viernes, marzo 11, 2011

¿Reajuste o desajuste?

( Publicado en la Estrella de Iquique en febrero de 2011)
El asunto del reajuste de salarios en el sector público estuvo más peleado este año. Sin embargo esta “pelea” es bastante acotada. En primer lugar está en la agenda desde el año anterior. Todo está pauteado, incluso el ritual del “gallito”. El gobierno propone una cifra con datos duros (IPC, PIB, Productividad) y los trabajadores ponen la suya, una que pueda a lo menos recuperar la pérdida por inflación más un plus de mejora real. Con “tejo pasado” desde luego, para el muñequeo de los dirigentes y los políticos de coyuntura que siempre se suman. Mal que mal son como 400 mil empleados (léase votos).
Esa es una cara del asunto, ineludible pero previsible. Pero hay otra cara – esta es fea- que aparece si alguien hace la pregunta: ¿y merecerán un reajuste extraordinario? Este es un tema que nadie quiere enfrentar porque hiere sensibilidades y es políticamente incorrecto hasta pensarlo. Yo lo menciono aquí solo para que se tenga conciencia que también debe ser parte de la reflexión y el análisis.
Los empleados públicos no son precisamente el peor sector del país en términos de renta. Por el contrario, ganan un tercio más que el resto de los trabajadores. En los últimos 15 años los sueldos del sector privado aumentaron casi un 30% real. Los del sector fiscal un 21%. Pero el fisco ofrece sueldos menores que las empresas privadas, solamente en los segmentos profesionales. A los trabajadores sin calificación les paga por sobre el mercado.
Hoy tener educación secundaria es la nada misma. Sin un “cartón” que acredite que se sabe, solo se puede aspirar a un empleo precario, mal remunerado y “poco ético”. Salvo que, y aquí está la gran diferencia, tenga la suerte de trabajar para el Estado. En efecto, allí, muchas personas sin más calificación que la enseñanza media, pueden llegar a la cúspide de la jerarquía, dirigir grupos multi profesionales y contar con la autoridad para tomar decisiones de cómo, dónde y cuándo gastar los recursos de todos los chilenos. Según cifras de la Dirección de Presupuestos, en el Estado trabajan cerca de 1.500 directivos no profesionales, que tienen mando sobre más de 74 mil funcionarios con educación superior completa. Muchos con solo cuarto medio deben supervisar el trabajo de abogados, sociólogos e ingenieros.
Esta situación es una anomalía. No se condice con la preocupación por la formación del capital humano, ni la modernización del Estado. Se les echa la culpa a los políticos. A los que en los últimos años decidieron mejorar los sueldos de los grados más bajos de la administración pública, otorgando reajustes especiales, pero nunca fue pensado como mecanismo para traer a la mejor gente al Estado. Pienso que en la pelea actual, un punto porcentual más o uno menos, un bono más o uno menos, no resuelve el problema de fondo. Tal vez este reajuste incluso genere un desajuste. Digo yo.

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