jueves, junio 23, 2016

Un negocio llamado fútbol

Publicado en noviembre de 2015

Después de la seguidilla de escándalos de todo tipo que han ocurridos en Chile en los últimos años,  que se han enfatizado, que son más recurrentes, sorprendentes, diversos y con génesis en muchos sectores,  podríamos concluir que a pesar de todo, seguimos siendo una sociedad estructurada y ordenadita.
En efecto, existen sectores o mundos con sus características  y particularidades propias. Así por ejemplo se pude identificar a la clase gobernante, la clase política,  empresarial, el mundo obrero, el estudiantil, el de las minorías, el del fútbol, etc.
Y me detengo acá, en esto del mundo del fútbol. Y explicar que en este hay mundos más pequeños.  Especies de sub mundos o mundillos, en áreas especializadas y específicas. Se pueden identificar el mundo de los dirigentes, de los entrenadores y sus cuerpos técnicos, de los árbitros, de los socios, de las barras.
Y en el mundo mayor, en un rango de tipo planetario,  está la inefable FIFA, la gran madre o mundo mayor (casi universal) que  chorrea hacia los mundos más pequeños, sus satélites. Y lo que chorrea, produce o succiona como hoyo negro del universo,  no solo el dinero sino que  influencia, presiones, decisiones o malas prácticas, que pueden ser,  desde nominar los principales cargos, hasta determinar cómo se elige, nomina o decide la contratación del aguatero, del aseador de camarines, o la marca del pito que se usará en los partidos de segunda división. Todo,  pero absolutamente todo,  es parte de un plan “macabro” elaborado desde los Alpes suizos. Por el  Zar del fútbol.   
Lo que deseo precisar acá, es que se trata de una potencia universal que entre otras cosas cosas, mueve mucho más dinero que el PIB de varios países del mundo juntos. Y como se sabe, el que pone la plata pone la música. Así es que hay que bailar con la música que un grupo de “expertos” (no diría en asuntos de fútbol, sino en negocios a escala mundial). Y aquí viene la primera gran aclaración: El fútbol dejó hace años en ser un deporte, es un negocio. El core business es financiero. La práctica del fútbol es un ítem, casi la excusa. El verdadero negocio son las transmisiones, la  publicidad, el  merchandising, nominación de sedes,  apuestas, transferencias de jugadores (los corte de cola) , etc.     
Eso explica por qué se desee tener cualquier cargo en esta supra institución que dirige Blater, un semi Dios que tiene mucho más poder e influencia que el presidente de una nación. Esto es también parte de este extraño mundo, donde las cosas son   ambiguas,  raras, inexplicables, poco transparentes. Y lo único que se puede asegurar es que el objetivo de fondo (no sea ingenuo y vaya a creer que es el desarrollo del deporte) la razón de ser es “el negocio del fútbol”.
Y nosotros, que ahora hemos crecido en el fútbol (pareciera solo en su variante deportiva) gracias a la calidad de un puñado de jugadores que ha logrado niveles mucho mayores al estándar histórico, que se  codean con la elite deportiva mundial, gracias a su esfuerzo y  bajo la conducción de entrenadores como Borgi, Bielsa y Sampaoli, que les empaparon mentalidad ganadora y profesional, estamos, como selección, ahora bien rankeados.
Sin embargo, cuando me entero de los escandalillos del pelao Jaddue, me bajan los tiritones de pera. No vaya a ser que  más de alguien empiece a especular con que la Copa América fue arreglada. Que hubo platas negras por debajo de la mesa. Desde la nominación de la sede, hasta los árbitros de nuestros partidos.  

Ahora por causa del Pelao Jaddue todo está bajo sospecha. Mientras  él se pasea fresco y deportivo por Miami. Coincido con aquello de:  “no hay chico que no sea rosquero, guatón que no sea lacho, ni pelao que no sea fresco”. Digo yo.   

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