miércoles, noviembre 05, 2014

La tía Rica

La comunidad en general sabe poco de una institución del Estado llamada  Dirección Nacional  de Crédito Prendario, entidad cuyo objetivo es otorgar crédito en forma simple y oportuna a las personas que lo requieren, resguardando las especies entregadas en garantía. Este servicio, con oficinas en casi todo Chile, hizo noticia porque unos  amigos de lo ajeno, le birlaron desde una sucursal de Santiago, varios millones de pesos afectando a unos 9.000 clientes. 
Este robo fue muy noticioso no tanto por el monto sustraído ni por la cantidad de afectados,  sino por tratarse de quien se trataba. Le habían entrado a robar nada más ni nada menos que a la famosa “Tía Rica”, nombre con el cual se le conoce a la casa de empeño a la que en general accede “el pueblo”, gente más bien modesta y eventualmente con algo de pedigree social pero apremiada por una urgencia financiera .  Lo habitual es una joyita, un recuerdo de familia de buena cuna, cualquier especie de valor (muchas veces también emocional)  que se deja en garantía por un préstamo salvador.
Pero no  voy a referirme al delito propiamente tal sino a las tías famosas que hemos tenido o creado los chilenos y que seguramente también existen fuera de nuestros límites. Y en este sentido,  la Tía Rica - la del suceso narrado -  es un personaje que ya pertenece al folklor nacional.  Prácticamente no hay chileno que no conozca a la Tía Rica, nuestra parienta con billetes que nos puede sacar de un pequeño problema financiero urgente cuando andamos  cortos de plata.  Y como es,  afortunadamente muy rica, nunca tiene problemas de caja, siempre tiene fondos de sobra y una muy buena llegada con el Banco del Estado posiblemente con cuenta corriente con un buen sobregiro. Para que nunca se note pobreza. Pero esta tía que nos ayuda en la emergencia es muy severa, si no le devolvemos lo que nos prestó “topón p´a dentro”. A pesar de esto, el pueblo ama a la tía rica, porque es solidaria y está cuando las papas queman.
Pero esta Tía Rica tiene competencia. Mejor dicho tenía competencia ya que hubo otra muy famosa tía - también muy rica  en su juventud,  según se cuenta-   la llamada, Tía Carlina, una meretriz  de fama internacional de los años 50 - 60 ,  cuyo lenocinio,  me han contado,  que estaba en calle  Vivaceta 1226 y que era frecuentado por importantes políticos, empresarios y  artistas. Se cuenta incluso que en una oportunidad, el famoso galán francés Alain Delón, pasó por los salones en una noche de desenfrenado carrete. Por cierto que una de las curiosidades que tenía  el selecto prostíbulo capitalino  era que muchas de las damas de compañía eran hombres vestidos de mujer.
Y no puedo dejar de mencionar aquí a otra famosa tía chilena, oriunda de Peralillo. Me refiero a Fidelicia  Carmela Margarita Eduvigis del Sagrado Corazón de Jesús, mi espectacular pariente mundialmente conocida con su nombre de batalla Fide. Gran parte de su vida y sus increíbles aventuras las conté en el libro La verdadera historia de mi Tía Fide.  Solo diré  que esta anciana (respetuosamente) sigue vivita y coleando en alguna parte del planeta - donde la cosa esté caliente- y sus servicios sean requeridos con urgencia.
Finalmente no puedo tampoco dejar de citar a la tía Sonia la mamá del olímpico Massú ni a una famosa tía, esta vez peruana. La conocida Tía Julia. La tía política de la cual se enamoró y luego se casó con ella el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a pesar de ser 14 años  menor que ella. Como suele decirse, en la guerra y en el amor todo está permitido. Digo yo.

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