miércoles, abril 28, 2010

Manual para cesantes I

(Publicado en diario la estrella de Iquique el 14 de marzo de 2010)

Esta es una contribución a las personas que por el “cambio”, han debido o deberán alejarse de un cargo público. Yo he vivido varias veces el proceso de la “desvinculación”, un eufemismo técnico para la dolorosa PLR. La recibí varias veces en mi vida laboral. Aclaro que el dolor no es físico, es emocional. Un golpe al orgullo, al ego, pero igual duele. Siento una suerte de hermandad con los caídos, por eso entrego algunas recomendaciones para mis hermanos en dolor y también para prevenir a los que recién se incorporan:
a) La cesantía en la administración pública no llega de un día para otro. Si usted hubiese estado atento a las múltiples señales, habría tenido encendida la alerta roja (salvo que esperase que se lo informara la ONEMI). Hay que estar siempre “ojo al charqui”. Los cambios de gobierno, de parlamentarios o intendentes, son señales potentes. Despabílese.
b) Si es una persona natural con fines de lucro, esto es, que trabaja para un empleador aún cuando sea público, debe tener siempre presente que en algún momento de su vida (o en varios) le darán el fatídico sobre azul. Parodiando al cantante mexicano Pedro Vargas, “lo importante no es salir primero sino que hay que saber salir”. Muestre hidalguía, honorabilidad, nada de odios y menos tiritones de pera. Sea bien hombrecito (o mujercita) para sus cosas y váyase para la casa con la cabeza erguida. No de la apariencia de ser un hombre muerto caminando. Acuérdese que desde el día siguiente debe salir a buscar empleo y nadie le ofrece pega a un cadáver.
c) Ponga en ejecución el plan B, los pitutos. Esos que debería haber “precocido” cuando estaba con la información calificada en sus manos, las redes sociales a su disposición y las partidas presupuestarias abiertas. Si cree que encontrará empleo por los diarios, perdóneme que le llame ingenuo, por no decirle otra cosa. La palabra clave aquí es “contactos”. A futuro avívese y repare con tiempo su plan de evacuación y salvataje.
d) Piense positivo, es la ocasión para el gran cambio que siempre deseó hacer en su vida. Pasar de odiado burócrata a empresario. Aquellos hobbies que realizaba por placer los fines de semana (mueblería, repostería, cerámica en frío, pintura, chacrita hidropónica, etc.) pueden ser su tabla de salvación. Lo que está prohibido categóricamente es la socorrida compra del taxi. Descártelo de plano, también las asesorías, porque esas serán el coto de caza de los que llegan.
e) Si está conciente que la posibilidad de desempleo es directamente proporcional a la importancia del cargo desempeñado, asuma que entre más subió, la caída será más violenta. A eso agréguele que a diferencia de los fallecidos - que siempre serán bien recordados- los cesantes políticos deben resistir las múltiples versiones que circularán de su desempeño laboral, donde se pondrá en tela de juicio su honestidad, sus preferencias sexuales, las horas extras de su secretaria, el uso del vehículo fiscal o que le vieron el una disco gay. Por si las moscas, cuide la imagen siempre. Es y será su principal activo.
Por razones de espacio, esta guía seguirá la próxima semana incluyendo también recomendaciones para la fase de búsqueda de empleo (entrevista psicológica, elaboración de currículo, etc.). Será mi contribución al Presidente para el millón de nuevos empleos. Digo yo.

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