(Publicado en la revista Puerto Mayor de Iquique, febrero 2010)
Para entender esta crónica algo hay que saber de golf. A lo menos lo teórico. Se trata de un deporte cuyo objetivo es introducir una bola en cada uno de los 18 hoyos distribuidos en un campo o cancha al aire libre. Gana el que lo hace en el menor número de golpes. Para cada golpe, se utiliza un palo diferente según el grado de dificultad, distancia y condiciones ambientales para llegar al hoyo respectivo
Lo segundo a saber es que hay un norteamericano de color llamado Tiger Woods que es el mejor del mundo y que ya ha amasado una fortuna de más de mil millones de dólares en este asunto de palos, hoyos y pelotas.
El asunto es que hace unas semanas fue sorprendido por su señora jugando en otras canchas, en canchas ilícitas, en campos prohibidos. Estaba feliz metiendo las bolas en otros hoyos. Lo podríamos denominar jugando en el hoyo 19. Es decir, en un hoyo anexo al reglamentario.
El, queriendo ser siempre el mejor, había tomado la costumbre de irse una vez a la semana con su palo y pelotas favoritas a practicar en otros campos, donde encontraba hierba más tierna en los fairways, los lomajes eran más pronunciados y donde podía darle duro más seguido y sin público.
Esto produjo un escándalo de proporciones pues T. Woods en USA es un ídolo indiscutido. Una figura mítica, casi sagrada. Un símbolo, un icono.
El affaire se desencadenó cuando la prensa dio a conocer que el jugador llegó a un centro médico tras un golpe ocasionado por su media naranja aparentemente con un bate de béisbol que casi hizo “jonron” con la cabeza.
A pesar que nuestro deportista estaba acostumbrado a los obstáculos (bunker en lenguaje del golf) que siempre hay en los fairway (por donde se hace correr la bola) y especialmente en los green (zona que rodea los hoyos) su bunker-cónyuge parece ser el más difícil de toda su carrera profesional. Los expertos opinan que es muy difícil que salga vivo pues ni el viento está soplando a su favor.
El error fatal de Tiger, al parecer fue no hacer los approach (acercamientos) previos prefiriendo irse con todo al hoyo anexo tan pronto la cancha le abrió los espacios.
La señora de Tiger se puso muy molesta al saber que su marido estaba golpeando en otras canchas y en hoyos que desconocía. Luego también se enteró que no era una, sino muchas las canchas que visitaba el tigre.
A pesar de eso Tiger no elegía fácilmente sus hoyos. Le gustaban los hoyos difíciles, con riesgos, con trampas, con pendientes pronunciadas, longitud adecuada, zonas ásperas, visibilidad, ángulo, etc. Además los prefería calientes, por eso practicaba a pleno sol, asegurando que así la metida en los hoyos era más expedita ya que el palo se dilataba y golpeaba más fuerte.
Pero estas argumentaciones técnicas no convencieron a la tigresa, la que insistió en exigirle a su marido no solo abandonar los circuitos externos de inmediato sino que pedirle el divorcio, lo que por extensión debe entenderse como pedirle la mitad de su cuantiosa fortuna.
El resultado final de este juego es impredecible. Lo que se supone es que Tiger Woods tiene mucho que perder (especialmente plata) la posible tutela de sus hijos, la imagen, en fin, todo ese mundo maravilloso que había formado. Y todo por un hoyo. Hay hoyos que matan o arruinan. Digo yo
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