Macho Alfa amenazado
Hace poco escribí para una revista el artículo donde expuse lo que observaba desde hacía tiempo y en diversos escenarios. Que el poder femenino había dejado de ser un eslogan para su nuevo rol en la sociedad moderna y que ahora mostraba interés por alcanzar espacios que desde la época de los bonobos, pertenecían sin discusión a los machos.
Mencioné que habría atisbos de una confabulación para quitarle piso a la posición histórica y genética de supremacía masculina, donde lo femenino asumía básicamente las misiones alimentarias, procreación y crianza. Y di el testimonio que está en la Biblia cuando Eva enfrentó a Dios (de joven ya mostraba carácter rebelde) involucrando a Adán en el cuento de la manzana mágica. Lo convenció de que al comerla adquiriría poderes para superar al Dios creador. El ingenuo y hasta ese momento casto Adán, se creyó el cuento y tras comerse la manzana y a la Eva, en ese orden, fueron expulsados del Paraíso. Y a Eva, por ser la instigadora, Dios la condenó además al sometimiento del macho de por vida. Y esta es la supremacía de origen divino lo que hoy las mujeres quieren cambiar.
El tema cada vez es más potente. Las reclamaciones femeninas provienen del mundo del cine, el espectáculo, la religión, la política, los negocios y los gobiernos. Reclaman conductas abusivas e indebidas de los hombres amparados en sus posiciones de poder. Y todo esto, que ocurriría desde siempre pero que por décadas se comentaba a bajo volumen, hoy se virilizó y las mujeres “se pusieron los pantalones” y dijeron en un coro multinacional… ¡Basta ya! No somos objetos sexuales. Debemos ganar lo mismo que los hombres. Podemos pretender cualquier posición en la vida y la sociedad. Podemos caminar y comer chicles a la vez. Exigimos igualdad de derechos y tomar decisiones tanto en la intimidad de la alcoba, como desde la presidencia de una multinacional
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Antes, ellas peleaban por pequeñas posiciones. Hoy van tras el premio mayor. Lo quieren todo y ser tratadas iguales. Sin embargo, hay quienes opinan que las buenas intenciones iniciales de “emparejar la cancha”, se les escaparon de las manos. Una simbiosis del Yin y el Yang habría sido razonable. Pero parece que no les bastaría su hemisferio izquierdo para lograr el equilibrio pues su lado Yin en solitario las arrastraría a la confusión, emocionalidad, inestabilidad y otros déficits. Para eso necesitarían el poder del Yang, para equilibrar su mundo. Requerirían del hemisferio zurdo, los valores activos, racionales y la voluntad. Y ese es el peligro. No solo quieren copiar el modelo macho, sino reemplazarlo.
¡Houston, Houston! El Macho Alfa está en peligro. Es lo que creen algunos. Yo pienso que eso no ocurrirá, porque ser mujer tiene muchas ventajas: No afeitarse todos los días. Vivir más años. Besar a otras mujeres sin que sea mal visto. Nunca tener que preguntarle a la pareja si tuvo o no orgasmo. Cargar cosas pesadas. Tratarse la impotencia. Roncar fuerte. No importarle que el marido gane más. Seguir acumulando peluches. O que el tamaño del sexo sea problema.
Ser mujer es lo mejor que les puede pasar. Viven más, pueden retocarse, hacer varias cosas simultáneamente, ser multi orgásmicas, hacerse “las niñitas”, culpar de todo a su período, incluso sobrevivir a los naufragios (Las mujeres y los niños primero), llorar cuando quieran y mucho, mucho más. Pero ser varón no es fácil. Porque no lloran. Pueden tener un solo par de zapatos, ducharse en cinco minutos y usar un jean por años. Quizás ellas ya no quieran su identidad y solo deseen ser tratadas como hombres, que les paguen sueldos del nivel de los hombres, salir con amigos los viernes, ver fútbol, jugar fútbol o jugar juegos de fútbol. Creo que erróneamente quieren ser machos, sin plena conciencia de lo bueno que es ser hembras. Digo yo.
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