Chilenas y chilenos todos, porque ustedes así lo quisieron, Chile tomó la decisión de cambiar. El país entrará a un overhaul como dicen los gringos, cuando someten un avión a mantenimiento y revisión a fondo y lo dejan tiqui- taca. Eso es lo que se hará con Chile, y ya se está haciendo, un chequeo técnico, un diagnóstico de los daños, una limpieza profunda, sacando el óxido, las piezas viejas y gastadas, dejando las buenas, poniéndolo a punto, revisando motor, caja, amortiguadores, niveles de aceites y reparando lo necesario, partiendo por el acelerador que estaba trabado hace años. En fin, todo lo indispensable para el Grand Prix, que se larga el 12 de marzo y que dura cuatro años. Pasará por todo el país, sin exclusiones. Ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, hasta por los lugares más apartados del territorio. No habrá lugar por donde no pase el nuevo Chile. La ruta del Dakar será como juego de niños comparado con esta gran carrera.
Dentro de las revisiones y reparaciones importantes, lo primero será corregir el grave defecto del tren delantero que cada vez se cargaba más y más a la izquierda. La idea es que se mantenga derechito y que no gaste los neumáticos disparejos. El enchulamiento no será cosmético. Es un cambio integral y profundo. Desde el agua del radiador (verde y ecológica) hasta el líquido limpia parabrisas que debe permitir la mejor visión y la transparencia. Nada opaco que impida ver desde fuera lo que pasa adentro y viceversa. Las luces serán nuevas y súper potentes, incluso para ver bajo el agua y con visión nocturna, porque Chile no parará de correr nunca. Por eso, la atención a los neumáticos y amortiguación será permanente, ya que se transitará por caminos duros, disparejos, escarpados y resbaladizos, a lo que deben sumarse las piedras que seguramente lanzarán los que no calificaron el domingo por ser malos conductores o los delincuentes de siempre que no quieren que esta carrera se corra.
También se reforzarán los parachoques, el chasis y la cabina del conductor. Una carrera tan larga en distancia, pero tan corta en tiempo, obligará a correr a altas velocidades lo que implica riesgos en todo momento. Lo peor sería un choque frontal o fundir el motor a medio camino.
Especial atención tendrá la protección y seguridad de los que miran desde fuera. Lo deseable es que todos la disfruten sin riesgos y vayan gozando lo hermoso y agradable que es ser ganadores, liderar la carrera, ser los primeros. Habrá por cierto algunos atropellados (ninguno con riesgo de muerte, ni siquiera política) que tendrán que aprender a comportarse evitando cruzarse en el camino, tapar la visibilidad, obstaculizar la pista o poner señales equívocas como, viraje a la izquierda o túnel sin salida.
Un cambio trascendental será, precisamente la caja de cambios. Se reemplazará la automática con veinte años de uso, por una moderna y potente caja mecánica. Así el piloto podrá aplicar a discreción las marchas en el momento justo y preciso. Como lo hacen los profesionales. Los frenos serán ajustados para “chantar” ante cualquier salida de la ruta trazada, obstáculos o riesgos. Se usará combustible para aviones. Y lo que no puede faltar en estos tiempos, tecnología de punta en todos los sistemas para alcanzar la mayor productividad.
Y lo más espectacular de todo es el cambio de piloto. Se ha elegido al que tiene experiencia de clase mundial. Un experto conductor de los más diversos medios: aviones, alas delta, parapentes, helicópteros, lanchas, caballos, bicicletas y hasta locomotoras. Está considerado el más hábil, rápido y competitivo piloto de todos los tiempos.
Finalmente en los pits estarán los chilenos más calificados formando los equipos de apoyo para ayudar al triunfo de Chile. Y en la meta, millones de chilenas y chilenos esperando con la champaña fría para celebrar. Digo yo.
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