(Publicado en la Estrella de Iquique)
La “nueva derecha” fue el término que usó el ministro Hinzpeter, creando de inmediatocomentarios e interpretaciones sobre lo que debiera entenderse como la cara remozada que quiere lucir la acción gubernamental. Una forma de hacer las cosas que establezca una notoria diferencia con la derecha tradicional.
Pero, del dicho al hecho hay mucho trecho, dice el refrán. No es fácil creo yo, parir esta nueva creatura sin los dolores del parto. El modelo vigente, con dos visiones fundamentales donde la moral y la religión son los puntos críticos, es el teatro de operaciones donde competirían las fuerzas de la derecha tradicional y esta nueva versión. Se estima, por cierto, que una separación clara, expresa y profunda entre la política y la moral - que pareciera ser la tendencia de las derechas del siglo XXI - no acomodaría a una parte importante de la dirigencia política del gobierno.Al decir del controvertido columnista Carlos Peña, “en la derecha se anida esa contradicción fundamental, de un lado Sorman y del otro José María”.
GuySorman, el llamado gurú de la derecha moderna, invitado del gobierno, dijo, en todos los actos públicos donde expuso que “el único valor que debe ser implementado por los partidos de derecha es la responsabilidad individual”. Y también agregó que la derecha debe abandonar lo que hasta el momento la ha caracterizado: la autoridad y los valores católicos. Finalmente sentenció diciendo que “la derecha, necesita una revisión de las ideas que históricamente la han acompañado”.
Pero ¿porqué el gobierno tendría que hacerle caso a este controvertido pensador, calificado de antimarxista, antiecologista, proabortismo y ateo? Tal vez porque lo que propicia ha funcionado exitosamente. Lo hizo la derecha en Suecia y lo está haciendo el Primer Ministro inglés David Cameronquien además se apoya en la tesis de Richard Florida, que afirma que “la innovación y la creatividad se desarrollan en sociedades tolerantes, con amplias libertades y socialmente liberales”.
Respecto de este nuevo paradigma, es interesante reflexionar sobre cómo se podría articular una nueva derecha en Chile con dos almas aparentemente tan diferentes. Pero, si lo pudo hacer la Concertación, que logró sobrevivir bastante bien durante muchos años con una multi alma ¿por qué no lo podría hacer la Alianza con tan solo dos?
Más derecha o menos derecha, esa es la cuestión que el Presidente debe resolver. Izar las banderas de la izquierda, no renta - en el largo plazolos electores siempre preferirán el original y no la copia. El pie forzado entonces es aceptar los tips de Sorman: 1) Realismo, nada de utopías2) Soluciones sociales creativas. 3) Responsabilidad personal, que es el punto más discutible pues genera el duelo entre una tradición conservadora de raíz cristiana y una auténtica vocación libertaria. ¡Que tontera no! Nunca hay cómo darle el gusto a la gente.Digo yo.
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