lunes, marzo 30, 2015

Políticos al por mayor

Cuando el hombre de la calle, eufemismo que suele usarse para referirse al  ciudadano común y corriente, al hombre de a pié  y que además incluye a las mujeres, dignamente representadas por la señora Juanita, se entera por la prensa que en el Congreso se está tratando un proyecto legislativo para reformar el sistema de elecciones que permite elegir a los diputados y senadores, además de entender poco o nada las razones “técnicas” ,  finalmente lo único que retendrá será que habrán más  diputados y más senadores.
Ante esto,  lo único que le queda por hacer  es lamentarse de la política y los políticos y reiterar su convicción de que son corruptos, aprovechadores y que ganan demasiado. La poca fe que les podía quedar, con esto muere. Por este tipo de cosas, la sociedad chilena castiga a los políticos y en todas las encuestas los califica como los peores de la escala. Si los delincuentes  estuvieran en estas mediciones como un segmento, éstos  serían los únicos que los superarían. Esa es la terrible y lamentable imagen que de los políticos tiene la sociedad chilena según las encuestas de los últimos años.  Nada como para enorgullecerse.
La intención del proyecto,  de modificar el actual sistema bi nominal, según se dice   “ya o da para más”, especialmente por aquello de que  favorece a las segundas mayorías lo que es injusto y perverso, parece una buena razón para el cambio. Pero a  causa de los cambios necesarios, se hace  imprescindible incrementar el territorio, lo que obliga a tener un mayor número de asientos legislativos. O sea más parlamentarios.  Es lo que nos dicen.
Asimismo, la reforma plantea necesaria una mejor representación de las regiones, o sea que su peso relativo evite una mala repartija que termine creando una asimetría entre población y representantes. Y como una mala repartición del poder político está asociada a una mayor desigualdad económica por una parte y por otra al crecimiento y persistencia de las elites, se hace indispensable aumentar el número. Es lo que nos dicen.
Y también nos dicen que el mayor costo que implica aumentar el Congreso en 47 “honorables” (35 diputados y 12 senadores) no es muy relevante y que por lo demás, con la reforma tributaria aprobada, habrá  harta platita fresca durante los próximos años.
Finalmente cuando la comunidad se entera que la reforma implica crecer en casi un 40% el total de los miembros del Congreso, todo parece una locura, un acto del teatro del absurdo, kafkiano, difícil  de aceptar, de asimilar y de entender, salvo que también sea un político, esto es, el sujeto que está ubicado en el último peldaño del reconocimiento de la sociedad organizada.
Tengo entendido que había otros proyectos alternativos que no suponían  crecer en el número de parlamentarios y que igual podían   satisfacer las necesidades legislativas. Pero, como dicen en el campo, “ y dele con que las gallinas mean”, expresión que se usa para graficar a los porfiados, a los que sin tener argumentos sólidos , lo hacen porque si no más. Por joder.

Por esto creo que estaría totalmente vigente un  viejo chiste. “Un ciudadano pasa  frente al Congreso y escucha desde su interior gritos: ladrón, sinvergüenza, vendido, coimero, hijo de p… Creyendo que era una pelea, va donde un carabinero y le cuenta lo que ha escuchado. No se preocupe le dice el uniformado, solo están pasando lista.” No hay salud. Digo yo.

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