Esto
a puesto nerviosos a los nuevos gobernantes. Ya agotaron la fase de las
explicaciones, como la clásica fórmula de echarle la culpa al gobierno anterior
o que ya habían advertido durante la campaña, que se veía venir un proceso depresivo. Decían saber que la economía chilena desde el
2014 hacia adelante, se pegaría un “frenazo” importante, situación que costaría
mucho recuperar pues también había
causas externas inmanejables.
Agotada
esta primera fase, que ya ha terminado
siendo una suerte de tradición republicana en cada cambio de gobierno, ahora se
ha comenzado a elaborar la estrategia para resolver lo más urgente: generar
empleo, hacer inversiones y fomentar el consumo.
Una
comisión amplia de expertos trabaja duro para encontrar una fórmula salvadora.
Se comenta que ya estaban en estado crítico porque no sabían cómo resolver el
puzze pues los resultados económicos seguían sin dar tregua cuando afortunadamente
uno de ellos tuvo una idea genial. Fue
un S.O.S. salvador ¡ Hay que invocar a
Keynes!
Se
refería por cierto a John Maynard Keynes (1883-1946) un economista inglés que desarrolló una
interesante teoría en su libro “Teoría general del empleo, el interés y el
dinero”. La máxima validación que logró su
teoría fue cuando ésta inspiró al presidente Franklin Délano Roosevelt en el
programa de recuperación económica de
los Estados Unidos tras la Gran Depresión
del año 30, el famoso New Deal (Nuevo
Trato). Keynes desafió el paradigma económico dominante al señalar que el
ingreso total del país está definido por la suma del consumo y la inversión y
en una situación de desempleo y capacidad productiva deprimida, solamente
pueden aumentarse el empleo y el ingreso total incrementando primero los
gastos, sea esto en consumo o en inversión. Para eso, abogaba por políticas
económicas muy dinámicas por parte del Estado, por ejemplo, a través de fuertes gastos en obras públicas.
Eureka…Eureka…dicen
que dijeron varios en el gobierno. Olvidarse un poco del sector privado y del principio
de la subsidiariedad y hacer crecer a Chile
con obras públicas. Al más puro estilo keynesiano, lo que sea necesario para poner
de pié a Chile (como la Teletón) para que no falte el empleo y no baje el
consumo. Hay que desarrollar la Aplicación Papa Fisco Pay.
Realmente
esto sorprende, no porque se haya adoptado la fórmula de Keynes, sino porque no cuadra mucho con lo que dijo el
gobierno al asumir, en el sentido que sabía perfectamente bien que el país había
entrando en un proceso recesivo desde fines del año 2013. Pero a pesar de eso, igual insistieron en proyectos confrontacionales y difíciles como una
amplísima reforma educacional, una confusa reforma tributaria y una reforma constitucional
de dudosa utilidad práctica. Era la oportunidad de armonizar y no confrontar.
Crear seguridades y no incertidumbres. Crear consensos y no pasar aplanadoras. Coordinarse - como recién lo está haciendo- con el sector privado, que son los que verdaderamente
arriesgan su capital, dan el empleo y hacen las inversiones. Un sector que
aporta muchísimo más al PIB que todo el
Estado.
En
un clima de incertidumbre económica, era
el peor momento para cambios estructurales profundos. Lo razonable era esperar o bajar la intensidad y el alcance de
las reformas. Por ejemplo en Educación, pudieron haber concentrado toda la
energía solo en mejorar la calidad de la Educación Pública y nada más. En
Economía hay que disparar con rifle no con escopeta. Digo yo.
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