En esta Zona encontrarán mis apreciaciones sobre la vida diaria, la cotidianidad, con visión crítica, pero contructiva (así espero), con un humor a veces muy serio, centrado en el mundo pequeño de la ciudad donde vivo, pero con mirada global y sintiéndome parte del universo humano apreciando lo que ocurre. Me doy licencia para opinar de todo y especialmente de lo que no se. Si hay opiniones, las leeré con detención e interés, pero no puedo asegurar que las voy a considerar.
domingo, diciembre 19, 2010
Temporada de viajes
Publicado en la Estrella de Iquique diciembre 2010)
Con la llegada de los buenos tiempos (atmosféricos) se activan las ganas de viajar, tanto para venir a la ciudad de Iquique como para salir de ella. Eso, obviamente por nuestra conocida cultura y vocación para el turismo. Y tan pronto se compone el tiempo, quien primero prepara las maletas es el sector público. Es el que oficialmente abre la temporada de viajes. No es extraño entonces enterarse por los medios que inician periplos urbi et orbi, consejeros, seremis, autoridades y más de algún suertudo invitado calificado.
Este tema lo trato solo porque a la mayoría de las personas les da mucha rabia que todos estos personeros viajen financiados con las platas del Estado. La de todos los chilenos. Dicho así suena fuerte, pero es una forma de decirlo pues los gastos de pasajes, estadía, viáticos y a veces hasta los “engañitos” que se llevan de regalo, se pagan con fondos públicos, extraídos de los impuestos y otros ingresos que genera el esfuerzo de muchos chilenos que se quedan en casa trabajando.
A mí en cambio,no me da rabia ni me molesta que viajen. Lo que me da es envidia. Y no es la llamada envidia sana. La mía no goza de buena salud.Porque, seamos honestos ¿a quién no le gustaría viajar por Europa, Asia o USA, con todo pagado y hasta con plata para el bolsillo? No será alto el viático, ni un hotel cinco estrellas donde hospeden, ni un vuelo en primera clase…¡pero es gratis!
Sin embargo, entiendo que por la Patria hay que sacrificarse y alguien tiene que hacer el trabajo duro. Separarse por semanas de la señora, marido o hijos, dormir sentado por muchas horas, soportar comidas extrañas, beber licores raros, recorrer lugares exóticos, escuchar idiomas a veces ininteligibles, tener reuniones con gente desconocida, salir de noche, en fin, muchos riesgos y dificultades para un viático tan chico.
Pero por estos sacrificios,acepto los viajes de mis hermanos chilenos. No gustoso, pero resignado. Incluso “pienso positivo” cada año con la Operación Renta o cuando el Fisco con precisión quirúrgica cada mes le corta la cola a mi sueldo. Pero lo entiendo, hay que hacer caja para estas misiones. Cuando la Patria les pide a un puñado de sus hijos que vayan por el mundo a aprender las cosas buenas para luego aplicarlas en Chile, nadie podría negarse a tan excelso honor. Porque no es en beneficio propio, es por la Patria, por todos sus hijos. ¡Que hermoso gesto, que patriotismo, que arrojo, que temple! Me encantaría tener una foto del último grupo viajero para mantenerlo como recuerdo inspirativo.
Sin embargo tengo un reparo. Del cometido poco o nada se llega a saber. Por eso sugiero pedir lo que los gringos llaman “accountability”, una relación completa, clara, transparente de la misión. Un informe público con un formato estándar que rinda cuenta de las platas y que evalúe técnicamente el resultado y la utilidad del viaje. Porque estamos claros que trabajo es trabajo y paseo es paso. Digo yo.
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