Manual para cesantes II
Siguiendo con la guía orientadora del domingo pasado, dirigida a quienes deben soportar el alejamiento involuntario de la administración del Estado y ya superada la fase de la rabia, la frustración, el lamento y el cuestionamiento del ¿por qué a mí?, agrego mis recomendaciones finales:
1) El verdadero “cambio” ocurrirá en territorio propio: su hogar. Todo comenzará cuando empiece a cooperar con algunas pequeños tareas voluntarias en la cocina; en el jardín (el jardinero será despedido casi simultáneamente con usted); en las compras semanales, o haciéndose el comedido secando la loza, poniendo la mesa o preparando los postres, que sospechosamente ahora a todos les encantan. Y de allí para delante, ni le cuento, su nueva pega ad honorem será exponencial. Acostúmbrese al cambio.
2) Durante un tiempo andará con las defensas muy bajas, sensible y vulnerable. Al comienzo se reirá con las bromas y chistes de sus “amigos”, pero pasadas algunas semanas empezará a odiarlos. Cruzará a la vereda del frente para no chocarse con esos ex amigos. Un tiempo querrá sumergirse y tratará de ocultarse al mundo, lo que es un error fatal del cesante público. Es precisamente lo que no debe hacer. Al revés, debe ponerse en vitrina y con su mejor cara. Salga del closet rápidamente.
3) Su imagen será fundamental en este período. Si nunca valorizó este aspecto (como buen funcionario público que fue) es tiempo de recordar que ese viejo slogan comercial “bien vestido bien recibido” tiene plena eficacia en estos tiempos. Si no sabe como hacerlo, una autoridad local que podría repetirse el plato, gustoso lo asesoraría. No espere que vuelva la moda de los 80. Deshágase de esa ropa old fashion que compró a precio contado, luego de pedir tres cotizaciones. Póngase pintas ganadoras.
4) Si cree que funcionará alguno de los 20 currículos que repartió a diestra (a sinistra no es recomendable en estos tiempos) olvídese de aquello. A usted que estuvo en el estrellato nadie le contratará por su pasado. Al contrario, podría perjudicarlo si lo cuenta con detalles. Lo único que podría funcionar es su nivel de contactos, simpatía personal o el pequeño fondo formado con pitutos extras que hizo, mientras profitó de su sostenedor el señor Fisco. Y lo que también suele funcionar es regalarles pasas para la memoria a todos aquellos tipos a los cuales favoreció cuando usted estaba entre los top ten locales.
5) La pesca es más eficiente con red. Para “pescar empleo”, hay que utilizar redes. ¿Armó las redes? ¿O ni siquiera eso hizo? Además, ahora usted es la carnada, el señuelo para el pescador, que puede ser una empresa o un head hunter (caza talentos, según una mala traducción). Debe desarrollar lo que se conoce como “empleabilidad”. Es cuando usted no sale a buscar empleo, sino que van a su casa a ofrecérselo. Pero esa capacidad tendría que habérsela ganado. Por lo tanto, si no logró seguir en el nuevo gobierno es porque es un político consecuente o fue un político incompetente.
La próxima semana les hablaré sobre la mejor forma de confeccionar un curriculum para no hacer el ridiculum y la manera óptima de enfrentar la entrevista con el psicólogo. Les prometo que revelaré los trucos más eficaces para convencer a los “loqueros” de que estamos cuerdos y hacer que algún cazador de talentos nos reclute a pesar de todas nuestras incompetencias. Será mi humilde contribución para crear el millón de empleos. Digo yo.
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