domingo, enero 30, 2011

Entre reguleque y penca


(Publicado en La Estrella de Iquique el 16 de enero de 2011)
A muchísima gente le encantaría tener el sueldo “reguleque” de la ex ministra Ximena Ossandón. Era un bruto de $ 3.729.923 Bastante más que la renta mínima en el país, de 172 lucas. Pero la idea no es hacer odiosas comparaciones de rentas, solo establecer que para algunas personas un sueldo reguleque como el mencionado, no es mucho, mientras que para otros puede representar los ingresos de un año de trabajo de una familia. La asimetría de las rentas en Chile es abismante y para colmo, son muchos los que ganan muy poco y pocos los que ganan mucho.
Claro que “reguleque” no es lo mismo que regular. Regular es una dimensión conocida, precisa. En mis años de colegial era la nota 3 en la escala de 1 a 7. Reguleque en cambio, es como un rango que va desde deficiente, pero no tan malo, hasta aceptable, pero no tan bueno. O sea la típica ambigüedad de los chilenos, entre Tongoy y los Vilos. Pero reguleque tampoco es muy aceptable o satisfactorio. Al contrario, es más bien “penca o pencahue”, terminología propia del mundo campestre y a la cual se le podría agregar también “como el ajo”, cuando se trata de algo muy malo. Hediondo de malo.
También hay una expresión de uso corriente, que ya se emplea socialmente y es parte de la jerga hispanoamericana aceptada hasta en los círculos más conservadores. Me refiero a la expresión “la raja”, que tiene a lo menos tres acepciones. La primera "raja" significa quedarse dormido profundamente. La segunda es “la raja de bueno” y la tercera “la raja de malo”. Esta última podría haber sido la significación que habría querido darle la ex líder de la Junji al decir que su sueldo era “reguleque”. Respetuosamente discrepo, pues considero que esa renta era la raja de buena.
Siguiendo por este camino, uno se puede topar con el “maoma o maometano” que es como el reguleque pero en una onda así como más mística. Asimismo, pero diametralmente opuesto y proviniendo del lenguaje popular, está el “como el forro” que representa algo categóricamente malo. A partir de esta última expresión hay varias derivadas pero que ya son definitivamente coprolalias.
El término “mediocre” también suele usarse como sinónimo del reguleque comentado, pero se le reconocen algunas sutiles diferencias que solo expertos en semiótica o semántica podrían advertir. Como no soy experto, mediocre a mí me suena como a promedio, casi una mención estadística, pero con un sentido deprimido. Así como tirando para la cola. De la mitad de la tabla para abajo.
En cuanto a la polémica que se armó con el sueldo ministerial, esto demuestra lo inadecuado que es hablar de rentas personales. Es de mal gusto decir cuando se gana y mala educación preguntarlo. Pero ahora con la ley de transparencia, las rentas de los empleados públicos deben informarse y los que deseen pueden darse el gustito averiguando cuánto ganan sus autoridades y cualquier servidor del Estado (desde el Presidente de la República hasta el auxiliar de servicios de la municipalidad de Colchane). Así podrán considerar si sus rentas son reguleques, pencahues, o maometanas. A mí me encantaría tener un sueldo…supercalifragilísticoespialidoso. Digo yo.

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