A Rusia sin amor

Nada parecido a lo de Chile, que se congeló antes de pisar la fría Rusia. Ni siquiera pudimos mirar de cerca a los enemigos deportivos del Campeonato Mundial aun cuando hasta cierta fecha ya nos veíamos en el vuelo Santiago - Moscú. ¿Cómo íbamos a dudar si los rivales eran ganables? Era cosa de aplicarse un poquito, juntar un par de puntitos y partir a Rusia con amor.
Hay dos refranes pertinentes que cito aquí unidos: “No hay que llorar sobre la leche derramada, ni limpiarse el trasero antes defecar”. Sirven para entender la experiencia vivida, en la cual literalmente nos farreamos el mundial. Una oportunidad que probablemente nunca volvamos a tener tan cerca. Virtualmente nos bajaron del avión cuando ya habíamos embarcado hasta las maletas. Las causas y las explicaciones nunca fueron suficientes para entender el cagazo. Cualquier chileno del futuro se va preguntar: ¿Por qué cresta Chile no fue al Mundial de Rusia 2018?
Para responder esto habría que hacer ciertas conjeturas. Desde lo deportivo obviamente, hasta la variable que se nos ocurra. Pudo ser solo la mala suerte; alguna súbita desalineación de los astros; maleficios de brujos de latitudes hostiles, falla en el mindfulness y desconcentración de los concentrados. Todo es posible, incluida una vendetta mundial porque nos tendrían ojeriza, mala onda y envidia por las dos copas internacionales ganadas al hilo. O porque podíamos ser duros rivales de los consagrados de siempre. Por esto y más, confiábamos ciegamente en la clasificación. Y ese fue el error, estar medio ciegos. Y muchos salieron a festejar antes de tiempo y obviamente los chiquillos de la selección, que contaron con la anuencia del entrenador que ya estaba en otra, seguro pensando cuando ganaría post mundial, con un contrato en algún país oriental. Y así, sobrados y despectivos con los rivales, caímos en el viejo error de limpiarnos el trasero antes de tiempo.
¿Con la clasificación en el bolsillo, quien nos iba a poner límites? Se aseguraba que superaríamos la hazaña del Mundial del 62. Pero, de un día para otro, todo se fue a negro. Y la pregunta es ahora saber quién o a quién culpar por no estar en el Mundial. Era la oportunidad del siglo, teníamos algunas sandías caladas, varias joyitas, con lo mejor en muchos años. Un equipo de primera. Motivados, convencidos, valientes, temidos por los adversarios y con dos copas internacionales recientes. Pero no funcionó, sea porque la diosa fortuna no lo quiso, por algún maleficio, algo raro que le echaron a los tragos o que se yo, pero lo cierto es que fuimos groseramente excluidos del mundial con muchísima pena y sin nada de gloria.
Ante lo ocurrido, surgen preguntas. Saber la reason why para salir del hoyo negro. Descubrir las razones que expliquen la causa profunda de la eliminación de Chile al mundial de Rusia. Ante esta inquietud, propongo dilucidarlo mediante un juego de mucha sabiduría. El Cachipún, también conocido como Piedra, Tijera o Papel.

Sugiero practicar este juego en familia y con amigos, porque es clarificador. Podemos aprender de la experiencia vivida y evitar llegar a ser un país de eyaculadores precoces en estos procesos de selección para competencias de fútbol de clase mundial. Acabaríamos siempre yéndonos antes de la final. Digo yo.
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