equivocada. En una pared que no es la suya. Estimo de alta conveniencia que cada cual se haga cargo de su destino escribiendo el libreto. Me parece fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos y de paso ser felices,  escribir y construir el futuro. Sin esperar que otros nos digan lo que debemos hacer. El mensaje es “escribe tu propia historia”, aún siendo parte de un libreto mayor,  parte de un gobierno, de una empresa o de un partido político. Lo fundamental es poner la impronta personal, nuestro estilo y nuestras convicciones, en el lugar y momento en que estemos. 
Esto se relaciona directamente con un atributo indispensable para estos tiempos: el liderazgo. Requisito fundamental para lograr que las cosas sucedan. Pero no es el liderazgo básico solo para conducir personas y formar a otros, sino que principalmente para conducirnos a nosotros mismos.  Este es el primer y gran aprendizaje, porque nadie puede entregar a los demás algo que no tiene.
Cualquier organización  está llena de personas que creen ser líderes. Piensan que ese atributo les llegó con el decreto de nombramiento o con la firma del contrato. Tan  pronto son investidos, se convencen que les llegó en forma divina una cuota de liderazgo. Craso y profundo error. El liderazgo se construye desde nuestro interior. El verdadero liderazgo es ponerse al servicio de los demás. Como lo hizo Mahatma Gandhi, Martin Luther King o Jesús el Cristo.  Y  hasta el ingenuo Forrest Gump, cuando un día cualquiera se puso a correr y luego vio que miles de personas le seguían. Eso es liderazgo en su expresión más profunda.  
Hoy,  con un millar de nuevos jefes, es el momento para reflexionar sobre el arte de conducir a las personas y cómo hacer de esta gestión  un éxito país. Para lograrlo se necesita mucho liderazgo. Consecuentemente daré algunos consejos  a los jefes-políticos que recién se instalan en el gobierno y para los desmemoriados que se repiten el plato. La vida siempre da una segunda oportunidad, alguien lo dijo últimamente. Aquí van algunos tips del verdadero liderazgo:
“Liderar es la capacidad de influir. No mande, no obligue, convenza a sus seguidores y hágalos  copropietarios de sus ideas. Quite su ego del medio. A la cima nunca llegará solo. Tome la decisión de creer en los demás. Nunca mate una idea. El éxito de sus dependientes es su éxito. Desate una epidemia de entusiasmo. No venda cifras, venda sueños. Trascienda como persona no como un representante del poder”.
Además de pagar mis impuestos y ser un buen ciudadano, ésta es mi contribución al nuevo régimen. Ayudemonos entre todos para que una nueva mayoría sea una buena mayoría. Digo yo.

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