En Chile, la calidad de la educación
es muy mala según los indicadores internacionales. Nos costó más de 20 años ingresar
a la OCDE. La razón principal de la demora dicen que fue porque en el ítem educación
estábamos al nivel de la citada Angola, compartiendo las últimas posiciones del
ranking .
Alguien bautizó a la actividad
económica exportadora solamente de recursos naturales como “la maldición de los
commodities”. Esto es, economías que viven fundamentalmente de lo que la naturaleza
les entrega, sin agregarle nada o muy poco procesamiento. Cito como ejemplo
sacar los peces del mar, molerlos y venderlos como harina de pescado. Talar los
bosques, cortar los troncos y venderlos como tablas. Sacar minerales de las montañas, moler las rocas y venderlos
como trozos más pequeños. Esto termina
siendo a la larga una verdadera maldición. No se aprende nada y se sigue siendo
por siempre un país subdesarrollado. O a lo más en vías de desarrollo en un incierto
largo plazo. Desde luego que esto es una
caricatura y un reduccionismo, pero que no es muy lejano de la realidad en muchos
países. Los chilenos alguna experiencia tenemos en esto. El empresario Angel Fantuzi suele decir que
“no fabricamos ni palitos para la ropa”.
¿Y entonces, por qué no liberarnos de la “maldición” y
empezar a fabricar algo significativo? No
es fácil. No sabemos cómo, no tenemos la tecnología, no hacemos investigación y
no tenemos los fondos suficientes. En el
presupuesto de la nación, el ítem I+D es un mero “saludos a la bandera”. Además, esto de querer ser desarrollado hay que
iniciarlo en la educación más primaria, en los jardines infantiles. Aquello de
que el viaje alrededor del mundo siempre comienza con un primer paso es muy
pertinente. Parecería lógico que donde
hay que poner todo el énfasis, las platas y la decisión es en la base. Hay que
regar las raíces.
Nuestra educación seguirá siendo
mala si adoptamos soluciones equivocadas. Una de ellas a mi entender es creer que
la educación mejorará haciéndola universalmente gratuita. Parece obvio que eso
no tiene nada que ver con la calidad. Es un enfoque económico, de otra
naturaleza y muy propia de las políticas
y los políticos con visión de corto plazo.
Seguiremos teniendo mala educación
y seguiremos vendiendo materias primas o a lo más semi elaboradas (cuando
tengamos ventajas) si aplicamos soluciones que no apunten en la dirección
correcta. Para ser exitosos, hay que
hacer lo que se sabe hacer y mejor que los demás. En Economía se conoce como
competencia. Ganarles a los demás, haciendo mejor las cosas. Y para hacer bien y
mejor las cosas hay que ser “muy bien educados”.
Se nos ha hecho creer que la
calidad de la educación se logrará con la gratuidad. Esto me parece es sumar
peras con manzanas. Y ya que hablamos de manzanas y nuestra vocación
exportadora de frutas, cabe recordar que
no solo hay que venderlas, éstas deben
ser sabrosas, jugosas, lucir bien y estar disponibles en el momento oportuno en
los mercados mundiales. Así debiera ser nuestra educación, de buena calidad y
venderse bien, como las manzanas chilenas. Digo yo.
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