Publicado en enero de 2016
En las páginas de cualquier medio y lugar del planeta, leo, veo
o escucho malas noticias que ocurren en
cualquier lugar. Concluyo que este mundo está loco, descarriado, desordenado,
confuso y sin claridad hacia dónde va. Si es que va para algún lado. Concluyo
también que lo que hace no tiene lógica. Entendiendo por tal el razonamiento
para que ideas o hechos se manifiesten o se desarrollen de forma coherente y
sin contradicciones entre ellas. Lo que es bueno es bueno y lo que es malo es
malo. Es cosa de aplicar la lógica.
El siguiente relato me
parece muy ilustrativo por lo cual “lógicamente” lo comparto con mis lectores :
“Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser
instruido en Talmud. ¿Lógica? - preguntó el rabino, dudo que eso sea suficiente
para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres
bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia
¿Cuál se lava la cara?
Eso es fácil, el de la cara sucia, respondió el estudiante. Incorrecto, dijo el rabino. El de la cara
limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su
cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la cara sucia y
piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara. No pensé en eso, admitió
el joven. Dame otra oportunidad.
Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno
sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara? Recién hemos respondido, aquel con la cara
limpia, contestó el estudiante.
No. Ambos se lavan la cara, dijo el rabino. Aquel con la
cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su cara está limpia también.
Pero el de la cara limpia mira al de la sucia y piensa que su cara también lo está, entonces
se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la cara limpia se lava, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan
su cara. No me di cuenta de esa alternativa, expresó el joven. Dame otra
oportunidad.
Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con
la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara? Preguntó el rabino. Ambos lavan su cara, respondió
con énfasis el estudiante.
No. Ninguno de los dos, dijo el rabino. Aquel con la cara
sucia mira al de la cara limpia y piensa que la suya también lo está. El de la
cara limpia mira al de la cara sucia y piensa que su cara también está sucia.
Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se
lava. Por lo tanto ninguno se lava.
Una última oportunidad por favor y le demostraré que puedo
estudiar Talmud, pidió el joven.
Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara
limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara? Volvió a plantear el
rabino. Ninguno, exclamó triunfalmente el estudiante.
¿Ves ahora por qué la lógica no es suficiente para estudiar
Talmud? ¿Cómo va a ser posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea,
uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia? La pregunta es tonta dijo el rabino. Y si intentas
contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Te sugiero aprender algo
más de lógica antes de estudiar el Talmud.
En este año de elecciones de alcaldes ojalá a los chilenos no nos falle la lógica y menos
la memoria. Digo yo.