Publicado en noviembre de 2015
Ya se
sienten los primeros síntomas y se escuchan las expresiones típicas de un proceso
electoral en vías de desarrollo. Hay señales
evidentes, mensajes subliminales y de los otros, por lo que se estima que las campañas
para las próximas elecciones de alcaldes
y parlamentarios se nos vendrán
encima definitivamente tan pronto termine el año.
Lo que ocurre en esto días es un fenómeno archi
conocido. Hasta tiene olor. Olor a campaña, a candidatos y candidaturas. Están apareciendo las típicas discrepancias,
las diferenciaciones, las primarias pinturas de guerra. La guerra entre socios.
No hay acuerdo en el balance. Hay atisbos ya de futuras controversias, discrepancias
y divorcios. Declaraciones por todos lados, fijaciones de posiciones,
diferenciaciones, cálculos ingenieriles y uso abusivo de las matemáticas. Ya
sacaron las calculadoras y están decidiendo si sumar, restar, dividir o
multiplicar.
Pero no es por cierto que sea un asunto meramente de
las Matemáticas, hay una mezcla con
otras ciencias que deben respetarse. Yo identifico varias y pienso en aquellas
propias del pensamiento clásico de la democracia de los griegos hasta las
propuestas más modernas de los gurús famosos de hoy que son necesarias.
De la ciencia de la Ingeniería, creo que lo más
necesario es saber mucho cálculo. Aparentemente un cálculo científico pero que
en realidad al final lo que hacen los políticos criollos en transformarlo en
una encerrona de varios días, hasta “parir” una plantilla de
candidatos. Dejando para luego, el
diseño del programa, el contenido, las ideas. O sea las realizaciones. Ese termina siendo un
detalle menor.
Y aquí es donde está el gran problema, pues tras lo que ha pasado en los últimos tiempos
(no se por cuánto tiempo poner las manecillas del reloj en reversa) lo concreto
es que ya no es un problema de ideas y proyectos, el asunto ahora es de
nombres, de personas con las cuales salir a vender un proyecto (que ya habrá
tiempo para construirlo).
Y aquí aparece el primer gran problema. Por todos
lados los nombres están objetados o podrían objetarse, pues lo que ha pasado en
los últimos 10 años o más, no está prescrito ni menos olvidado por los sufridos
ciudadanos. Me incluyo en el sufrimiento.
Armar los equipos al igual que los de fútbol, no va
a ser fácil, considerando que tantos potenciales seleccionados tienen tarjetas amarillas, licencias médicas de
larga data, están en cuarentena esperando la evolución de sus dolencias,
requieren o han solicitado exámenes nuevos, han pedido salidas alternativas con
otros remedios, en fin, aprovechando
todas la opciones posibles. Pero lo concreto es que aún no se sabe quienes
finalmente están en la planilla. Pero no obstante, a la ciudadanía, a los fans, este asunto no les inquieta para nada. La
ciudadanía no está ni ahí con los próximos encuentros políticos, que más
parecen desencuentros.
De no mediar algo muy especial, cada vez me convenzo
más que los ciudadanos no quieren ir al Estadio Nacional (uno de los tantos
lugares de votación) porque se sienten que los políticos los han defraudado,
los han engañado y que puede ser esta la oportunidad de su venganza.
Personalmente
creo que hay que participar en todos los procesos eleccionarios porque somos un
país al que nos gusta la democracia. Pero por favor, lo único que les pedimos a los políticos,
seriedad, responsabilidad y transparencia.
Que se dejen de hace cálculos y que ahora utilicen bien aquello que está
sobre sus hombros y que les sirve para todo,
incluso para pensar. Y por favor también les pedimos como ciudadanos
informados, que no crean que somos un grupo de ingenuos. Por decir lo menos. Y
si no quieren escuchar o no entienden este clamor, den un paso al lado y quédense
en sus casas un tiempo. Digo yo.
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