jueves, septiembre 01, 2005

Santificado sea el negocio



El negocio nuestro de cada día, llegará con fuerza desde Europa. Allí se ha desatado desde hace más de un año, un negocio divino que aprovecha la fama y posicionamiento que a través de los tiempos han logrado los santos, los ángeles y las deidades. En occidente, desde el medioevo, los artistas han hecho de las figuras religiosas en general, un objeto de culto y ahora el mundo moderno - atento a descubrir en todo momento, dónde está el negocio – ha visto un mercado muy rentable, en lo que se ha dado en llamar “la moda religiosa”.
Esto se desató básicamente a partir una foto muy sexy y hasta sacrílega podría decirse a ojos castos, publicada en portada por la revista Vanity Fair, donde el astro del fútbol, David Beckham, luce a torso desnudo, un rosario de Dolce & Galbana al cuello, a modo de collar. Esto desató las furias de la iglesia católica, pero no lo suficiente como para parar una moda que en el verano europeo ha sido furor entre la juventud. Y ahora esa moda se apresta a aterrizar por Chile y podría asentarse fuertemente aquí, salvo que ocurriera un milagro, porque somos los campeones de la copia.
Claro que ya ha habido algunos intentos aislados con las poleras con motivos religiosos. El actor Benjamín Vicuña, el Rumpy y Felipe Camiroaga las han usado en la TV.
La moda religiosa incluye varios tipos de elementos o accesorios. Cinturones con retratos de santos, escapularios, pulseras, poleras con imágenes de vírgenes, llaveros con cintas y mensajes con plegarias en letras doradas como “El señor es mi pastor o No robarás”. También esta moda incluye los tatuajes dentro de los cuales el que más se lleva, es el del Sagrado Corazón, la Virgen María y el rostro de Jesús, que se ha trasformado en todo un clásico. Lo mismo ocurre en las poleras, donde el rostro de Jesús coronado de espinas compite cara a cara con el Che Guevara de boina.
Por cierto que esto no es un asunto de fe o de creencia religiosa. La mayoría de quienes siguen esta moda no son creyentes. Lo hacen porque es lo que se lleva. No faltan claro está, aquellos que dicen que su uso da suerte (esto ayuda aún más a impulsar las ventas). Y no pueden estar ausentes tampoco los supersticiosos que creen que si usan alguno de estos accesorios del merchandising religioso, algún santo les ayudará.
Los católicos observantes no creen que esto le moleste a Dios ni que amerite tener que confesarlo como un pecado ni venial. ¿Qué tiene de malo llevar una polera con una cruz entre nubes, un corazón sangrante rodeado de espinas o una virgen con Jesús niño?
Pero el accesorio top one en la moda pía, es el rosario, que se puede llevar de muchas maneras. Colgado como collar (a lo Beckham) o amarrado del pantalón colgando como cadena de un llavero. Desde luego que nadie lo compra para su propósito natural que es rezar. Es más, muchos que los compran no saben que son para esa práctica.
En las tiendas de Europa se vendieron las más variadas formas de rosarios. Con cuentas de piedras, perlas, cristales, maderas, vidrios. Algunos mantienen el rigor de la autenticidad, con las cincuenta “pelotitas” divididas en grupos de diez por una en solitario…para el misterio…
Pero el verdadero misterio es por qué se venden tanto. Debe ser por su uso múltiple. Además de servir para rezar ordenadamente, se puede poner y lucir como un adorno.
El rosario puede ser largo, corto o mediano, dependiendo del gusto, envergadura del cliente o del uso que le quiera dar. Hay también extra largos que son usados en la cintura, directamente al cuerpo. Conclusión, no es un asunto de fe, sino de gusto, utilidad y moda.
Este verano en Europa se agotaron todos los rosarios. Hubo una verdadera locura por ellos. Se supone que ocurrirá lo mismo en Chile. Este santo negocio de la moda religiosa parece que está bendito.
Por eso resulta extraño que los empresario de Zofri, aún no hayan entrado en el business. ¿Será porque no hay muchos cristianos, o les estará faltando fe? Fe en los negocios se entiende.
A propósito de fe, se dice que mueve montañas, pero también los negocios y de manera muy rápida. Esto se observó en la ciudad alemana de Colonia, donde el Papa Benedicto XVI se reunió con miles de jóvenes a raíz de la Jornadas Mundiales de la Juventud. Allí, se vendieron como pan calientes las poleras con la imagen del nuevo Papa y leyendas que decían “The Cardinal Ratzinger Fan Club”. A la siguiente semana de la muerte del Papa Juan Pablo II se vendieron cientos de miles de poleras con la leyenda “Juan Pablo II, Santo Súbito”.
En cada parte donde ha llegado la moda religiosa, los diseñadores y creativos la han adaptado a la idiosincrasia y preferencias locales. Por ejemplo en Canadá han optado para sus prendas, incluir leyendas piadosas como : “Jesús Love Me”, “A friend named Jesús” y otras así.
Me pregunto cómo irá a ser esto en Chile. ¿Adoptaremos lo que venga del extranjero o diseñaremos algo más nuestro y criollo? Porque aquí “le tenimos” imágenes potentes como el Padre Hurtado, la Teresita de los Andes, la Laurita Vicuña como también rostros extranjeros que gozan de gran popularidad y que podrían gatillar mucho las ventas.
Personalmente preferiría algo nuestro, pues nos daría identidad nacional. Que sea más autóctono o enraizado en nuestras costumbres. Por ejemplo, poleras con la imagen de San Expedito y la leyenda: “Hágamelo rapidito” (el milagro), “Póngase hasta que duela” con el Padre Hurtado.
Y en nuestra querida región, el negocio está rebotando en este lado de la cancha: La Virgen de la Tirana, la Reina del Tamarugal nos está poniendo el negocio delante de nuestras propias narices. Estoy seguro que sería un negocio divino. Llamo entonces a los empresarios locales a que hagan este bendito negocio así en la tierra iquiqueña como se hace en Europa.
No quedarán acaso espíritus emprendedores que quieran participar de este milagro del marketing moderno. Qué estarán esperando, si la fe hoy mueve millones. Digo yo.

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