Publicado en La Estrella de Iquique)
Cada país tiene una forma propia de enfrentar y resolver sus asuntos y circunstancias. Esto da carácter y refleja la personalidad y el estilo de una nación. Y cuando esa forma de ser y hacer es exitosa, el resto del mundo puede copiarla.
Hace años,la forma de hacer bien las cosas era a la japonesa. Nadie olvidará, creo el prestigio del “made in Japan”. Ellos nos traspasaron ideas y prácticas que el mundo occidental aplicó: el mejoramiento continuo (kaysen) la calidad total, el error cero, la pirámide invertida, la puntualidad y el respeto a los compromisos (sagrados,como el honor samurái).
Tras el exitoso rescate de los mineros, Chile se ganó el reconocimiento mundial y por eso se habla de la Chilean way. Hacer las cosas a la chilena pasó a ser sinónimo de excelencia. Nosotros sabemos que eso está un poquitín exagerado, pero si el cuento es bueno ¿para qué echarlo perder con la verdad? Además hacer bien o mal algo es muy subjetivo. A lo mejor solo se trata de diferentes interpretaciones.Por ejemplo, con la muerte de Néstor Kirchner nos hemos enterado de algunas formas de actuar de los vecinos que nos sorprenden. Una vez la Bolocco y Menem intentaron crear una Archi way, una mezcla argentina-chilena, pero todo terminó en divorcio.También con la mamá de Kirchner que era chilena se pensó que podría intentarse un estilo común. Pero fue para peor. Sus adversarios políticos le sacaban la madre (el origen) a cada rato. Esto hizo que nunca mirara con buenos ojos a los chilenos.
Es que somos muy diferentes. Y de muestra un botón: Bielsa. Un tipo, raro, desatinado, etc., en Argentina pasa piola, porque hay cientos iguales. En Chile resulta un caso raro. Un chileno haciendo lo mismo en Argentina, imposible. Pero de Bielsa hablaré otro día. Por ahora solo le diré hasta la vista baby.No me gusta como persona.
Concluyo que jamás podrían resolverse los problemas de Argentina a la manera chilena ni viceversa. Nosotros no entendemos sus códigos, los liderazgos populistas,ni las tantas caras del justicialismo.Para ellos era súper natural el rol del finado Kirchner.La jefa del gobierno es mi mujer, decía, “pero yo tomo todas las decisiones”. Dueño y señor de una poderosa billetera pública, zar de todos los programas sociales y una hábil muñeca para manejar los poderosos sindicatos. Y los argentinos felices, más preocupados del Dios Maradona.
Lo que viene es un misterio. Muerto el rey, la viuda va a tener que diseñar el plan B para sacar a los argentinos del pozo. No llores por mí Argentina, no podemos ir a rescatarlos. Ese quilombo no es nuestro, arréglense a su manera.Digo yo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario